1

La COCO, una emisora que sigue en la preferencia

La Habana, Cuba.- Radio COCO es una prestigiosa emisora fundada en La Habana, en 1933, por el camagüeyano Luis Casas Romero, pionero de la radio cubana. Fue la primera emisora de onda corta del país y rápidamente consolidó su mérito como una de las más sintonizadas por los radioyentes.

Su inmensa popularidad se debió fundamentalmente a la vasta cultura de Casas Romero, quien además de veterano de la guerra de independencia y radioaficionado, fue un músico fecundo. Romero concibió una programación variada y amena, para todos los gustos. La COCO abarcaba los perfiles informativo, deportivo, humorístico y musical, con especial atención a la música tradicional cubana. Su Noticiero Deportivo ha sido un segmento predilecto para los oyentes de entonces y ahora, pues todavía se mantiene.

El 28 de enero de 1948 fue adquirida por el periodista Guido García Inclán, quien la convirtió en la COCO-CMCK, bautizándola con el eslogan “El Periódico del Aire”, por el cual se le conoce actualmente. De la mano de su nuevo director, quien era miembro del Partido Ortodoxo, la emisora se convirtió en un medio de denuncia contra la dictadura de Fulgencio Batista y de constante divulgación del pensamiento martiano.

Por su vocación de denuncia contra la corrupción político-administrativa, la COCO fue clausurada en varias ocasiones durante la década de 1950, lo cual provocó que García Inclán se viera obligado a ceder la propiedad de la emisora, si bien continuó trabajando en la editorial informativa.

Con la llegada de Fidel Castro al poder y la estatización de todos los medios de comunicación, la COCO también se sumó a la defensa del proceso revolucionario, aunque gran parte de su quehacer se enfocó en la difusión de eventos deportivos, asegurándose con ello la fidelidad de la audiencia.

Actualmente los programas más populares son “Sabor cubano”, “De tarde en tarde”, el Noticiero Deportivo y el segmento de anuncios a la población; así como espacios donde se transmite música mexicana, española y tangos.




Presentan anteproyecto de ley que regula a los medios de comunicación en Cuba

Cuba anteproyecto

MIAMI, Estados Unidos.- El Gobierno de Cuba presentó este martes el anteproyecto de ley de Comunicación Social para regular los contenidos en la prensa, informó la agencia de noticias EFE.

El documento, que pasará desde hoy por una consulta que debe finalizar en septiembre, no reconoce otro tipo de propiedad sobre los medios de comunicación locales que no sea el estatal, tal y como señala la Constitución.

Según el vicepresidente de la estatal Unión de Periodistas de Cuba, Jorge Legañoa, la normativa abarca la esfera institucional, mediática y comunitaria, y es el resultado de varios meses de investigación, sin ofrecer más detalles sobre el camino legislativo previo a su eventual aprobación.

El periodista, que estuvo acompañado por otros dos funcionarios de la prensa y la comunicación social cuando dio la noticia, calificó el anteproyecto como “inédito, robusto y como una oportunidad para educar al público en materia de comunicación”.

El nuevo anteproyecto de ley de Comunicación Social, dijo Legañoa, se sustenta en la Constitución vigente desde 2019, en la que se afirma que los medios nacionales “son de propiedad socialista” y “no pueden ser objeto de otro tipo de propiedad”.

La norma anunciada este lunes contiene 69 artículos e incluye una regulación que prohíbe el empleo de contenidos “para hacer propaganda a favor de la guerra, de un Estado extranjero hostil a los intereses de la nación, el terrorismo, la violencia y la apología del odio entre los cubanos, con el objetivo de desestabilizar el Estado socialista de derecho”, entre otros.

También apunta que el sistema de comunicación social del país tiene el propósito de “fomentar el consenso y la unidad nacional en torno a la Patria, la Revolución y el Partido Comunista de Cuba”, reza la nota de EFE.

Asimismo, reconoce además los ingresos generados por la publicidad como una de las vías para la gestión económica de los medios de comunicación, siempre y cuando esta no vaya en contra de “los principios que rigen” a la “sociedad socialista” de la isla.

Cuba, que carece de legislaciones sobre prensa o comunicación ya que solo están vigentes políticas en la esfera mediática dictadas desde el Partido Comunista (PCC, único, legal), aprobó el pasado mes de mayo su nuevo Código Penal en el que, entre otras cosas, sanciona con uno a tres años de cárcel a “quien difunda noticias falsas” con el propósito de “perturbar la paz internacional, o de poner en peligro el prestigio o el crédito del Estado cubano”.

Recibe la información de CubaNet en tu celular a través de WhatsApp. Envíanos un mensaje con la palabra “CUBA” al teléfono +1 (786) 316-2072, también puedes suscribirte a nuestro boletín electrónico dando click aquí.




El críptico lenguaje del neocastrismo

Cuba, Propaganda

LA HABANA, Cuba. — En los medios de información oficialistas con frecuencia usan muchos términos que tienen significados muy ambiguos para interpretarlos. Esa terminología enrevesada hace que muchas personas se queden en el limbo con las informaciones que esos medios tengan a dar.

