MIAMI, Estados Unidos. — Cuentan que una vez, durante una entrevista, le preguntaron a la soprano María Callas quién sería capaz de sustituirla, a lo que ella respondió sin vacilar: “Only Caballé”, refiriéndose a la portentosa cantante lírica nacida en Barcelona, que hoy cumpliría noventa años.
Considerada una de las más grandes sopranos del siglo XX, Montserrat Caballé fue admirada y reconocida por su impecable técnica vocal, capaz de interpretar un repertorio operístico complejo y variado.
Fue gracias a las clases de solfeo que recibía de su madre y al apoyo de una familia adinerada que la niña prodigio pudo matricular con solo once años en el Conservatorio Superior de Música del Liceu de Barcelona. En 1955 obtuvo su primer papel relevante, al interpretar La Serva Padrona, de Giovanni Battista Pergolesi, en teatros de su ciudad natal y Valencia.
La joven soprano comenzó a ser noticia entre el público amante de la ópera y la crítica especializada. En 1956, con la compañía del Teatro Musical de Basilea, hizo su debut fuera de España, asumiendo el rol de Mimí en La Bohème, de Puccini. Le siguieron los protagónicos Tosca (Puccini), Aida (Verdi), Arabella y Salomé, ambas de Strauss, y para 1960 ya era contratada por la Ópera de Bremen para una temporada completa. Caballé se especializó en los papeles del bel canto. Como la Callas, estudiaba constantemente los personajes y libretos, logrando actuaciones espectaculares.
La gran oportunidad de saltar al estrellato mundial le llegó en 1965, en el Carnegie Hall, de Nueva York, cuando debió reemplazar a la soprano Marilyn Horne en la versión operística de Lucrezia Borgia. Cuentan que parte del público, decepcionado, se disponía a exigir un reembolso, cuando corrió la voz de quién era y cómo cantaba Montserrat Caballé.
Esa noche la diva de España se consagró. Entre los muchos elogios que le dirigió la prensa neoyorquina, quedó definida como la combinación perfecta entre María Callas y Renata Tebaldi, un halago que calibró con justicia su talento.
Montserrat Caballé se presentó en los escenarios más prestigiosos del mundo —Metropolitan Opera House, La Scala, Royal Opera House—, y en todos fue ovacionada por la audiencia, que cayó rendida a sus pies. Pero lo que definitivamente la hizo trascender para todo tipo de público, fue su interpretación, junto al mítico Freddy Mercury, del tema Barcelona —incluido en el disco homónimo—, que se convirtió en el himno de los Juegos Olímpicos de 1992, celebrados en esa ciudad.
Montserrat Caballé interpretó óperas de todos los períodos, desde el Barroco hasta el romanticismo de Richard Wagner, pasando por los veristas italianos. Asimismo, incursionó en el pop, participó en el disco Purísimo Sara —homenaje a Sara Montiel— e interpretó piezas del famoso compositor griego Vangelis.
Entre los muchos premios y distinciones que le fueron concedidos, sobresalen la Legión de Honor francesa y el Premio Nacional de Música de España.