LAS TUNAS, Cuba. — “La presencia de los proyectiles, de hecho, nos convertía en una base militar soviética y eso tenía un costo político alto”, admitió Fidel Castro en la Conferencia Tripartita sobre la Crisis de Octubre efectuada en La Habana entre el 9 y el 12 de enero de 1992, cuando participantes de Estados Unidos, la extinta URSS y Cuba expusieron experiencias del suceso que pudo conducir a la tercera guerra mundial.
Recién se cumplieron 30 años de aquella conferencia y, paradójicamente, un peligro igual al de aquellos días ahora se zarandea sobre los cubanos, porque, según funcionarios rusos y del mismo modo que ocurrió en 1962, “Rusia piensa en cómo garantizar su propia seguridad”.
Se ha dicho que no se confirmaría “ni descartaría” la posibilidad de que “Rusia pueda enviar activos militares” a Cuba. Cabe preguntar: ¿Qué activos?
El potencial nuclear de la 43 División de la Guardia Smoliensk que desembarcó en suelo cubano en 1962 ascendía a 75,6 megatones repartidos en 60 ojivas nucleares, mientras que hoy, igualmente potentes, pueden armarse submarinos nucleares, multipropósitos o estratégicos, con mayor movilidad, economía y prestaciones que una división coheteril. Atendiendo al peligro que resulta para los cubanos y la humanidad toda la repetición de aquella aventura, debemos recordar que ardides como las “medidas técnico-militares” para “provocar presión militar” sobre Estados Unidos antes se asentaron en otros artificios para hacer de Cuba “una base militar soviética”.
Enmascarado tras la fachada de “ingeniero Petrov”, en una delegación de 18 especialistas en hidrotecnia, en la mañana del martes 29 de mayo de 1962 arribó al aeropuerto de La Habana el mariscal Serguéi Biriuzov, viceministro de Defensa y jefe de las Fuerzas Coheteriles Estratégicas de la URSS. Junto a él llegaron los generales Ushakov y Ageyev, acompañados por el coronel del KGB Alexander Alexeev, quien ya no se presentó como corresponsal de la agencia TASS. Este último mantenía relaciones de trabajo y amistad con Raúl Castro.
En la tarde del 29 de mayo de 1962 el coronel Alexeev y Raúl Castro conversaron. En la noche, el mariscal Serguéi Biriuzov y Fidel Castro se reunieron. Cuarenta y cuatro días después, en la mañana del 13 de julio, Fidel Castro se reunía con el general de ejército Issá Aleksándrovich Plíyev, jefe de la Agrupación de Tropas Soviéticas (ATS) que estaría formada por doce generales, un almirante y 51 000 soldados, aviadores y marineros, quienes, de incógnito, a bordo de 85 barcos de la marina mercante soviética y en 185 travesías, comenzaron a llegar a Cuba entre los últimos días de julio y principios de agosto de 1962.
Formaban la ATS y como protección de los misiles balísticos de alcance medio, tropas terrestres, aéreas y navales, todas dotadas con armamento nuclear táctico que, en caso de un enfrentamiento en suelo cubano con fuerzas estadounidenses, el general de ejército Pliev podía emplear sin consultar a Moscú ni al gobierno cubano, pues, ni Fidel Castro, que según Jruschov le sugirió ser el primero “en asestar el golpe nuclear contra el territorio del enemigo” con las armas estratégicas, conocía la prerrogativa del alto mando soviético sobre las armas nucleares tácticas situadas en Cuba.
Cuando ahora se enuncia que “Rusia piensa en cómo garantizar su propia seguridad”, es útil preguntar… ¿Qué hubiera sido de Cuba si, siguiendo los consejos de algunos de sus asesores y luego del bloqueo naval al archipiélago cubano, el presidente Kennedy ordena el desembarco y el general Pliev recibe a los estadounidenses con fuego de sus armas nucleares tácticas?