Hay numerosas frases y palabras que podemos reseñar. Una de las más usadas hoy es “nuestro socialismo.” Cabe la interrogante de si el socialismo ha modificado su concepción intrínseca como sistema político y hay otro aquí en Cuba. De ser así, ¿cómo es “nuestro socialismo”?

Usan con frecuencia un vocablo aplicado a personas, familias o ciertas comunidades de la capital: “vulnerables.” El significado de dicha palabra es “débil, frágil, indefensa, desvalida”. Y uno se pregunta, por qué hay barrios y personas que están en esa categoría después de 62 años de una Revolución que, aseguran, fue hecha “por los humildes y para los humildes”.

Pero, últimamente, los medios oficialistas, en lugar de “vulnerables” usan la palabra “desfavorecidos” para referirse a las barriadas pobres de la capital que han sido visitadas por el gobernante Díaz-Canel y otros altos dirigentes del gobierno.

Vulnerable y desfavorecido, aunque lo parezcan, no son sinónimos, tienen significados diferentes. Entonces, dichas personas, familias o lugares son ¿vulnerables, desfavorecidos o ambas cosas?

La expresión “reafirmación revolucionaria” aparece con bastante frecuencia en los medios y en los discursos de los dirigentes gubernamentales. ¿Qué se entiende por reafirmación? ¿Ratificar lo que ya existe o es algo diferente?

En el campo económico es común escuchar a los altos dirigentes hablar de la “eficiencia de la Empresa Estatal Socialista”. Vale recordar que el país donde primero se llevó a la práctica el socialismo, la Unión Soviética, y también en sus países satélites de Europa Oriental, el sistema colapsó ante todo por el fracaso de sus economías. Hasta hoy, ningún estado con un gobierno socialista logró sus objetivos. ¿Pretende el régimen castrista lograr que Cuba avance con la fórmula de la planificación económica centralizada que ha fallado siempre? Cómo lograrlo es su gran reto, y las explicaciones que dan son tan enrevesadas que no permiten que uno se haga una idea.

Una novedad es el término “Mipyme” (Micro, pequeñas y medianas empresas). En todo el mundo se usa el término Pymes. Según cursos básicos que realicé en el Instituto de Comercio Exterior sobre Marketing, las pequeñas empresas englobarían también a las microempresas. ¿Se pretende con esta diferenciación del concepto original establecer un límite en el sistema empresarial?

Apareció en el periódico Granma del 19 de octubre de 2021 un artículo titulado Cuba tiene ya un Observatorio Social y Laboral, que firmaba Yenia Silva Correa. Allí había ciertas oraciones que no tienen una explicación concisa.

Una de ellas era: “dar seguimiento a la evolución de fenómenos, tanto sociales como laborales de impacto en la sociedad y en la economía del país”. ¿A qué fenómenos se refería?

Más adelante establece que dentro de las funciones de ese organismo oficial estaba: “el monitoreo de indicadores, el diagnóstico en función de la identificación de brechas de equidad, la realización de propuestas para solucionarlas o mitigarlas y proveer de insumos que permitan la toma de decisiones por los gobiernos territoriales.”

Aquí encontramos varias ideas sin precisión concreta: “monitoreo de indicadores”, “identificación de brechas de equidad”, “propuestas para solucionarlas o mitigarlas” (…) Todo queda en aspectos generales, pero… ¿cuáles son específicamente los problemas mencionados? No se dicen.

Y ni hablar de contradicciones, que aparecen en los medios incluso cuando se refieren a la actual Constitución de la República de Cuba.

Si bien la Carta Magna acepta el derecho a la libre expresión y a la protesta pacífica, hay apartados del texto constitucional que los limitan.

Recientemente, declararon ilícita e inconstitucional la Marcha Cívica por el Cambio convocada para el 15 de noviembre por el teatrista Yunior García Aguilera y el Grupo Archipiélago. Amenazan con procesarlos y los acusan, entre otras cosas, de querer cambiar el sistema socialista, que, según la Constitución, es irrevocable.

Entonces, ¿se puede o no expresar con libertad cualquier inconformidad? ¿Hay que ser socialistas de manera obligada?

Podemos generalizar que la gran mayoría de las concepciones que aparecen tanto en la prensa escrita como audiovisual son imprecisas, pues no aclaran, sino que más bien ocultan, el asunto fundamental al que se refieren.

Como la mayoría de la población no posee la forma de llegar al fondo del contenido esencial, es imposible conocer la realidad. Además de manipular la información, el lenguaje confuso y ambiguo hace muy difícil establecer el objetivo principal de aquello que se expresa.

Los aspectos apuntados aquí son la punta de un iceberg que conforma el galimatías informativo de la alta jerarquía neocastrista, la cual no encuentra solución real a los problemas del pueblo pero quiere brindar una imagen diferente que convenza al mundo.

La confusa terminología empleada en los medios de comunicación oficialistas no logra ocultar la realidad del desastre existente.

ARTÍCULO DE OPINIÓN
Las opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las emite y no necesariamente representan la opinión de CubaNet.

