El Gran Teatro de La Habana, una de las obras arquitectónicas más importantes de la capital cubana, está sometido a un proceso de remozamiento que prevé una inversión de más de 30 millones de pesos, de ellos nueve en moneda convertible CUC.
Luis Doce, jefe de inversiones del Ministerio de Cultura, aseguró que esta es la prioridad número uno de este organismo, el cual estará a cargo del financiamiento, presupuestado desde 2005 y posible gracias a sus propios ingresos.
Anunció que en estos momentos la Sala García Lorca, la mayor del coliseo, se encuentra demolida en casi su totalidad y para su reconstrucción se utilizarán materiales y técnicas de primera línea, con el objetivo de asegurar la calidad de la terminación.
Se han contratado los servicios de una empresa italiana para el tabloncillo del escenario y el lunetario se negoció en China —acotó—, y estamos trabajando de manera estable para que, sin comprometer el feliz término del proyecto, podamos concluir para agosto o septiembre de 2014, afirmó.
Explicó que el proyecto se inició en 2004 con la impermeabilización y aseguramiento de los angelotes en la cubierta del inmueble, situado en Prado, entre San Rafael y San José, y la reparación de los camerinos, baños y accesos a la institución.
Para acometer una renovación total se trasladaron hacia otros espacios las compañías que tienen su sede allí, entre ellas el Ballet Nacional de Cuba, para lo cual se ejecutaron proyectos inducidos, como la revitalización del Teatro Nacional de Cuba, que acoge provisionalmente a esta agrupación danzaria, dijo.
Aclaró que se realizarán trabajos en otras áreas de la edificación, entre ellas el Cabaret Nacional, situado en los sotanos del edificio, que se convertirá en un tablado para honrar al bailarín español Antonio Gades, y las salas del primer nivel, que albergarán una para proyecciones de filmes en tercera dimensión, y un museo.
Fundado en 1838, el Gran Teatro de La Habana en sus inicios abrió con el nombre de Teatro Tacón, en homenaje al Capitán General Miguel de Tacón y Rosique, y allí actuaron las compañías y figuras más significativas del arte universal, entre ellas la bailarina Anna Pavlova y la actriz Sarah Bernhardt.
Ya en la república, con el nombre de Teatro Nacional, el tenor Enrico Caruso, cantaba Aida, cuando le pusieron una bomba y salio corriendo por todo Prado, vestido de escena, hasta el Hotel Sevilla donde se alojaba.
Para el Baile de la Presidencia, que se celebraba cada año, las sillas de la platea se cubrían con un tablado. En época de Machado, María Teresa Vera provocó repulsas en el palco presidencial, cuando cantó en lenguaje congo el tema crítico En la alta sociedad.
En los años 50 se presentaron un el escenario del teatro, zarzuelas de Lecuona, Roig y Prats y populares compañías de variedades como la de Leopoldo Fernández, en los años 60, el Gran Teatro llevó el nombre de Estrada Palma, luego de García Lorca, y por último, bajo la dirección de Alicia Alonso, de Gran Teatro de La Habana.