LA HABANA, Cuba. – Desde hace mucho tiempo, y en especial después de la implementación de la Tarea Ordenamiento, se han alzado numerosas voces en el país solicitando un aumento en el monto de las pensiones que perciben los jubilados. Actualmente existe consenso en el sentido de que aquellos jubilados con pensiones de alrededor de 1.500 pesos mensuales ―son la mayoría de los pensionados en el país―, de no contar con otros familiares que los ayuden o ser receptores de remesas provenientes del exterior, deben ser calificados como personas en pobreza extrema debido a la exorbitante carestía de la vida.
No obstante esa incuestionable situación, las autoridades se han negado siempre a satisfacer esta demanda. Han justificado la negativa argumentando que la inyección de efectivo en la circulación sin una contrapartida en bienes y servicios incrementará los niveles de inflación que padece la economía. Ante tal realidad, a muchos jubilados cubanos no les ha quedado otra alternativa que continuar laborando con el objetivo de aumentar sus magros ingresos.
Con independencia de que se acepte o no el punto de vista gubernamental, lo cierto es que al castrismo le conviene que los jubilados necesiten seguir trabajando. De esa forma los abuelos y abuelas ocuparán las plazas de la gran cantidad de jóvenes que abandonan sus puestos de trabajo en busca de mejores horizontes. Algunos de esos jóvenes dejan sus empleos estatales para incursionar en las nuevas formas de gestión no estatales, y otros, cada vez en mayor cuantía, engrosan las filas de los emigrados.
Según datos aparecidos en el semanario Trabajadores, en la provincia de Villa Clara ―al parecer, una de las que presenta mayor envejecimiento de su fuerza laboral―, al cierre del 2022, el 87,6% de los jubilados del territorio se había incorporado nuevamente al empleo.
Trascendió igualmente que en la provincia de Holguín, de no haber sido por la alta contratación de jubilados para cubrir plazas de maestros y profesores en los tres niveles de enseñanza (primaria, media y media superior), hubiese sido casi imposible llevar a cabo el actual curso escolar 2023-2024, Todo como consecuencia del gran éxodo de educadores que ha sufrido esa provincia.
De acuerdo con análisis de los directivos del Ministerio de Educación, este envejecimiento de la fuerza laboral en el país, como resultado principalmente de la recontratación de los jubilados, tiende al incremento. Si en el año 2020 el 21,3% de los trabajadores del país eran mayores de 60 años, para el 2030 se augura que ese porcentaje pueda alcanzar el 29,3%.
Se trata de una realidad que exigirá a las autoridades, tanto administrativas como sindicales, brindar una mayor atención a esta masa de adultos de la tercera edad que se incorporen al trabajo, sobre todo si se desea su permanencia en las labores productivas y de servicios. Porque, según funcionarios de la oficial Central de Trabajadores de Cuba (CTC), estos jubilados reincorporados al trabajo “son absolutamente necesarios”.
En ocasiones hemos escuchado de labios de algunas personas que se esfuerzan por denostar el nivel de vida de las sociedades occidentales, el hecho de que allí las personas en edad laboral deben tener dos trabajos para poder abrirse paso económicamente.
En el hipotético caso de que eso fuese cierto, podemos afirmar que aquí en Cuba la situación es mucho peor. No son las personas en edad laboral, sino los jubilados, quienes debían estar disfrutando de un merecido descanso tras una vida dedicada al trabajo, quienes deben continuar laborando para no morirse de hambre. Sin dudas, otro de los “logros” del castrismo.
ARTÍCULO DE OPINIÓN
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