Las tropas terrestres, unos 12 000 soldados integrados en cuatro regimientos de infantería motorizada de unos 3000 hombres, transportados en carros blindados (BTR-60) y reforzados con cuatro batallones de tanques (T-55) de 31 tanques cada uno, poseían grupos de morteros (120 mm), cañones antitanques, ametralladoras y cañones antiaéreos, que ocuparon territorios en Las Tunas, Holguín, Remedios, Managua y Artemisa. Exceptuando el regimiento de Holguín, que derribó en Banes el avión U-2, los tres restantes estaban dotados con 24 cohetes móviles de corto alcance (20-25 millas) sobre transportadores blindados (PT-76) con rampas de 12 cohetes, que, además de las ojivas convencionales, poseían 12 con cabezas nucleares de dos kilotones cada una. Esto, sin contar las tropas de defensa antiaérea integradas por dos divisiones de cohetes tierra-aire de las que una cubría la zona oriental y la otra la occidental y estaban integradas por tres regimientos de combate y uno de soporte técnico atendiendo a las 144 rampas de lanzamiento dislocados en el país.
La fuerza aérea, en lo principal, fue integrada por un regimiento de 40 cazas (MIG-21), con base en Santa Clara, y una escuadrilla independiente compuesta por seis bombarderos (IL-28) que cargaban seis bombas con carga nuclear de seis kilotones, un regimiento de helicópteros (MI-4) con base en La Habana y un escuadrón de transporte aéreo; poseyendo, además, dos regimientos de cohetes frontales alados (FKR) efectivos hasta 90 millas y dotados con 80 ojivas nucleares tácticas, situados uno en la antigua provincia de Oriente, en Mayarí, y el otro en Quiebra Hacha, Pinar del Río.
Una brigada de lanchas coheteras integrada por tres escuadrillas de cuatro embarcaciones, un regimiento de cohetes alados tierra-mar con 34 cohetes efectivos a 50 millas, un regimiento de 36 bombarderos tácticos (IL-28) y siete submarinos de ataque cada uno de ellos con tres cohetes (R-13) efectivos a 340 millas y con ojivas nucleares de unos cinco megatones y torpedos de ocho a diez kilotones, integraron los medios navales de la ATS, que, además, poseyó unidades de logística, batallones independientes de tanques, radio, microondas, exploración, zapadores y un grupo artillero, todos ellos para dar apoyo al corazón de la llamada Operación Anadir: la 43 División de la Guardia Smoliensk.
La 43 División poseía cinco regimientos dotados con misiles balísticos de alcance medio capaces de destruir importantes objetivos militares y ciudades de Estados Unidos desde sus emplazamientos en Cuba. Eran dos regimientos de misiles R-14 con efectividad a 2 800 millas y tres regimientos de R-12 efectivos a 1 400 millas. Cada regimiento estaba integrado por dos grupos de combate y cada grupo por cuatro rampas de lanzamiento. Rampas para emplazar misiles R-14 debieron ser construidas en el Esperón, entre Caimito y Guanajay, La Habana, y en Bartolomé, municipio villaclareño de Remedios; los misiles R-12 fueron situados en San Cristóbal, en Santa Cruz de los Pinos y en Candelaria, Pinar del Río; y en la antigua provincia de Las Villas, en Cifuentes y en Encrucijada.
Salvo las armas estratégicas y las cabezas nucleares de las armas tácticas, todo el armamento, vehículos, embarcaciones, aviones caza y medios logísticos, con la salida de las tropas soviéticas, pasaron a manos de las fuerzas armadas cubanas, convirtiéndolas en las más poderosas de América Latina en ese momento.
¿Podrá Putin en 2022 desplegar sobre Cuba un ejército como el que en 1962 desplegó Jruschov? Técnicamente, es poco probable. Pero igual puede hacer de Cuba una base rusa, incluso, con mayor potencial nuclear, empleando submarinos estratégicos. Y eso, técnicamente, es posible y poco visible.
ARTÍCULO DE OPINIÓN
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