LAS TUNAS, Cuba.- “Unos pantalones vaqueros Lee o Lois costaban 150 pesos, entonces trajeron creo que de Nicaragua unos pitusas Jean Pierre y comenzaron a venderlos a 120, los pulóveres a 50 o 60 pesos, o más o menos, como estuvieran a la venta en el mercado subterráneo (clandestino) y así fueron situando los precios de todas las mercancías, según la información que nos pidieron y nosotros le dimos.”
Esa anécdota me la contó allá por 1983 un condiscípulo, por esa época analista con grados de mayor en el departamento nacional de la policía económica, entidad policial que a pedidos del ministerio de Comercio, había averiguado los precios del mercado ilegal entre particulares, para situar tarifas similares en la cadena de tiendas estatales llamadas Amistad, abiertas por toda Cuba en los años 80, donde el comercio estatal vendía desde una montura fabricada en el Potro Cubano, hasta una máquina de escribir importada del campo socialista.
“¡Le zumba al mango!”, había concluido la historia mi amigo. Su exclamación de asombro no era para menos. El 4 de abril de 1963, el Consejo de Ministros de la República de Cuba presidido por Fidel Castro había promulgado la Ley General de Precios para “luchar contra la especulación y el mercado negro”, pero algo así como veinte años después, los precios del mercado estatal “socialista” eran fijados en base a las tarifas de la muy perseguida economía informal.
Este 4 de abril la primigenia Ley General de Precios estuvo de cumpleaños. Pero si allá por los años 80 del pasado siglo, cumpliéndose veinte años de comenzar la cacería de mercaderes el castrismo tomó los precios prohibidos para acrecentar su monopolio de Estado, 54 años después de promulgada la ley para “luchar contra la especulación y el mercado negro”, la realidad es que hoy los precios estatales en no pocos casos superan varias veces los precios del mercado negro.
Ejemplos de precios excesivos sobran. El más notorio por estos días quizás sea el del petróleo. Tan es así que para mantener activo el transporte intermunicipal, las autoridades gubernamentales han optado por no preguntar a los transportistas de dónde sacan el combustible, porque de hacerlo, las terminales de ómnibus se transformarían en sitios de hacinamiento de pasajeros sin medios de transporte en los cuales viajar.
Un litro de petróleo en las gasolineras del Estado cuesta 25 pesos, mientras que esa misma cantidad de combustible de contrabando sacado de los tanques del Estado, entre particulares se cotiza a menos de la mitad del precio estatal.
“El que mate a otro incurre en sanción de privación de libertad de siete a quince años”, tipifica el Código Penal cubano el delito de homicidio.
“El que sin autorización previa del órgano estatal específicamente facultado para ello, sacrifique ganado mayor, es sancionado con privación de libertad de cuatro a diez años”, también dice el Código Penal, acercándose en Cuba el rango sancionador por la muerte de un ser humano con la condena por el sacrificio de una vaca.
Preguntado por una periodista de Radio Libertad (Puerto Padre), el vaquero Rolando Leyva Pupo acerca de su salario dijo: “255 pesos al mes es lo que gano.”
Esto quiere decir que con el importe de un kilogramo de filete vendido por el Estado cubano en las Tiendas Recaudadoras de Divisas (TRD), sobra dinero a la empresa estatal “socialista” para pagar el salario mensual de un vaquero como Rolando. Hay vaqueros que ganan el cuádruple de lo devengado por Rolando, pero de todos modos no se corresponde su paga con lo que obtiene el Estado por lo que ellos producen. En la cadena de tiendas Caracol, un kilogramo de filete de res cuesta 14 CUC, esto es, 350 pesos. Un kilogramo de carne de res de segunda en TRD cuesta 8.25 CUC, o 206.25 pesos.
En La Agricultura en Cuba, evolución y trayectoria (1959-2005), el doctor en Ciencias Económicas Armando Nova González concerniente a los precios en las TRD dice: “(…) con un impuesto al consumidor de un 200 o más porciento sobre el precio mayorista de importación o de producción nacional, y muy superior a los precios de productos similares que se venden en el Mercado Libre Agropecuario (MLA), contribuyen (los precios de TRD) al mantenimiento de precios altos en el MLA ya que constituyen un punto de referencia para los oferentes del MLA”.
Como un día los precios del mercado subterráneo fueron un referente para la cadena de tiendas estatales Amistad, hoy los precios de las TRD constituyen “punto de referencia” como dice el Dr. Nova en la obra citada, y no sólo de los mercados agropecuarios, sino de casi todo cuanto se vende y compra en Cuba.
Según me relatara aquel condiscípulo amigo, fue la policía quien proporcionó a la cadena de tiendas estatales Amistad la tarifa de precios tomándola del mercado negro en la década del 80. Pero acaso diez años después, en los años 90, otra vez la policía entraría en acción, esta vez por “enriquecimientos ilícitos”, llevando a la cárcel mediante la “Operación Maceta”, a las mismas personas de quienes antes había averiguado sus precisos de venta para implantarlos en el “mercado socialista”.
Cuba, un ajiaco de precios, más que monetarios morales, es el caldo grueso donde a decir de Carlos Ripoll, el “castrismo mezcla marxismo con oportunismo según conveniencias”. La revolución “verde como las palmas” según Fidel Castro, terminó siendo más que “la dictadura del proletariado”, la dictadura de los hermanos Fidel y Raúl Castro. Quien lo dude, venga a Cuba y vea, y sobre todo, intente pensar y obrar con su propia cabeza y… esté preparado para las consecuencias.