Ciudad de México, México.- Además de Penélope Cruz, si un rostro representa al cine español es el de Sara Montiel, un verdadero mito hispano que conquistó cuánto quiso. Y entro todo lo que conquistó estuvo el público cubano.
María Antonia Abad Fernández nació el 10 de marzo de 1928 y desde niña ella supo que quería ser artista. El origen humilde de su familia y los prejuicios de la época le obstaculizarían el camino, pero nada detuvo a la joven María. Con solo 16 años protagonizó su primera película “Empezó la boda”. En ella, compartía escena con otro grande del cine español, Fernando Fernán-Gómez. “Fue el primero que me besó. Yo tenía 16 años y no sabía. Y me explicó cómo se hacían las películas. Yo creía que se hacían como se ven: del principio al final”, relató años después Montiel.
Luego con su segundo filme decidió cambiar su nombre por Sara (como su abuela) y de apellido eligió Montiel. La joven actriz tenía trabajo en España pero no estaba del todo satisfecha con los papeles que le ofrecían. Así que se marchó a México, donde protagonizó 14 títulos, siendo uno de ellos,”Piel canela”, la llave para saltar a Hollywood.
En la meca del cine conoció al que sería su primer marido, el director de cine Anthony Mann.
Sarita volvió al cine español con su éxito “El último cuplé”, una película que la mostró como cantante. Ese filme la consolidó. En lo adelante ella elegía qué papeles quería, qué canciones, qué vestuario.
Montiel llegó a ser una de las actrices mejor pagadas de lo años 50. Por “La violetera“ llegó a cobrar más de 30 millones de pesetas, mucho más que algunas de las grandes divas americanas. “Hice ricos a muchos, pero también me hice yo”, contaba en una entrevista a TVE.
Sarita en Cuba
Montiel había enamorado al público cubano por sus interpretaciones. Además había visitado la isla para para rodar los exteriores de algunas de sus películas. Durante estas visitas conoció a Ernest Hemingway, con quien se sospecha que tuvo un romance.
Por otra parte, el debut en televisión de Sarita fue en La Habana, a fines de diciembre de 1952 en “Estrellas de ultramar” del Canal 4.
En octubre de 1958, Sara regresó pero esta vez acompañada de su esposo Anthony Mann. Ambos se hospedaron en el Hotel Hilton donde le recibieron con 28 muchachas vestidas de violeteras, la Banda de Beneficencia, periodistas, fotógrafos y admiradores.
En esa ocasión actuó en el Teatro Blanquita y fue trasmitida por televisión a todo el país, asistió a un banquete en Tropicana y a una cena en el cabaret Sans Souci.
Después de 1959 se alejó de Cuba hasta 2002, cuando volvió en una visita privada. Esta vez el motivo fue conocer a la familia de su cuarto esposo Tony Hernández, quien entonces era su novio. La española se hospedó en el hotel Nacional, pero su pareja no pudo porque por esos años los cubanos tenían prohibida la entrada a los hoteles. Esto indignó a Sarita que decidió irse del emblemático lugar y hospedarse con la familia de Tony. Días después, el hotel le pidió disculpas y le hizo un homenaje al que asistieron ambos.