El diario de la capital estadounidense The Washington Post publica un editorial sobre la muerte del opositor cubano Oswaldo Payá donde se pregunta qué había en una simple petición como el Proyecto Varela que tanto miedo le dio a Fidel Castro.
El rotativo recuerda que la constitución de Cuba establece que una ley puede ser propuesta por los ciudadanos si reúne 10.000 firmas o más y Oswaldo Payá logró 11.020 firmas en mayo de 2002. El Proyecto Varela, que reunió esas firmas, era, según Payá “un movimiento ciudadano por el cambio pacífico”, exigiendo garantías de la libertad política en Cuba.
The Washington Post relata como Castro organizó la represión durante la Primavera Negra en 2003, donde fueron detenidos 75 opositores, muchos de ellos amistades de Oswaldo Payá.
El Proyecto Varela es un documento lógico y elegante que amenazó profundamente al régimen de Castro. En primer lugar, dice el diario, la petición exigió garantías de la libertad de expresión y de asociación, la amnistía para los presos políticos y la autorización de empresas privadas. Por último, la petición convocó a elecciones competitivas y los candidatos elegidos directamente por el voto popular, rompiendo el control del estado por parte del monopolio partidista.
Castro silenció el Proyecto Varela, dice The Washington Post, aunque “las metas eternas de la petición son todavía relevantes en la búsqueda de la verdad sobre la muerte del señor Payá y activista Harold Cepero” e insisten en que “Payá golpeó donde el régimen es más vulnerable: en su legitimidad para gobernar desde arriba”.
Y precisamente por eso, aunque no fue encarcelado, el señor Payá había sido objeto de amenazas de muerte durante tanto tiempo, afirma el diario y agrega que “las extrañas circunstancias de la muerte de Payá y Cepero exigen una investigación que no esté contaminada por las autoridades cubanas. Esa investigación debe abordar preguntas serias acerca de si el coche en el que los hombres viajaban fue embestido por detrás por un vehículo con placas del gobierno, como asegura el conductor del coche, Ángel Carromero”.
El editorial recuerda que 10 senadores estadounidenses han pedido esa investigación, como desea la familia de Payá, y así hizo también el Departamento de Estado, mediante su portavoz Victoria Nuland: “El pueblo de Cuba y las familias de estos dos activistas merecen un recuento claro y creíble de los hechos que dieron lugar a las muertes trágicas.” Por lo que The Washington Post concluye con una interrogante: “¿Quién va a tener el valor y los principios de Payá y conducir una investigación para extraer la verdad de Cuba?”
- Martí Noticias