LA HABANA, Cuba, 8 de agosto de 2013, www.cubanet.org. Desde el próximo viernes 9 y hasta el domingo 18 se desarrollará el carnaval habanero que, dado al actual nivel de violencia en la capital cubana, preocupa a la población y las autoridades.
Todos los años se registran alzas en los índices criminales con la llegada del verano, pero este año la violencia se ha disparado: ¿qué pasará en los carnavales?
La crisis de valores es evidente: niños de 10 años se interesan más por comprar una navaja que una pelota de fútbol, en la tienda de equipos deportivos “Carlos III”, afirman que es para su protección; argumento real porque no pocos adolescentes han adoptado la moda de salir a pasear portando bates de baseball.
Semanas atrás, uno de estos grupos protagonizó un altercado al lanzar botellas contra la policía en un lugar céntrico del barrio Vedado. Esta vez, los oficiales no respondieron por disposiciones de sus superiores. A consecuencia, la situación se ha vuelto incontrolable, aseguran vecinos y dueños de negocios particulares en el área.
Días antes, Galia Binder, una joven turista estadounidense afirmó haber sido asaltada en plena vía pública, por jóvenes que portaban armas de fuego, mientras paseaba con una amiga en el barrio Vedado. Las autoridades policiales no atraparon a los asaltantes después de haberla hecho dar varias vueltas por la zona en una patrulla. Por suerte, la americana sólo perdió el dinero que llevaba en la cartera.
En la parroquia del principal cementerio de La Habana, la Necrópolis de Colón, los religiosos se muestran preocupados por el aumento de funerales con adolescentes, jóvenes y adultos, víctimas de altercados violentos. Un punzón cegó la vida de un adolescente en pleno concierto acaecido en la mismísima tribuna erigida frente a la oficina de intereses norteamericana, en el Malecón, otro joven falleció producto de un balazo, recibido en un concierto en el Anfiteatro de Marianao, por sólo mencionar dos casos aislados.
Preocupa a muchos padres asistir con sus hijos al centro de los carnavales habaneros, comprendido desde la Piragua hasta el Torreón de San Lázaro, zona pesimamente iluminada del peligroso barrio Cayo Hueso, desbordada de alcohol, calor, estrés exacerbado por la perenne crisis económica.
Efraín Sabás, director artístico de los carnavales habaneros, ya se ha dado a la tarea de armar una docena de carrozas, tiradas por tractores agrícolas, animadas por orquestas de casi toda la nación, fundamentalmente de Pinar del Río y Santiago de Cuba.
Las fiestas de carnaval de las ciudades de Bayamo y Manzanillo fueron suspendidas por los gobiernos locales como medida preventiva ante el brote de cólera que afecta a la región oriental del país. Las dos ciudades de la provincia de Granma tenían previsto celebrar sus festejos en agosto pero las autoridades decidieron cancelarlos “para evitar la propagación de enfermedades”. Muy pocas personas asisten al Pre-Carnaval de Cabaiguán, porque la población comenta en las calles que hay cólera.