MADRID, España.- El economista Emilio Morales, presidente de Havana Consulting Group y vicepresidente del laboratorio de ideas Cuba Siglo 21, desarrolló un estudio en el que expone las razones detrás de la actual crisis de alimentos en Cuba, en general, y de los productos cárnicos en particular.
El dossier, titulado “GAESA prefiere importar carne que producirla”, y publicado por Cuba Siglo 21 este domingo 26 de noviembre, pone de manifiesto que la principal causa de esta crisis es la política económica del régimen cubano, que ha favorecido a los intereses de la oligarquía representada por GAESA, el conglomerado empresarial de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR).
Morales recuerda que, cuando en 2010 el Gobierno cubano anunció un proceso de reformas para la transformación de la economía, uno de los objetivos fundamentales era estimular la producción agrícola nacional para disminuir la importación de alimentos. Sin embargo, el dossier demuestra que este objetivo no se ha cumplido.
En 2022, Cuba tuvo que importar el 90.2% del pollo consumido, un aumento de 131.20% respecto a 2010. El valor en dinero de estas importaciones también ha aumentado, pasando de 291.06 millones de dólares en 2010 a 672.96 millones de dólares en 2022.
Morales explica que el fracaso del proceso de reformas se debe a que GAESA ha bloqueado a los productores privados de alimentos, sean campesinos o inversionistas extranjeros.
En el dossier se cita el caso de una empresa líder de la producción de pollo en Centroamérica y el Caribe que presentó una propuesta de inversión por valor de más de 200 millones de dólares para construir una planta de procesamiento de pollo en Cuba. Esta planta habría satisfecho la demanda nacional de pollo y generado un exceso para la exportación a otros mercados.
Sin embargo, la propuesta fue rechazada por las autoridades cubanas, que prefirieron continuar importando pollo congelado del extranjero. Morales afirma que esta decisión se tomó porque GAESA no quería compartir las ganancias de la inversión con el inversor extranjero y porque quería mantener el control monopólico de los canales de comercialización de carne de pollo en el país.
Las largas colas para adquirir pollos de importación a precios exorbitantes podrían evitarse si la oligarquía priorizara el desarrollo nacional sobre las ganancias monopólicas de GAESA.
El dossier concluye que la crisis de alimentos en Cuba es el resultado de un régimen de gobernanza que favorece a los intereses de la oligarquía y que bloquea el desarrollo de la producción nacional.
Ante esta situación, el especialista propone liberar plenamente a los campesinos privados, permitiéndoles exportar e importar libremente y buscar inversionistas directos. Esto, argumenta, desencadenaría un resurgimiento de los mercados con alimentos abundantes y a precios asequibles. Alerta que la actual sociedad cubana no es “de los humildes, por los humildes y para los humildes”, como proclama la propaganda castrista, sino un sistema oligárquico improductivo que bloquea el desarrollo nacional y descuida las necesidades básicas de la población.
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