Recibe la información de CubaNet en tu celular a través de WhatsApp. Envíanos un mensaje con la palabra “CUBA” al teléfono +1 (786) 316-2072, también puedes suscribirte a nuestro boletín electrónico dando click aquí.




Orwell y la policía del pensamiento en Cuba

George Orwell, Cuba

LA HABANA, Cuba. — No lo duden: el recién anunciado Instituto de Información y Comunicación Social de Cuba (IICS) tendrá una función similar a la desarrollada por el “Ministerio de la verdad” descrito por George Orwell en su novela 1984, ese clásico de la literatura política de ficción. Algunos críticos de la censura aseguran que el nuevo engendro contará con un viso legal para defender y difundir la persecución y el amordazamiento de las expresiones adversas al régimen y a sus líderes.

Creado “con la misión de conducir y controlar la política de la comunicación social del Estado y el Gobierno Cubano”, el IICS sustituirá en sus funciones al Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT), órgano encargado durante décadas de prohibir y censurar las opiniones e imágenes contrarias al régimen y rampa de lanzamiento de la alienante propaganda socialista.

El ICRT, nombre que se le dio a partir de 1975 al Instituto Cubano de Radiodifusión creado el 24 de mayo de 1962 —fruto de la nacionalización de los medios de información fusionados bajo el nombre de Frente Independiente de Emisoras Libres (FIEL) —, fue un instrumento eficaz en la legitimación del fin de la libertad de prensa, así como de otras aberrantes políticas de la revolución.

De ahí que si el excesivo control y carácter excluyente de una institución como el ICRT no basta a las autoridades para imponer sus contenidos ideológicos y políticos a la población, Dios nos coja confesados ante lo que traerá el sucesor. Por esas y otras razones, mientras los gestores del nuevo proyecto hablan de que “irá trazando un camino legal que permita acompañar el discurso político desde una plataforma jurídica como son las resoluciones, legislaciones y decretos leyes”, algunos tienden a comparar a Cuba con la distopía social novelada por Orwell.

¿Acaso la Seguridad del Estado cubana no juega el mismo rol que la “policía del pensamiento” en pos de perseguir el “crimental” o crimen de las mentes? ¿No es por el crimen de pensar diferente que las jóvenes escritoras y artistas Katherine Bisquet, Camila Lobón y Carolina Barrero llevan más de 60 días con bajo asedio por orden de la policía política sin poder salir de sus casas? ¿No fue por pensar diferente que el multipremiado artista visual Hamlet Lavastida fue confinado en Villa Marista? ¿Por qué Félix Navarro, Luis Manuel Otero Alcántara y tantos otros están en prisión si no es por ejercer su derecho a pensar diferente y a expresar su opinión?

Si los gestores y quienes defienden la puesta en marcha del Instituto aseguran que este surge de “la necesidad de que –como establece la Constitución– se respete el derecho de los ciudadanos a la información”, ¿por qué se les censura o prohíbe a la población acceder a otros medios que muestran la otra cara de la realidad cubana? ¿Por qué se les obliga a consumir la misma visión que transmiten las cien emisoras radiales y los 42 canales de televisión territoriales del país?

Son tantos los puntos de coincidencia en el comportamiento de las instituciones cubanas y la sociedad ficcionada por Orwell en 1984 que hasta el “Ministerio de la Abundancia” tiene grandes similitudes con el de la economía cubana, al imponer un sistema planificado y conseguir que la gente viva siempre al borde de la subsistencia mediante un duro racionamiento. Más de seis décadas de socialismo castrista así lo ejemplifican.

Si el Ministerio de Verdad de Orwell “se dedica a manipular o destruir los documentos históricos de todo tipo (incluyendo fotografías, libros y periódicos), para conseguir que las evidencias del pasado coincidan con la versión oficial de la historia mantenida por el Estado”, podría afirmarse que la policía política y el Departamento Ideológico del PCC cumplen un rol similar.

En fin, para lograr que el IICS cumpla con el papel de apuntalar la dictadura, sus gestores cuentan con la posibilidad de armar un modelo de prensa que no se ha construido en el mundo, a partir de un nuevo esquema que potencie la credibilidad del sistema político y fertilice el capital simbólico de la nación, como apuntan algunos funcionarios.

ARTÍCULO DE OPINIÓN
Las opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las emite y no necesariamente representan la opinión de CubaNet.

Recibe la información de CubaNet en tu celular a través de WhatsApp. Envíanos un mensaje con la palabra “CUBA” al teléfono +1 (786) 316-2072, también puedes suscribirte a nuestro boletín electrónico dando click aquí.




Sobre multas, “bolas” y “tergiversaciones”: necesario desmentido a Granma

Granma, Multas, Las Tunas Puerto Padre

(Foto: CubaNet)

LAS TUNAS, Cuba. – El pasado 28 de enero, el periódico Granma, órgano oficial del Comité Central del Partido Comunista de Cuba (PCC), publicó un artículo donde se leía: “Desde hace algunos días corre el rumor acerca de multas de hasta 5 000 pesos que serán aplicadas a quienes no hayan dado baja en la libreta de abastecimiento a los parientes fallecidos, o que actualmente no se encuentren viviendo en Cuba”.

