LA HABANA, Cuba, diciembre (173.203.82.38) – “El canciller de Cuba, Bruno Rodríguez, apoyó al presidente boliviano Evo Morales, en la sesión final de la Conferencia de Cambio Climático COP 16, la noche del 10 de diciembre, en Cancún, México”. Fue el titular del noticiero de la televisión nacional.
Se transmitió esa intervención, además cariñosa, hacia la homóloga mexicana y presidenta de la sesión, Patricia Espinosa, en un lenguaje ausente del tono agresivo empleado en Copenhague COP 15, reflejo de aceptación del documento final, pero sin expresarlo. Para quien conozca la ejecutoria del gobierno cubano era obvio el difícil malabarismo, habían votado a favor, pero el televidente común podía pensar que Cuba lo había hecho en contra o se abstuvo.
Se trataba de una conferencia delicada porque su predecesora se desarrolló con una intensa confrontación entre los países del Norte y el Sur, pinchados por Venezuela, Cuba, Bolivia y Ecuador, y engañados por China, uno de los principales contaminadores que no deseaba compromiso para reducir apreciablemente sus emisiones de gases. En aquella ocasión, el proyecto de documento final negociado por Dinamarca fue boicoteado; posteriormente Fidel Castro publicó sus descarnadas Reflexiones, insultando al Primer Ministro de ese país y otros altísimos dignatarios internacionales.
En esta ocasión, la tropa de choque dirigida por Evo Morales se posicionó en el Foro Global de la Vía Campesina por la Vida, con 300 organizaciones de agricultores e indígenas de 76 países, que aprobó la Declaración de Cancún, basada en la adoptada en similar evento en Cochabamba, Bolivia, en abril, en defensa de la Pacha Mama –Madre Tierra. Como se sabe, el Presidente boliviano intervino en el segmento de alto nivel de la Asamblea General de la ONU en septiembre pasado para presentar sus “geniales” propuestas. Todavía se recordaba vívidamente sus acusaciones contra los países desarrollados y el imperialismo ejemplificados con sus pasmosos alegatos de que “el pollo que comemos está cargado de hormonas femeninas. Por eso, cuando los hombres comen pollo tienen desviaciones en su ser como hombres. La calvicie que parece normal es una enfermedad de Europa, casi todos son calvos, y esto es por las cosas que comen, mientras que en los pueblos indígenas no hay calvos, porque no comemos otras cosas”. Esas y otras afirmaciones provocaron hasta el abandono de la conferencia por antes entusiastas viajeros, especialmente de Europa, y remotos lugares del mundo.
Evo se trasladó temprano a la sede de COP 16 para exponer sus teorías, ya depuradas por sus amigos de los disparates más escandalosos. Simultáneamente soliviantaba a sus seguidores. Al concluir su Foro, calificó los acuerdos como un Cancunazo por la vida del planeta, frente a la supuesta falta de consenso de la Convención Marco de las Partes de ONU sobre Cambio Climático (COP 16) que denominó Cancunague. Pero el chasco ha sido estrepitoso. Bolivia fue el único país en contra de la Declaración Final. Ni siquiera Chávez y Daniel Ortega lo arroparon.
Existe opinión mayoritaria de que la Declaración de Cancún deja cuestiones muy importantes por definir, y no es vinculante. No obstante, hubo voluntad de acercar posiciones y no llegar a otra confrontación rupturista como en Copenhague, para sentar las bases de COP 17 que se celebrará en Durban, Sudáfrica, el año próximo. Los anfitriones se esforzaron por lograr el mejor ambiente negociador posible, particularmente el Presidente Calderón.
Novedoso en esta ocasión ha sido el cambio de actitud del gobierno cubano, al mostrar una imagen más constructiva en la arena internacional. Ya Fidel Castro había dicho que Bruno es capaz de hacer el solo sus discursos. ¿Se trata de una nueva forma de elevar al ministro y cuando no convenga quitarle la escalera?
Recuérdese lo que pasó a Felipe Pérez Roque, que sirvió con su impronta de barricada y sus adláteres vociferantes, cual bufón de corte empeñado a escalar. En realidad, las autoridades cubanas necesitan abrirse espacio en el mundo del siglo XXI, pues su propia guerra internacional no contribuye a procurar medios para remontar la aguda crisis interna.
En fin, Evo llevará su protesta por la decisión de Cancún al Tribunal Internacional, según expresó. Indudablemente desea crear un notable precedente, otro ridículo.