MIAMI, Estados Unidos. — La cantante cubana Gina León, una de las boleristas más populares de las décadas de los cincuenta, sesenta y setenta del pasado siglo en la Isla, falleció este miércoles a los 86 años de edad, según diversos reportes aparecidos en redes sociales.
Una de las primeras en hacerse eco de la muerte de León fue la historiadora e investigadora cubana Rosa Marquetti, quien calificó a León como una intérprete de “una voz y una elegancia extraordinarias”.
“En tiempos de tantas cantantes excelentes, Gina León destacó como pocas. El recuerdo de su Aléjate y de tantos otros boleros nos ha acompañado todos estos años, aunque ella no haya sido recordada como se debía”, escribió la musicógrafa en su cuenta de Facebook.
“Hoy Gina León ha partido de este plano terrenal para instalarse en esa dimensión donde están los notables. Mis condolencias a sus familiares y amigos, en especial a su hija, la destacada y querida actriz Ivanesa Cabrera”, añade la publicación.
Recordada por muchos como “La dama del Capri”, Gina León nació en La Habana el 19 de abril de 1937. Su primera actuación en público se produjo en 1956, cuando cantó en un programa de aficionados que se transmitía por Radio Popular, en el que resultó ganadora. Ella fue con una amiga e interpretó La novia de todos. A partir de ese momento se unió al maestro Candito Ruiz, quien le preparó el repertorio con que debutó como profesional en el cabaret Monte Casino.
Suyas fueron recordadas interpretaciones de Canta lo sentimental, de Fuentes y Montiel; Eclipse, de Margarita Lecuona; Como aquel día, de Ricardo Rodríguez; Estar enamorado, de Adolfo Guzmán; Perdóname, de Felo Bergaza; Debí llorar, de Piloto y Vera; y Qué te cuesta, de Ricardo García Perdomo.
La destacada cantautora cubana Marta Valdés destacó los dotes artísticos de Gina León, asegurando que poseía “características vocales poco usuales en nuestro medio artístico actual”.
“En primer lugar, por sus posibilidades en el registro agudo —lo cual no es frecuente en nuestras cancioneras— y en segundo lugar, porque posee un timbre pastoso, agradable, y una manera de utilizarlo en los momentos del clímax melódico, sin una sola estridencia”, señaló Valdés.