LA HABANA, Cuba, 5 de octubre (Francisco Chaviano, Agenda Cambio-Debate Cuba/ 173.203.82.38 ) –El pasado día 2 de octubre, como cada domingo, las Damas de Blanco recorrieron la 5ta Avenida de Miramar. De 37 presentes solo una no pudo desfilar debido a sus lesiones, otras marcharon adoloridas por los últimos encontronazos con la policía política, que despojada de todo escrúpulo les está arremetiendo a golpes como si se tratara de hombres.
Al final, frente a la Parroquia de Santa Rita, una gritó: “Libertad para los prisioneros políticos”- y todas corearon – “Libertad, libertad, libertad”. Luego como es su hábito, se reunieron en el parque contiguo para informar de lo acontecido a sus miembros y a todos los presentes. Hablaron de la detención de la dama de apoyo Sara Martha Fonseca y su esposo Julio León, informaron de que a este matrimonio se le había iniciado un proceso de instrucción y llamaron a todas las organizaciones a pronunciarse en demanda de que no sean encarcelados.
Así mismo informaron que el pasado domingo fueron detenidas y despojadas de sus pertenencias las damas santiagueras Belkis Castillo, Tania Montoya y Aimé Garcés, a quienes luego de mantenerlas varios días en celdas policiales, deportaron a su provincia.
Lamentaron haber tenido que separar a dos de las damas de apoyo por haber cometido indisciplinas que atentan contra el reglamento y la obra que realizan las Damas de Blanco. Una de las suspendidas cometió enarboló una bandera norteamericana durante el desfile, a pesar de que se le había señalado que no lo hiciera. La otra vino acompañada por un travesti, que desfiló violando el reglamento que prohíbe el desfile de hombres. Laura Pollán aclaró en tal sentido, que el rechazo a lo ocurrido se circunscribe a los estatutos de la organización y en modo alguno constituye una discriminación a los derechos de la comunidad LGTB, por la que ellas sienten admiración y respeto.
Las Damas de Blanco consolidan su obra cada día con sus logros, constancia y representatividad en la lucha pacífica por un cambio en Cuba y con ello, para muchos, se hacen merecedoras del Premio Nobel de la Paz.