MIAMI, Estados Unidos.- Un libro que recoge el drama de un cubano llevado a la guerra de Angola ha sido presentado en la tarde de este miércoles en el Interamerican Institute for Democracy en Miami, informa El Nuevo Herald.
La guerra innecesaria es una obra de Carlos E. Pedre Pentón que aborda la intervención cubana en el conflicto angolano. Un enfoque, según su autor, “completamente distinto” al que tradicionalmente se conoce sobre estos temas.
Pedre Pentón, quien llegó a Luanda en el primer barco que atracó con soldados cubanos en la capital angolana en 1975, afirma: “Estamos acostumbrados a que los vencedores cuenten la historia. Pero este no es el caso. Quienes hablamos a través de este libro somos hombres arrancados de nuestras familias, personas desarraigadas de su país y sus tradiciones para combatir en una guerra que no era la suya”.
“Las barbaridades, la improvisación tremenda de los jefes, la creencia absurda de la invencibilidad de las tropas cubanas nos hicieron perder muchas vidas inocentes en el campo de batalla”, dice el escritor.
“Teníamos miedo, no éramos profesionales, solo unos simples muchachos con armas en la mano”, añadió.
“La misión de los cubanos era impedir que tanto los ejércitos de Zaire como de Sudáfrica, así como las guerrillas de la Unión Nacional para la Independencia Total de Angola (UNITA) y el El Frente Nacional para la Liberación de Angola (FNLA) tomaran la capital, Luanda. El movimiento al que apoyaban los soviéticos y los cubanos, el Movimiento Popular de Liberación de Angola (MPLA), tenía un carácter marxista y estaba presidido por Agostino Neto”, explicó Pentón.
En 1975 el Gobierno cubano intervino en la guerra civil que atravesaba la colonia portuguesa para apoyar a una facción angolana cercana a la Unión Soviética. La presencia militar cubana duró alrededor de 15 años, con la participación de unos 350 mil soldados de la isla.
“Castro decidió poner los ‘hombres’ para el combate, mientras la antigua Unión Soviética colocaba las armas y recursos materiales”, describe Pentón. “Se calcula que hubo más de 10 000 muertos y unos 40 000 hombres participando regularmente en las operaciones en Angola. Todo para satisfacer las ansias megalomaníacas de un dictador”.
Por su parte el Gobierno cubano ha reconocido 2000 muertes en el conflicto.