En el texto, el medio califica las informaciones que circularon sobre el tema de “especulación”, “bola” y “tergiversaciones de quienes gustan de crear problemas, o manipular”.

El jueves 21 de enero de 2020, CubaNet publicó un artículo titulado El racionamiento en Cuba: multas por los que se fueron, en el que señalamos: “Autoridades de Comercio Interior en el municipio de Puerto Padre, provincia de Las Tunas, informaron a la población sobre la imposición de multas de 5 000 pesos cubanos a quienes no acudan a dar baja a `los consumidores´ que se encuentran fuera del país”.

Poco después de la información desvelada por este diario, medios de prensa alternativos se hicieron eco de reportes similares procedentes de otros territorios del país.

Cabe apuntar al PCC y a su periódico Granma que la información publicada por CubaNet -la cual, lejos de matizar, suscribimos- no constituye en modo alguno “especulación” ni “bola”: reproducimos con total exactitud lo dicho por autoridades de Comercio Interior en el municipio Puerto Padre a toda la población a través de la emisora Radio Libertad, institución que, como todos los medios masivos de comunicación en la Isla, se encuentra bajo la supervisión del Departamento Ideológico del Comité Central del PCC, en este caso, bajo sus subordinados municipales.

Si Granma o el Departamento Ideológico del citado organismo dudan de la información publicada, pues que hagan una investigación al respecto en Puerto Padre y pregunten a quienes, apresuradamente, debieron dar baja “a `los consumidores´ que se encuentran fuera del país”.

Fueron los propios ciudadanos del territorio quienes fueron presionados por los informativos de Radio Libertad, específicamente, por un funcionario de Comercio Interior municipal que informó sobre la “penalización de 5 000 pesos”.

También debemos desmentir a Granma cuando indica en su artículo que “no existe una penalización de 5 000 pesos”. No es cierto. Existen penas para quienes infrinjan lo legislado respecto a los productos racionados. Y sanciones fuertes: privativas de libertad, multas, e incluso ambas.

En lo pertinente a la falsificación -entiéndase por esta cualquier alteración, ya sea por supresión o añadidos en los “documentos usados oficialmente para la distribución a la población de los artículos de uso y consumo sujetos a regulación”, léase racionados-, el vigente Código Penal es muy claro: sanciona con privación de libertad de uno a tres años o multas de trescientas a mil cuotas a los funcionarios o empleados infractores.

En el caso del infractor ser un particular, la sanción puede ser de privación de libertad de tres meses a un año o multa de cien a trescientas cuotas, o ambas. Sépase que una cuota no es un peso; puede estar integrada por uno y hasta por 50 pesos. Luego, una multa de cien cuotas de 50 pesos equivalen a 5 000 pesos. ¿No?

Existen documentos en la Oficina  de Registro de Consumidores, clasificados como “documento riguroso control”, como  el que se muestra en la fotografía. Huelga decir que su uso indebido implica delito previsto y sancionado por las autoridades de la Isla.

(Foto del autor)

Convengamos que este no es el caso. Quedemos en que Comercio Interior no estaba ni está interesado en aplicar o promover sanciones de ningún tipo, ni penales ni administrativas. Si de buena fe los clientes del comercio racionado no fueron a dar baja a los “consumidores” ausentes, la institución, de oficio, debió hacerlo.

Entonces, útil sería que el PCC -partido único que en Cuba es “fuerza política dirigente superior de la sociedad y el Estado”, según el artículo 5 de la Constitución- esclarezca cómo, por qué y autorizado por quién un empleado público adscripto a Comercio Interior, empleando un medio masivo de comunicación -en este caso Radio Libertad-, amenazó a la población del municipio de Puerto Padre con 5 000 pesos de multa por no dar baja de la cartilla de racionamiento a los “consumidores” ausentes.

Esperemos entonces que quienes realmente pusieron a circular la “especulación”, la “bola” y las “tergiversaciones” sean puestos a la vista pública. Granma y el PCC tienen la palabra. ¡Adelante!

Recibe la información de CubaNet en tu celular a través de WhatsApp. Envíanos un mensaje con la palabra “CUBA” al teléfono +1 (786) 316-2072, también puedes suscribirte a nuestro boletín electrónico dando click aquí.




Mass media vs. Trump: una cacería de brujas propia de dictaduras

trump mass media cnn jim acosta prensa periodismo medios elecciones biden estados unidos
Jim Acosta, periodista de CNN, y Donald Trump, presidente de EEUU (foto AFP)

LA HABANA, Cuba. – Las elecciones estadounidenses están lejos de terminar. Lo ha dicho Donald Trump y con él sus seguidores, que no fueron cinco ni diez, sino 71 millones de ciudadanos que aplaudieron la administración del republicano en su primer mandato y quieren que continúe en la Casa Blanca, haciendo América grandiosa otra vez.

