GUANTÁNAMO, Cuba. – Este 10 de enero se cumplen 130 años de la muerte del eminente escritor, investigador, historiador, profesor universitario, periodista y bibliógrafo cubano Antonio Bachiller y Morales, suceso que ocurrió en La Habana en 1889.
Hijo de un teniente coronel del ejército colonial, Antonio recibió una fuerte influencia familiar sobre el respeto que debía ofrecer a la corona española. Sin embargo, con el tiempo, supo hallar su propio camino en busca de la libertad de su patria.
Entre los estudios realizados por Bachiller y Morales se cuentan los que realizó en el Real y Conciliar Colegio Seminario de San Carlos, donde se graduó en 1829. Posteriormente ingresó en la Real y Pontificia Universidad de La Habana, donde estudió Metafísica, Moral y Lógica. En 1831 recibió la calificación de sobresaliente al graduarse como bachiller en Derecho Civil y seis años después obtuvo el título de Licenciado en Derecho Canónico con notas sobresalientes. En 1838 se trasladó a Puerto Príncipe (Camagüey), donde se graduó como abogado. Además de sobresalir en esos estudios se dedicó a investigar sobre la América precolombina. Fruto de esas investigaciones fue su libro “Antigüedades americanas y Cuba primitiva”.
Escribió una veintena de obras, entre las que se hallan las de naturaleza pedagógica y ensayos filosóficos, jurídicos y políticos hasta las de poesía y comedias.
También ocupó importantes responsabilidades en instituciones culturales, científicas y docentes como el Seminario de San Carlos, la Sociedad Económica de Amigos del País, la Sociedad de Historia de Nueva York y la Sociedad Económica de Puerto Rico.
Otro patriota cubano marcado por la intolerancia y el exilio
Bachiller fue uno de los patriotas cubanos que se hallaban en el teatro Villanueva de La Habana el 22 de enero de 1869 cuando se ofreció una función de teatro bufo con el objetivo de recaudar fondos para respaldar la lucha independentista iniciada por Carlos Manuel de Céspedes el 10 de octubre de 1869.
La exaltación patriótica de los asistentes a la función y los gritos de “¡Viva Céspedes!” y “¡Viva Cuba Libre!” provocaron la intervención del Cuerpo de Voluntarios -una fuerza semejante a las Brigadas de Respuesta Rápida creadas por el castrismo para reprimir cualquier intento de oposición- cuya crueldad provocó varios muertos y heridos.
Tras la sangrienta represión comenzaron los allanamientos a las viviendas de numerosos cubanos. Uno de los detenidos fue José María de Mendive, el querido maestro de José Martí.
Sospechoso de ser infiel a la corona española, Bachiller tuvo que emigrar con su familia hacia Estados Unidos, estableciéndose en Nueva York. Allí permaneció nueve años, colaborando con importantes medios de prensa del continente. En 1875 prologó las obras de José María Heredia, el primer gran poeta americano, publicadas en Nueva York.
Su figura en la actualidad
Muchos estudiosos estiman que la obra de Bachiller y Morales está a la altura de la de otros grandes cubanos. Sin embargo, el habanero continúa siendo un desconocido para muchos compatriotas. ¿Puede ser de otra forma cuando en sesenta años el castrismo no ha creado siquiera una colección de autores clásicos cubanos, entre los que sin dudas está Bachiller y Morales? ¿Cómo se puede recordar a un hombre de tal altura intelectual y patriótica si su obra no se da a conocer?
Aunque el gobierno cubano declaró como “Día del Bibliotecario” el 7 de junio -precisamente en su honor, por ser la fecha de su nacimiento-y la Sociedad Cubana de las Ciencias de la Información creó en 1995 el sello conmemorativo Antonio Bachiller y Morales para homenajear a las instituciones y personalidades que se destaquen por sus méritos en la actividad bibliotecaria e informativa, la verdadera veneración a la memoria de un cubano como este pasa, ante todo, por dar a conocer su vida y su obra y por inculcar a todos los cubanos la necesidad de seguir su ejemplo, algo que, indudablemente, no ha sucedido en la Isla.