MIAMI, Florida, 9 de noviembre de 2012, Redacción 173.203.82.38.-Yaremis Flores, joven abogada y también reportera independiente, continúa aislada en una celda del temido centro represivo de la Seguridad del Estado cubano, conocido como 100 y Aldabó. Se le acusa de “difusión de noticias falsas contra la paz internacional”, según figura tipificada en el código penal vigente en la isla.
Su esposo dice que el rapto en plena vía pública de Yaremis está relacionado con despachos de prensa desde La Habana emitidos por ella los días en que pasó el huracán Sandy, además de que ya la estaban vigilando de cerca. “Esto es acumulativo”, le dijo a Veizant Boloy un instructor del caso de su mujer.
Preocupado por el paradero de Yaremis, Veizant llamó al número 106 de la policía –servicio gratuito de información- y allí le dijeron que su esposa no había sido detenida, lo cual indicaba que el caso estaba en manos de la Seguridad del Estado.
En conversación telefónica con Cubanet, este abogado de la promoción de 2006 de la Universidad de La Habana indicó que pasó la noche del jueves en un calabozo de Santiago de las Vegas, pues los agentes de la policía política cargaron con él –y con una veintena de opositores al régimen- cuando averiguaban sobre el paradero de Yeremis Flores.
Periodistas, artistas, comunicadores jóvenes han perdido el miedo y ahora mismo, con sus acciones que muchas veces terminan en calabozos, protagonizan un momento de cambio social y político en Cuba, aunando activistas de diferentes sectores de la sociedad civil. “Ahora o nunca”, dijo Veizant convencido de que están en un momento especial de las relaciones entre la sociedad y las fuerzas represivas.
Más de 35 agentes, algunos de civil y otros claramente mostrando galones de primeros oficiales del Ministerio del Interior, arremetieron contra ellos en plena vía pública y les arrebataron teléfonos móviles y cámaras fotográficas.
A Laritza Diversent, también de la promoción de juristas del 2006, le borraron manualmente su agenda de contactos en su celular. “Nos arrastraron, nos cachearon a todos…A mí me registró una mujer policía que se enfadó mucho porque me mostré colaboradora con el registro, lo que indica que tuvo que contener su furia. Me esposaron y me llevaron a la estación de Aguilera, en Diez de Octubre. El carro de patrulla giraba con fuerza en las curvas para que las esposas que llevábamos nos hicieran surcos en la piel, como efectivamente sucedió con un activista que iba conmigo”.
Directo al calabozo, cuenta Laritza, estuvo 26 horas en una celda hasta que la soltaron. Ahora está más preocupada por el destino de su amiga y colega Yaremis Flores, que tiene una hija de tres años y está incomunicada en 100 y Aldabó.
“La policía es el rostro visible; por eso siempre tratamos de memorizar los números de placa en el uniforme, y por eso los policías a veces lo esconden. La Seguridad del Estado es un fantasma”, dijo Laritza a Cubanet con voz segura, y se despidió hasta la próxima conversación, “si no me meten presa”.
Ella y Yaremis Flores editan un blog desde La Habana donde denuncian el maltrato a la ciudadanía.