Los entusiastas de Biden dan el triunfo por sentado y celebran como si hubieran extirpado un tumor maligno, porque esa fue la idea que los canales de noticias hundieron profundamente en el cráneo de los televidentes: de Trump había que salir como fuera. Más allá de la consternación de un bando y el júbilo del otro, el verdadero ganador de las elecciones fueron las grandes cadenas de televisión, que lograron un éxito aplastante haciendo que la gente viera justo lo que sus ejecutivos querían.

La manipulación, la componenda y el sesgo mediático sobre todas las declaraciones de Donald Trump alcanzaron un nivel que podría calificarse de conspiración, y en dependencia de cómo se resuelva el espinoso asunto del fraude electoral, incluso de criminal. Cualquier desagrado que generara la incuestionablemente pésima actitud de Trump, fue exacerbado hasta el odio por los medios de comunicación; en especial la prensa hispana que tergiversó, omitió y exageró a gusto las palabras del mandatario para inclinar las tornas en favor de un candidato demócrata que necesitó toda la ayuda posible para competir con el republicano.

A pesar del empuje de la prensa, el dinero de los magnates de izquierda y los actos de campaña con Barack Obama como plato fuerte, medio Estados Unidos se mantuvo con Trump y aún queda por comprobarse si el apoyo a Biden fue tan decisivo como se apresuraron a cantar los periodistas de toda la nación. Millones de estadounidenses se dejaron ganar por la antipatía hacia Trump para dar paso a un radicalismo político que ahora amenaza con la muerte o el ostracismo a toda figura influyente que apoyó su campaña, desde el senador Marco Rubio hasta la agrupación Los Tres de La Habana.

Esa conducta de intimidación y cacería de brujas es propia de las dictaduras. Por más que intenten legitimarla en nombre de la democracia, su objetivo parece encaminado a reducir la presencia republicana en los altos escaños del gobierno, donde el avance del pensamiento político de extrema izquierda es una peligrosa realidad.

Una vez disipada la cortina de humo que crearon los medios, los intereses de los diversos grupos sociales entrarán en pugna y a Biden le será muy complicado ser “el presidente de todos los estadounidenses”, no obstante sus buenas intenciones. Ya los medios se han dado a la tarea de recabar opiniones sobre qué esperan los votantes hispanos de su gestión, y el demócrata va a tenerla muy difícil, empeñado hasta el cuello por sus promesas de campaña.

Biden está obligado con DACA, los indocumentados y los tepesianos (aspirantes a TPS). No podrá deportar a un solo inmigrante sin que sus seguidores se lo echen en cara, y cuando le toque poner orden es muy probable que la delincuencia anarquista le obsequie una ola de destrucción que nadie podrá justificar como consecuencia de “los comentarios incendiarios y divisionistas del presidente Trump”.

Como nunca en la historia de Estados Unidos las elecciones estuvieron influidas por una prensa acomplejada que se propuso hacer tierra al mandatario de turno. Varios medios aseguran que el peor rival de Trump fue él mismo, una idea que vienen manejando desde que comenzó la carrera por la presidencia. Sin embargo, cualquier ciudadano listo entiende que cuando se tienen 71 millones de votantes a favor, el problema no puede ser exclusivamente de personalidad.

Cierto es que el ego y la prepotencia, no exentos de grosería, le pasaron factura a Trump. Joe Biden, por el contrario, empleó todos los recursos disponibles para transmitir un mensaje de empatía a sus electores, desde brindarle apapachos a las minorías hasta visitar la tumba de su hijo Beau el día mismo de las elecciones. Mientras el republicano despotricaba, Biden fue todo sentimentalismo para deleite de la prensa, que tuvo buen cuidado en resaltar el abrumador contraste entre los afectuosos abrazos del demócrata con su esposa Jill, y las palmaditas en la espalda que prodigaba Trump a Melania.

Sin embargo, y a pesar de sus fallas de carácter, el republicano arrasó con la mitad del país. Es inevitable proyectar cómo habrían ocurrido las cosas si hubiera mostrado un mínimo de afinidad; pero en ese aspecto obviamente sus asesores no pudieron con él.

La prensa, en cambio, tuvo vía libre para minimizar sus aciertos y exagerar sus defectos. Trump fue vendido como el responsable de las muertes por COVID-19 en su país, y el mandatario antiinmigrante por excelencia. En sus críticas los periodistas jamás precisaron que Trump estaba contra la “inmigración ilegal”, algo que el presidente dejó claro en sus discursos. Era más conveniente presentarlo como enemigo de todos los inmigrantes para crear un clima de opinión desfavorable, especialmente entre los hispanos.

Queda por ver cómo se las arreglarían los mass media para no culpar a Biden por las miles de muertes que puedan seguir ocurriendo a causa del coronavirus y que no dependerían de quien se siente en el Despacho Oval, asumiendo que el triunfo finalmente caiga en manos del demócrata de 78 años. Es de suponer que durante algún tiempo se escuden tras “las secuelas de la administración Trump”; pero tanto la mentira como las burdas justificaciones tienen patas cortas.

