LA HABANA, Cuba.- Acaba de finalizar el Campeonato Mundial de Atletismo en la ciudad de Londres, y Cuba ha registrado su peor actuación en las 16 ediciones de estas citas del deporte rey.
Una sola medalla obtuvo ahora la representación cubana. Fue el metal bronceado que alcanzó Yarisley Silva en el salto con garrocha. Una actuación inferior aún a la registrada en Helsinki 1983, cuando el discóbolo Luis Mariano Delís se alzó con la medalla de plata en su especialidad. En el anterior campeonato de Beijing 2015, Cuba ganó dos medallas de oro y una de plata.
Esa actuación descendente del atletismo cubano se manifiesta también en los juegos olímpicos. En Beijing 2008 se obtuvieron dos medallas de oro: Dayron Robles en 110 metros con vallas, y Yipsi Moreno en el lanzamiento del martillo (esta última por descalificación posterior de la atleta que había obtenido el oro). Sin embargo, ni en Londres 2012, ni en Río de Janeiro 2016, el atletismo cubano pudo subir a lo más alto del podio de premiaciones.
A la hora de buscar las causas de tan calamitosa situación, la mayoría de los entendidos mencionan el éxodo de atletas, y también las deficiencias de entrenadores y de los que dirigen este deporte en la isla.
Este Campeonato Mundial fue testigo de, al menos, tres actuaciones de atletas cubanos que compitieron por otros países, y resultaron finalistas en sus especialidades. En primer término destacó la medalla de plata obtenida por Yasmani Copello en los 400 metros con vallas en representación de Turquía. A ello se agrega el séptimo puesto del vallista corto Orlando Ortega corriendo por España. Y por último el quinto lugar del triplista Alexis Copello en representación de Azerbaiyan.
En el caso de Alexis Copello, es de destacar que había sido excluido arbitrariamente del equipo nacional cubano, cuando tras obtener la medalla de bronce en el mundial de Berlín 2009, las autoridades consideraron que había que darles paso a figuras más jóvenes.
Con respecto a los problemas en la preparación de los atletas, un ejemplo de ello lo observamos en el lanzamiento del disco femenino en este mundial de Londres. Las discóbolas Yaimé Pérez y Denia Caballero tenían la segunda y tercera mejores marcas de esta temporada. Sin embargo, sus entrenadores no lograron que repitieran esas marcas en la competencia más importante del año. Como consecuencia, ahora solo lograron el cuarto y quinto lugares en su evento. Fue la gran decepción de la delegación cubana, que esperaba de ellas dos medallas.
¿Y qué decir de la sequía de velocistas que padece el atletismo cubano? Hace más de 30 años, desde el retiro de Silvio Leonard, que Cuba no posee un velocista de calibre mundial. Algo incomprensible si tomamos en cuenta nuestra tradición en esa especialidad, con figuras como Rafael Fortún, Enrique Figuerola, Hermes Ramírez y Pablo Montes.
Como consuelo, los dirigentes del atletismo cubano esgrimen los cuartos lugares conquistados ahora en Londres por figuras jóvenes, como Maikel Masó en salto largo, Cristian Nápoles en el triple salto y Yargelis Rodríguez en el heptalón. Estiman que esas actuaciones podrían ser el preludio de futuros éxitos para el deporte nacional.
Pero pasan por alto que tal posibilidad podría esfumarse si no se detiene la estampida. Ahí tienen el caso del triplista Pedro Pablo Pichardo, un atleta joven que tenía grandes posibilidades de éxito en este Campeonato Mundial, y que unos meses antes del evento decidió abandonar la isla y comenzar a competir con un club atlético portugués.