CAIBARIÉN, Cuba. – A mediados de la semana pasada una vecina protestó ante la vendedora del pan en la bodega porque su peso no era el mismo de antes. “¿No encontraron una harina más prieta?, porque esto parece hecho con tierra”, dijo la señora mientras sopesaba el gramaje con la mano y fruncía el ceño ante un cartel escrito con tiza que advertía a los consumidores: “No se despachará pan sin la libreta”.
La “introducción al debate” popular sobre el tema arrancó esta semana luego de que un control policíaco-administrativo efectuado a la Cadena Cubana del Pan descubriera (como si fuera novedad) que empleados y trapichantes sacaban a diario por detrás del almacén componentes esenciales para la elaboración del alimento como el aceite y la levadura.
El asunto generó el alboroto del público y cada quien quiso aportar su veredicto de balcón. “Deberían fusilar a los ladrones”, dijo alguno.
Todo el mundo sabe que muchos de los negocios privados en Cuba adquieren materias primas robadas del medio estatal. No puede concebirse que 15 meses después de que el huracán Irma devastara el norte de Villa Clara no se haya vendido mas huevo “liberado” y que, en cambio, haya reposteros que todavía fabriquen dulces.
En la década del 90 el Estado “resolvió” el problema de los continuos faltantes imponiendo multas a los destinatarios de las mercancías robadas -receptacion, le dicen- y especialmente a quienes administraban pizzerias, donde el uso de la harina y otros ingredientes que suelen salir de las panaderías resultan vitales.
Hace meses que no hay ni levadura ni harina en las tiendas en “divisas”, como tampoco azúcar ni sal en los Mercados Paralelos en moneda nacional. Sin embargo, los cuentapropistas no han dejado de producir y pagar impuestos a la ONAT. Devolver las licencias argumentando falta de recursos en pleno proceso revocatorio/revisionista podría significar perder el permiso para siempre. Tenemos una entidad ilógica y extorsionadora que, si de dinero se trata, no perdona incumplimientos.
La nueva auditoría efectuada a la Empresa Provincial de Alimentos arrojó que varias toneladas de harina destinadas para la elaboración del pan de población “han desaparecido físicamente de los inventarios de almacén, aunque aparece distribuida con firmas y cuños correspondientes entre las subsidiarias municipales del sector.
La comprobación, que ha comenzado a extenderse a varios centros de elaboración, ha arrojado como consecuencia el anuncio de que no habrá “pan ni galletas para fin de año”, razón por la que las Confiteras y Galleterías de la región ya están cerradas.
Según algunos panaderos y otras fuentes cercanas a la entidad productora “no habrá más harina por el momento”, por lo que no se descarta apelar a sustitutivos si fuera necesario -como en el período especial- para “cumplir con el plan de producción de pan”.