Lo más perentorio, a la fecha, es que los políticos decentes de ambos partidos reconozcan que los grandes medios de comunicación jugaron sucio, actuaron de forma deshonesta y aprovecharon cada cobertura para hacer campaña en contra de Trump, alentando la persecución de sus partidarios y dinamitando la base ética de una profesión que se sustenta en la credibilidad y la imparcialidad.

Esa circunstancia podría repetirse en el futuro con cualquier candidato que disguste a la gran prensa, no importa si como político es altamente efectivo. Por eso cada hombre y mujer de gobierno que ama los Estados Unidos debe reconocer el problema. No solo está en juego la estabilidad política de la nación, sino el bienestar de los ciudadanos y, más importante aún, la solidez de la Democracia.

Recibe la información de CubaNet en tu celular a través de WhatsApp. Envíanos un mensaje con la palabra “CUBA” al teléfono +1 (786) 316-2072, también puedes suscribirte a nuestro boletín electrónico dando click aquí.




La comunicación en Cuba es derecho de todos, limitada y administrada por el PCC

Periódico Granma. Foto Internet

MIAMI, Estados Unidos.- El Partido Comunista seguirá rigiendo la sociedad cubana, incluso regirá la política de comunicación oficial, que “traza la política general para su desarrollo y ejerce su control”, así lo hizo público un texto publicado originalmente en el sitio CubaCrece, de la gubernamental Comisión de los Lineamientos, que poco después Cubadebate reprodujo íntegro en su página.

La política aprobada dispone, entre otros principios, que “la información, la comunicación y el conocimiento” son “un bien público y un derecho ciudadano”, pero ese derecho tiene limitaciones “determinadas por la legislación establecida en materia de defensa y seguridad nacional.”

“La radio, la televisión, la prensa impresa y otros medios de comunicación masiva, así como las plataformas tecnológicas empleadas por estos, son de propiedad estatal o social (…) y no pueden ser objeto, en ningún caso, de propiedad privada”, establece la política de comunicación oficial, cuyas normas jurídicas están en elaboración.

Al respecto, también incluye la posibilidad de que su “gestión, así como la producción y comercialización de contenidos” puedan complementarse con producciones, aseguramientos y servicios a contratar con formas de gestión no estatales”.

Los “medios de comunicación masiva” serán financiados fundamentalmente por el presupuesto del Estado, pero el gobierno considera obtener ingresos por “la venta de servicios y espacios de publicidad”, patrocinios o donaciones, entre otros, aunque se trata de un aspecto este que está en estudio para “ordenar y ampliar” su funcionamiento.

Las disposiciones comunicacionales también toman en cuenta “las particularidades de las relaciones con el Gobierno de los Estados Unidos, que no ceja en su estrategia de subversión y bloqueo contra Cuba” y buscan, además, “contribuir a garantizar el consenso y la unidad nacional en torno a la Patria, la Revolución Socialista y el Partido.”

Para el gobierno cubano “la comunicación es un recurso estratégico de dirección del Estado y Gobierno, instituciones, organizaciones, empresas y medios de comunicación masiva”, exclusivamente.

Recibe la información de Cubanet en tu teléfono a través de Telegram o WhatsApp. Envíanos un mensaje con la palabra “CUBA” al teléfono +1 (786) 498 0236 y suscríbete a nuestro Boletín dando click aquí.




Freedom House: Cuba, uno de los países con menor libertad de prensa del mundo

Freedom House
Freedom House, La libertad y los medios de comunicación 2019

MIAMI, Estados Unidos.- En su informe sobre La libertad y los medios de comunicación 2019, Freedom House señaló que Cuba, Venezuela y Nicaragua, se mantienen entre los países con menor libertad de prensa.

El reporte, presentado este miércoles, otorga a cada nación una puntuación que va del 0 al 4, siendo 0 “no libre” y 4 “libre”. Cuba, Venezuela y Nicaragua aparecen en la categoría 1.

La isla subió del 0 al 1 en 2015 y se ha mantenido en el mismo lugar durante los últimos cuatro años, pues el régimen cubano sigue controlando la información, según declaró en una entrevista a Radio y Televisión Martí Sarah Repucci, directora de investigación y análisis de la organización.

“No hemos visto cambios recientes en la situación en Cuba”, dijo Repucci, quien destacó que, aunque hubo una pequeña apertura hace algunos años “cuando la gente tuvo un poco más de acceso a Internet y a información”, los cambios son sutiles, pues en realidad todavía persiste “un régimen represivo que controla la información”.

Al respecto, en un reciente informe, la organización denunció que resulta muy peligroso ejercer el periodismo en Cuba porque los comunicadores independientes son frecuentemente acosados, detenidos y tienen prohibido viajar al extranjero.

Por otro lado, respecto a Venezuela, Freedom House señaló que la represión bajo el régimen de Nicolás Maduro se ha acrecentado desde que Juan Guaidó fue nombrado presidente interino del país, además de que la situación de crisis que vive la nación ha hecho cada vez más difícil a los periodistas informar al pueblo.

