LA HABANA, Cuba, marzo, 173.203.82.38 -Los gemelos de 16 años de edad, Yordi Emmanuel y Yoan Damián Pardo Contreras, serán llevados a juicio acusados de desorden público. Ambos fueron arrestados por agentes policiales de la 4ta unidad del Cerro, cuando reprimieron “una lamentable y fanática reacción del público” espectador, durante el juego entre los equipos Industriales y Pinar del Río, el pasado 1ro de febrero, en el estadio deportivo Latinoamericano, de La Habana.
Yordi salió en defensa de su amigo Robín; Yoan, en defensa de su hermano. Su madre, Josefa Caridad Contreras Mequeira, pide “clemencia y justicia para estas criaturas que comienzan a vivir ahora”. Ambos son buenos estudiantes y no tienen antecedentes penales. Nunca sus comportamientos en el barrio llamaron la atención de las autoridades policiales.
Caridad no entiende por qué dejaron en libertad a unos, sin hacer una investigación a fondo, y detuvieron a otros. Actualmente están recluidos 4 personas, de las 62 que fueron arrestadas esa noche. Así que ella se pregunta si en verdad todos somos iguales ante la ley.
Tradicionalmente la policía resuelve estos casos sin llegar a los tribunales, en virtud de la facultad que les reconoce la ley penal, de imponer al infractor una multa administrativa, y de las disposiciones contenidas en el Decreto 141, de 24 de marzo de 1988, sobre Contravenciones del Orden Interior.
Contreras Mequeira también se siente engañada. El instructor del caso, el capitán Yuniel Batista, le aseguró que sus hijos pronto estarían en la calle y que no era necesario contratar un abogado. Sin embargo, desde ese momento el instructor sabía que serían llevados ante el tribunal.
Es común en Cuba que los instructores penales digan a los familiares de los acusados que “no tendrán problemas”, cuando en realidad serán procesados. Quizá sea por desconocimiento, o como una forma de ganar la simpatía de la familia, o tal vez sea simple maldad.
Después de 24 horas de detención, al acusado se le asigna un instructor y tiene grandes posibilidades de ser llevado ante un tribunal. A las 72 horas, el caso pasa a manos de la fiscalía, y si pasa detenido 7 días, de seguro será juzgado.
También es cierto que el desorden público es una acusación menor. Se tramita por un procedimiento especial y rápido, que admite la ausencia del abogado defensor. Sin embargo, en el caso de los hermanos Pardo Contreras, las autoridades decidieron aplicar la figura agravada del desorden.
Según esta noma, el que injustificadamente, en lugares públicos, espectáculos o reuniones numerosas, de cualquier forma altere el orden, puede ser sancionado con privación de libertad de 1 a 3 años, o con multa de entre 300 y 50 mil pesos.
Sin embargo, no queda claro el motivo por el cual las autoridades decidieron procesar judicialmente a estos hermanos. Robín, el amigo que primero resultó detenido por los agentes de la 4ta Unidad del Cerro, y por el cual uno de los hermanos salió en defensa, fue absuelto, o por lo menos no le comunicaron que sería juzgado.
Caridad pregunta por la justicia de este país y piensa que la verdadera intención de la policía es complicar a sus hijos en prisión. Las autoridades policiales niegan darles fianza. El 1ro de marzo, los hermanos ingresaron en el establecimiento penitenciario para menores “Jóvenes pequeños”, en el municipio Cotorro.
“Nos quieren enredar y bien enredados”, escribió Yordi a su madre. “Mamá, no quisiera escribir porque sé que al final vas a leer este pedazo de papel, pero tengo que hacerlo para poder expresar lo que siento al estar preso”, subrayó el adolescente.
Su madre está preocupada. Yoan Damián tiene una lesión en el sistema nervioso central y, desde los 2 años de edad, recibe asistencia médica y siquiátrica por trastornos de la conducta, con medicación permanente. “No le están dando las medicinas que le controlan la agresividad, el mal carácter y la depresión, el encierro lo tiene descontrolado”, dice.
Yordi Emmanuel no se está alimentado bien y dice querer morir antes de continuar encerrado. “Tengo deseos de llorar y no puedo, ayer no pude dormir pensando en ustedes y hoy me levanto más triste, porque llevo un mes y dos días presos, deseo tanto que llegue la visita de aseo para poder ver a mi mamá”
Contreras Mequeira, una madre soltera e hipertensa, de 47 años, no quiere ver que sus hijos pierdan en la cárcel lo que le queda de niños y algo de adolescentes. “Muchos dicen que esta juventud está perdida. No, la están echando a perder” afirma con una mezcla de rabia y tristeza. “No sé a dónde ir ni en quién confiar para que me ayuden con esta injusticia cometida por nuestra revolución”, concluye entre lágrimas.