LA HABANA, Cuba, marzo, 173.203.82.38 -El anuncio de Raúl Castro acerca de su posible jubilación dentro de 5 años, ha sido para muchos capitalinos un signo de esperanza. “Al menos hubo confirmación pública de que no estará en el poder todo el tiempo que le queda de vida”, reflexionaba Roberto, un ingeniero mecánico, residente en la Habana Vieja.
“Hubiese deseado escuchar que no continuaría ahora mismo en la presidencia, pero eso era demasiado pedir. Espero que cumpla su promesa y en 2018 ceda el paso al recientemente nombrado primer Vicepresidente del Consejo de Estado, Miguel Díaz- Canel, o a cualquier otro de la camarilla que no sea de los históricos”, agregó Roberto.
No pocos cubanos están convencidos de que con el sucesor, las transformaciones cobrarán mayor alcance. Personalmente pude ser testigo de varias reflexiones en torno al asunto, en una improvisada tertulia donde participaba media docena de personas, entre los 40 y los 50 años de edad.
“Raúl Castro no va a soltar las riendas. Para decir mentiras, ¿quién mejor que ellos? El otro (Fidel Castro) salió del puesto por enfermedad, de lo contrario, todavía estuviera ahí. Por cierto, el tipo está hecho leña. La vejez le ha pasado factura ¡y de qué manera!”. Así se expresaba Leonel, trabajador por cuenta propia.
Por su parte, José Juan enfatizó su convencimiento de que las cosas van a cambiar en un plazo menor de 5 años: “Esto está peor de lo que ustedes se imaginan. A mí no hay quien me haga un cuento. No me las sabré todas, pero desde hace tiempo le sigo la pista a las cifras del desastre y al final no les quedará más remedio que echar a un lado el socialismo. No se confundan, ni se crean que lo que viene es maravilla. Seguiremos siendo pobres por los siglos de los siglos y a expensas de las reglas de un capitalismo salvaje”, sentenció.
En la misma tesitura, tomó la palabra Ignacio, subrayando las anteriores ideas. “Muchísima gente cree en un futuro mejor, dentro de 5 ó 10 años. Eso depende de muchas cosas. Lo mejor para unos puede ser lo peor para otros. La vida no es fácil. Además, no se olviden del más de medio siglo de improvisaciones y disparates. Arreglar esto costará Dios y ayuda, mucha ayuda”.
Armando, otro de los tertulianos, estimó que los cambios autorizados por Raúl son las primeras piedras de un sistema diferente: “Algo es algo. No importan los motivos por lo que han puesto en marcha este proceso, lo importante es que la gente tenga otras vías para sobrevivir, aunque persistan las trabas y la corrupción. Yo creo que Raúl, es un mal menor, aunque tampoco es santo de mi devoción. Caballeros, no queda otro remedio que seguir en la lucha, cada cual a su ritmo, pero sin darle mucha cabida a las falsas ilusiones”.
Por mi parte, también expuse mis criterios y tras más de una hora de debate, nos marchamos hacia nuestras respectivas casas bajo los tibios colores del crepúsculo.