LA HABANA, Cuba.- En el caso de Diego Armando Maradona y De zurda, (Telesur) el culto a la personalidad ha sido a ultranza, pese a que el programa fue supuestamente concebido como fuente de información especializada y diversa sobre el desarrollo de la Copa Mundial de Fútbol celebrada en Brasil, que terminó el 13 de julio.
Lejos de eso, De zurda consistió en divagaciones del antiguo astro según por dónde lo llevara su estado neuroquímico de ese momento. A veces, por ejemplo, ante una foto de Fidel Castro, balbucía algo ininteligible, se quedaba pasmado y solo atinaba a tirarle un besito a su ídolo.
En otras ocasiones podía ponerse feroz y duro de verba, como cuando llamó a Pelé y a Franz Beckenbauer “cadáveres que habían salido de sus féretros”, que mejor se hubieran quedado callados, pues de todas formas la FIFA les seguiría pagando, cuando estos dos ex futbolistas opinaron sobre el caso Luis Suárez.
Por supuesto, como todo ególatra de su calibre, no hay nada peor que alguien que pueda hacerle sombra. Así que Lionel Messi sencillamente le partía el alma.
Si bien nadie duda de que Diego Armando Maradona ha sido un deportista de los más eminentes de la historia, también su grandeza estuvo siempre empañada por un carácter volátil, por relaciones difíciles con las autoridades del fútbol, por el uso de sustancias prohibidas y el abuso de drogas, por declaraciones arrogantes e injustas y por interminables problemas judiciales de todo tipo.
Seguramente por eso resulta tan genial aquello que alguien escribió una vez, acaso en un grafiti: “Tiembla la Pepsi, Maradona toma Coca”. Mejor imposible.
No es que haya exagerado solo con las drogas, la bebida y la comida. Exagera con todo.
Enredando el mundo
Ya el tema del programa anunciaba politiquería desde sus primeros versos (“Cuando el mundo está al revés mejor pegarle de zurda”), pero la combinación del argentino Maradona con el uruguayo Víctor Hugo Morales redondeaba la ecuación, no solo porque éste hubiera sido el narrador del histórico partido en el que el Pibe de Oro marcó dos de los goles más recordados en la historia de los mundiales, uno conocido como “La mano de Dios” y otro como “El gol del siglo” (también como “Mejor gol en la historia de la Copa Mundial de Fútbol”), sino además por el historial izquierdista y anti-FIFA de Morales.
El que algunos llaman “el relator deportivo por excelencia de habla hispana” describió aquel segundo gol de Maradona con frases encendidas que iban desde “¡Dios Santo, viva el fútbol!” hasta “¿De qué planeta viniste para dejar en el camino a tanto inglés, para que el país sea un puño apretado gritando por Argentina?” y “¡Gracias Dios, por el fútbol, por Maradona, por estas lágrimas!”.
Bueno, por algo en Telesur algún efervescente llamó al tándem “Dios y el Poeta”, y la verdad es que, en lo que respecta a arrogancia, desfachatez y panfleto, Dios le ganó sobradamente al Poeta en las gambetas, zapatazos y coces que repartieron en De zurda.
Pero también es cierto que el argentino, no contento con ser Dios (o por lo menos, sin duda alguna, uno de los “dioses” deportivos del mundo), quiere también ser poeta. Al menos eso parece con sus metáforas, exageraciones y fantasías verbales, como cuando califica a Fidel Castro como “el único político respetable”, o propone alzarle “un monumento grande como el mundo” por lograr que la comida en Cuba alcance para todos sus habitantes. Vaya licencias poéticas que se toma.
Aun más, excitado por sus propias palabras, llega a la sobredosis: “Es el padre de todas las revoluciones que emprenda la gente que quiera salir adelante”.
Sobre la medicina cubana es otro panegirista supremo (“Cuba tiene los mejores médicos del mundo”), aunque la estancia que hizo en nuestro país para tratar su adicción a las drogas, más que buenos resultados, parece haberle ocasionado mayor afición por las juergas y una óptima ocasión para fotografiarse con una boina al estilo Guevara, fumando un tabaco y envuelto en la bandera cubana, además de tatuarse una imagen del Che en el hombro derecho y una de su Comandante en Jefe en el tobillo izquierdo.
Ya en un artículo publicado en Cubanet por León Padrón sobre De zurda, el periodista hablaba sobre la decepción de muchos aficionados con el programa y con el mismo Maradona, a quien consideraba que se había propinado un tremendo autogol. Sin duda alguna.
Por supuesto, Telesur considera —siguiendo esa mística revolucionaria de convertir las derrotas en victorias y hacer mucho con nada— que De zurda fue todo un exitazo y acaso uno de los mejores programas de la televisión mundial. Y Diego Armando, orgullosísimo, como buen barrilete (en su acepción de cometa o papalote) cósmico, como lo llamó Víctor Hugo Morales, debe estar volando muy alto por los cielos en su gloria de rosca izquierda, muy alto.