Por último, está viviendo una represión política total, con medidas enérgicas contra periodistas que cubren las protestas antigubernamentales. El régimen de Daniel Ortega reprime al pueblo y a los periodistas, y en medio de esa crisis violenta se hace difícil llevar la información a los nicaragüenses, aseguró Repucci.




Los desvaríos de un periodista “revolucionario”

Miguel Díaz-Canel clausura el Congreso de la Unión de Periodistas de Cuba

Miguel Díaz-Canel clausura el Congreso de la Unión de Periodistas de Cuba
Miguel Díaz-Canel clausura el Congreso de la Unión de Periodistas de Cuba (Foto ACN)

LA HABANA, Cuba. – El presidente de la Comisión Nacional de Ética de la oficialista Unión de Periodistas de Cuba (UPEC), Luis Sexto, quiere que la prensa estatal sobrepase el umbral de complacencia y el parcialismo que emanan de la manifiesta subordinación de todos los medios informativos del país a las disposiciones del Departamento Ideológico del Comité Central del Partido.

Resulta paradójico su llamado a una rectificación imposible. Una prensa medianamente libre es lesiva a los intereses de la clase política que él representa por medio del cargo que desempeña en una organización, cuya premisa fundamental, es la defensa a ultranza de un modelo disfuncional dirigido por una cuadrilla de funcionarios torpes y corruptos.

Así que sus recientes declaraciones a la agencia estatal ACN habría que tomarlas con suma cautela. Aunque considero oportuno subrayar que las expresiones del veterano comunicador parecen más una tímida sugerencia que a una crítica exigente.

En el contexto de una dictadura siempre surgirá la duda en torno a la espontaneidad de cualquier declaración que, en alguna medida, se ubique en las antípodas del discurso y los procedimientos de quienes detentan el poder absoluto.

Romper los moldes establecidos, sin autorización, sobre todo como parte de la directiva de una entidad de indudable valor estratégico dentro de las estructuras de gobierno, es una misión suicida y pienso que Luis Sexto, como la mayoría de los seres humanos, querrá irse de este mundo de manera natural.

¿Es tan ingenuo el escritor de varios libros didácticos sobre periodismo y columnista de larga experiencia para creer que los editores de los diarios Granma y Juventud Rebelde aceptarán en sus páginas algún artículo contrapuesto a las versiones oficiales sobre temas como la emigración de cientos de miles de nacionales a través del cruce de fronteras de países centroamericanos, hasta México, rumbo a Estados Unidos o el hambre en decenas de poblados del interior del país?

¿O que el presentador del noticiario estelar de la televisión, Rafael Serrano, anuncie un reportaje, balanceado y sin malsanas desnaturalizaciones de los hechos, sobre los miles de médicos que han decidido quedarse a vivir fuera, aprovechando su estancia en los países donde el gobierno los ha enviado a cumplir misiones de trabajo, en condiciones extremadamente peligrosas y salarios mediocres?

En el supuesto caso de que Sexto haya tomado la iniciativa de lanzar el llamado a una revisión de los códigos de la prensa sin previa consulta, se expone a un relevo de sus funciones, quizás no inmediato, y a la postre, justificado con cualquier explicación, si es que la hay, y por supuesto sin alusión a las verdaderas causas.

Su ancianidad y el historial en defensa de los postulados de la llamada revolución tal vez le confieran cierto margen para soltar, de vez en cuando, esas insinuaciones que se alejan de un análisis serio, conciso y profundo del lamentable estado de la prensa en Cuba.

Bajo la tiranía de las unanimidades impuesta por el partido de nada valen esas alusiones, sesgadas por esos miedos a pasarse de la raya. No son tiempos para paños tibios ni reproches que rehúyen planteamientos claves y culpabilidades con nombre y apellidos.  Lo primero que hay que tener presente, en el momento de pensar en Cuba, es que no es el país modélico que suelen presentar en los diarios y emisoras nacionales. Hay que darles espacio a los fracasos y sobre todo los causados por la vocación depredadora de la burocracia formada bajo el canon del socialismo de inspiración marxista-leninista, que nos impusieron hace seis décadas.

La indolencia y el voluntarismo han echado raíces y conformado un tupido bosque donde van a apacentarse el estancamiento, la doble moral y las corruptelas.  Para acabar con esa geografía del espanto es preciso un cambio real desde la base hasta la superestructura y esa no es la intención del gobierno. El sueño es la continuidad por todas las vías posibles, incluidas, claro está, el uso de la fuerza y la manipulación mediática.




Cuba, Pinocho y las “fake news”

(Foto AP)

LA HABANA, Cuba. – La torcida visión que tienen de internet los periodistas cubanos que aún escriben bajo el toque a degüello que inició la batalla de Peralejo, los hace delirar. Ciento cincuenta años después, en un acto de prestidigitación manigüera, echan mano a sucesos ocurridos en los siglos XVII y XIX para culpar a España y Estados Unidos de las falsas noticias en la Red.

Según el arlequín Mauricio Escuela, “una serie de exorcismos realizados en el año 1682 por el Comisario del Santo Oficio de la Inquisición en Cuba, entre los que sobresalió el de una esclava nombrada Leonarda, que arrojó 35 legiones de demonios dispuestos a hundir la Villa de San Juan de los Remedios del Cayo a causa de los pecados de los ancestros de sus moradores, fue quizás el primer caso de ‘fake news’ en el archipiélago cubano”.

