LAS TUNAS, Cuba. — Enfocados en reportar la visita del “presidente” Díaz-Canel, su mujer, su hijo y su cohorte a Roma y al palacio legislativo serbio, en la noche del pasado miércoles el Noticiero Estelar de la Televisión Cubana (NTV), tuvo un olvido selvático. Y digo selvático por rudo el olvido por descortés y no porque, como veremos, mucho tiene la desmemoria oficial con frondas y vida silvestre y mujeres y hombres dejados a “la buena de Dios” y no en el Vaticano.
Cuba posee unos 3 055 000 hectáreas (ha) silvícolas, de las que algo así como 2 576 000 son estatales, mientras sólo unas pocas de las 479.000 que están en usufructo de cooperativas son de propiedad privada. 812.100 ha son de bosques de producción, que son aquellos dedicados a la producción de madera y otros productos forestales no madereros; 1.204, 8 ha son de bosques considerados de protección, que son aquellos, según la Ley Forestal, “cuya superficie debe ser conservada permanentemente para proteger los recursos renovables a los que estén asociados”. Estos, sin perjuicio de su uso protector, también cumplen encargos productivos con el aprovechamiento de las maderas que de ellos se extraen cuando se le realizan operaciones de poda, raleo o limpias silviculturales, que son saneamientos del bosque autóctono o de plantación; 601, 7 mil ha son de bosques de conservación, que son los que, por sus características y ubicación, se utilizan para conservar y proteger los recursos naturales, los destinados a la investigación científica, el ornato y la protección del medio ambiente en general; el resto del patrimonio forestal cubano se consideran áreas deforestadas, que son unas 250.000 ha, mientras 435.000 ha es terreno inforestal (Entiéndase: pastizales, ríos, arroyos, ciénagas, embalses, o áreas de autoabastecimiento, cría de animales, viveros u otras infraestructuras.
A partir de esas cifras desglosadas por los diferentes tipos de montes, altos, bajos, maniguas, maniguales, manglares y ciénagas, podrá percatarse el lector de cuán difícil es la existencia de quienes se ganan la vida en ese medio.
Lo hemos visto. Y precisamente en el NTV, haciendo apologías de la política forestal del Partido Comunista de Cuba (PCC) y del Estado. Cientos de personas, mujeres y hombres en todo el archipiélago cubano, en condiciones inhóspitas, de todos los niveles culturales y coeficientes de inteligencia —conozco a alguien que, pudiendo hacerse médico tempranamente, se hizo ingeniero forestal— trabajan denodadamente, con apenas maquinaria y escasas herramientas, mal alimentados y peor calzados y vestidos, plantando árboles o sofocando incendios en los bosques.
Aunque el Granma es su órgano de prensa oficial, decenas de horas ha dedicado el PCC a través de su medio informativo insignia, el NTV, para reportar o grandes planes silvícolas o incendios forestales catastróficos, donde han ponderado el esfuerzo y dedicación de los trabajadores de los montes; pero este miércoles, ni un laudo, ni un encomio, ni media palabra han dedicado a ellos en su día.
Coincidiendo con el mes más lluvioso en Cuba y con el primer día de verano, en 1975, el 21 de junio fue designado como Día del Trabajador Forestal. En un tweet publicado el 21 de junio de 2021, Díaz-Canel dijo: “Cuba llegará al 33% de índice de boscosidad en 2030. En el Día del Trabajador Forestal, reconocemos el importante papel de quienes gestionan y preservan el patrimonio natural del país”.
Pero este miércoles, Díaz-Canel —que sepa yo y quizás algún lector pueda corroborarlo— no envió ningún mensaje a quienes “preservan el patrimonio natural del país”. Díaz-Canel estaba lejos, muy lejos de los “picapalos”, como peyorativamente, en algunas universidades cubanas, ahora llaman a los estudiantes de ingeniería forestal. Y allá por Europa, en un olvido estelar como el del NTV en el Día del Trabajador Forestal, todavía menos Díaz-Canel podía acordarse de los que trabajan en los montes por aquello de que el ser humano piensa según vive; aunque quizás, y por la buena mesa, en algún restaurante europeo el “presidente” designado por el general Raúl Castro se deleitara con algún manjar horneado con carbón de marabú astillado por presos cubanos. Sí, con trabajo cuasi esclavo.
ARTÍCULO DE OPINIÓN
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