LA HABANA, Cuba, diciembre (173.203.82.38) – El viernes 10 de diciembre, al salir de la casa, los agentes de la policía política lo esperaban y, sin discreción alguna, lo siguieron. Doscientos metros más allá, otros policías continuaron la tarea. El relevo, en Calzada y K, también lo mantuvo en su campo visual hasta que entró en el Centro de Información de la Sección de Intereses de Estados Unidos, que brinda servicio público de internet.
El Parque Villalón, escenario en otros años de la principal actividad prodemocrática por el Día de los Derechos Humanos, estaba copado, así como las bocacalles, por oficiales de la “pesada”, autos patrulleros y carros jaula. Esa mañana cambió el peculiar sonido de la ciudad al despertar, por el de unas bocinas que arrojaban canciones revolucionarias, mientras se vendían cervezas y refrescos en el lugar. El reggaetón también se hizo presente.
La tarde anterior más de sesenta Damas de Blanco y sus acompañantes eran interceptadas en el Vedado por una turba donde había adolescentes uniformados, dirigidos por hombres de civil, que con teléfonos celulares seguían la marcha silenciosa e indicaban la táctica a seguir.
A media mañana llegaron jóvenes de la Federación Estudiantil Universitaria y de equipos nacionales de deportes de combate. Recogieron disciplinadamente carteles con fotos de las víctimas del avión de Barbados (1976), que le entregaron miembros del partido comunista, mientras esperaban el acto principal, o la llegada de los manifestantes prodemocráticos.
En la barriada de Diez de octubre, a esa hora, se reportaba la detención de cinco personas, y un periodista independiente era acallado por la fuerza. En Arroyo Naranjo otros activistas también eran retenidos. En el poblado del Cristo, en el oriente del país, una manifestación progubernamental atacaba a un pequeño grupo de simpatizantes prodemocráticos, hiriendo al menos a tres mujeres. También se reportaban actos de repudio en Camagüey y Palma Soriano, con algunas detenciones temporales.
A las once llegaron los demócratas tomados de los brazos. Bajaron por la calle C y doblaron en Calzada. Ahí se formó la bronca y el empuja empuja. Los manifestantes pro democracia fueron metidos a la fuerza en autos patrulleros y sacados del área.
Al mediodía llegaron las cajitas con el almuerzo para la organizada turba “espontánea” y los policías. Poco después comenzaría el acto político con consignas revolucionarias y la lectura de la Declaración de los Derechos Humanos. Al terminar el acto continuó la música, la cerveza y hasta se organizó una conga, siempre bajo el ojo de los policías.