Por su parte, el polichinela Enrique Milanés dice que “a 121 febreros del falso positivo del Maine en la bahía de La Habana, por los días en que el magnate de periódicos William Randolph Hearst, del New York Journal, le exigía al dibujante Frederick Remington –aburrido de esperar un conflicto que no veía- que mandara los dibujos, pues la guerra la pondría él, uno aprecia en Venezuela cuanta escenografía añade el capital a la farsa”.

Tanto el bodrio publicado por Escuela bajo el título “Fake news, la verdad de las mentiras” (Granma, 19/02/2019), como el de Milanés, “La mentira de un bombillo” (Granma, 22/02/2019), fueron  escritos para demostrar que Cuba y Venezuela son víctimas de una guerra sicológica en la red mediante armas de disuasión masiva que, como las falsas noticias, confunden individuos, subvierten pueblos y derriban “gobiernos progresistas”.

Estas dos marionetas de La Comedia del Arte Informativo de la Revolución, que actúan bajo las órdenes de titiriteros y ventrílocuos en “off” que les dictan sobre quién escribir, qué temas abordar, cómo enfocar “su opinión” y dónde o cuándo publicar el texto manipulador, son parte de una campaña cubana contra las noticias falsas en Internet, siempre que no sean las enviadas por sus colegas desde las redacciones-retablos de la isla de la desinformación.

Aspirantes al Premio Pinocho de la Verdad Revolucionaria, ambos amanuenses cubanos coleccionan frases y expresiones que demonizan la red, al estilo de “gansterismo informativo”, como denomina el camarada Luis Britto García el capítulo digital de las noticias falsas que convierten la tecnología en una línea de producción en serie de mentiras.

También emplean otras de calibre biológico como  la del compañero periodista francés Dominique Albertini, del diario Libération, quien nombra las fake news “armas de intoxicación masiva”.

Sin embargo, ninguno me creerá y acudirán sus perros guardianes a visitarme; la primera fake news que se escribió en Cuba fue protagonizada por Fidel, al engañar al periodista de The New York Times, Herbert Matthew, cuando le hizo creer que eran cientos los barbudos que desfilaron ante el norteamericano en la Sierra Maestra, hecho del que luego se jactaría el comandante en su primera visita a los Estados Unidos de América.

Más adelante, surgió otra noticia falsa que mantuvo en vilo a los guerrilleros alzados en las montañas cubana y que aún mantiene en vela a 11 millones de cubanos, cuando también el ya desaparecido Fidel dijo ante la tumba del líder ortodoxo Eduardo Chibás que él no era comunista, y lo volvió a repetir durante su visita a Caracas, en 1959.

De ahí que no sea objetivo atribuir a una persona o un país el deshonor de ser el primero en publicar una “fake news”. El consejo también va para quienes atribuyen esa primicia a los alineados a la izquierda o la derecha del escenario político mundial. Todos mienten cuando les conviene: sentencia que incluye a los medios de información cubanos, en su totalidad.

Para colmo, los grillos de Iroel…

Por último, -y no es que sea menos importante, pues este ¿periodista?, Iroel Sánchez,  es fuerte candidato al Premio Pinocho de la Verdad Revolucionaria- quisiera acercar a la actualidad el tan llevado y traído tema de las “fake news” en un país que apenas tiene conectividad en la red, y donde se distorsiona el texto, la imagen y la verdad.

Según señala este señor en su artículo “Verdades que las noticias falsas no pueden ocultar” (Granma, 4-2-2019), el video que muestra la huida del Presidente cubano ante los abucheos de algunos afectados por el paso de un tornado por La Habana, es una falsedad, pues “muchos otros circulan con la imagen de Díaz-Canel hablando directamente con el pueblo, mientras es evidente la muestra de cariño y simpatía mutua a pesar de la desfavorable situación”.

Entonces me pregunto: ¿Cuál es el real? Si esos mismos medios de comunicación tienen una larga historia de noticias falsas desde la Ley de patria potestad, que era realmente la Operación Peter Pan, hasta los “ataques sónicos”, que, según ese alabardero del poder, fueron consecuencia del ruido provocado por una especie común de grillos caribeños.

Con verdades así, tan contundentes, como la de los grillos caribeños afectando con el sonido de su violín antiimperialista el cerebro, la visión y los oídos de varios diplomáticos estadounidenses y canadienses, ¿para qué indagar más sobre las “fake news”? ¿De qué sirve la comunidad científica internacional si tenemos a un eminente investigador como Iroel?

Por eso, ante el comportamiento servil mostrado por estas tres marionetas de La Comedia del Arte Informativo de la Revolución, no dudo que Carlos Collodi, de haber nacido en Cuba, ordenaría a un Gepetto con boina de miliciano y fusil terciado al hombro construir un Pinocho con madera de marabú que, al mentir, le creciera la barba en lugar de la nariz.