MIAMI, Estados Unidos.- El diario oficialista Granma ha calificado de “manipulación” y “provocación” el trabajo de “sitios privados o abiertamente al servicio de la contrarrevolución” en las zonas afectadas por el reciente paso del huracán Matthew.
El órgano oficial del Partido Comunista aclara que los únicos autorizados para reportar sobre el impacto de Matthew son “la prensa extranjera acreditada en el país y otros que pidieron visas y solicitudes de permiso para trabajar en una zona de desastre”.
Según Granma, este requisito para reportar “se exige en cualquier lugar del mundo”.
Sin embargo, es el propio Estado cubano quien concede esos permisos, controlados por las mismas autoridades que califican a la prensa independiente como “contrarrevolucionaria” y, por tanto, ilegal.
Varios han sido los casos de periodistas independientes que han sido arrestados o amenazados para que no reporten desde las zonas de desastre. Este miércoles fue arrestada y luego puesta en libertad Elaine Díaz, directora de Periodismo de Barrio, quien junto a nueve colegas fue impedida de realizar su trabajo.
También fue arrestado durante tres días el periodista de Diario de Cuba, Maykel González Vivero.
El reportero de CubaNet, Roberto Jesús Quiñones Haces, fue advertido por la policía política que no podría salir de la ciudad de Guantánamo, donde reside, a informar sobre los estragos del huracán Matthew en su provincia.
En cambio, en el artículo de Granma se hace mención a medios estadounidenses como CNN y ABC Miami, usual y fuertemente criticados en los medios oficialistas cubanos como parte de una televisión “imperialista” y que además son propiedad de corporaciones privadas; pero a quienes se les otorgaron credenciales para trabajar en las zonas arrasadas por el huracán, y el propio sitio oficialista reconoce su labor cubriendo el paso de Matthew por el oriente cubano.
De acuerdo a los datos brindados por el artículo oficialista, escrito por Oscar Sánchez Serra, 31 corresponsales extranjeros salieron de La Habana hacia Oriente. Entre ellos se contaba un equipo de la Associated Press (AP), con camarógrafo y fotorreportero, y otro de la agencia española de EFE, con igual cantidad de miembros más un redactor, que “vivieron en tiempo real el huracán en la ciudad de Baracoa”.
Sánchez Serra agrega que, a diferencia de la prensa autorizada, los reporteros independientes “intentaron dar una imagen, no ya diferente, sino distorsionada de la realidad que se vivió y que aún en plena fase recuperativa se sigue viviendo”.
“Además, actuaron sin autorización previa, como lo exige un momento de contingencia y en el cual el país tomó todas las medidas como corresponde a una situación emergente”, consideró.
Según el redactor de Granma, los periodistas no autorizados, “realizaron actividades, en las cercanías de la ilegal Base Naval que Estados Unidos mantiene en la provincia de Guantánamo, en contra de la voluntad de su pueblo, y que nada tenía que ver con las zonas más dañadas por el huracán”.
Sostiene luego que “no es exagerado el calificativo de provocación”, y critica que “cuando Matthew ya salía, incluso de las costas estadounidenses, fue que se presentaron en la geografía guantanamera estos otros «informadores»”, comparando con este supuesto hecho la presencia a tiempo completo de la prensa oficial, que cuenta con todo el apoyo gubernamental y del aparato de propaganda, así como con el trabajo de reporteros de grandes cadenas de noticias.
“Actividades de esta índole contrastan con la profesionalidad mostrada por periodistas de medios territoriales, nacionales y extranjeros ante la tragedia que vivieron los territorios más golpeados. En otras palabras, (los reporteros independientes) estaban fuera del epicentro de la noticia y se perdieron, porque no les interesaba, la épica del suceso”.
Granma va más allá en su ataque contra la prensa independiente, y apunta que “es sintomático que esto ocurra justo cuando mañana se celebra una ronda de conversaciones sobre derechos humanos entre Cuba y Estados Unidos”.
A continuación, en la sección de comentarios, la página oficialista —que antes de publicar cualquier intervención de un usuario la somete a una rigurosa revisión y censura— ha permitido algunos que incluyen frases como “nuestro profundo desprecio, indignación y rechazo para los mercenarios que actuaron como peleles, mequetrefes, monigotes, títeres del imperio yanqui”.
En los últimos meses se ha desatado una campaña del oficialismo por el control de toda la prensa hecha por cubanos desde dentro de la Isla. Varios han sido los casos de periodistas que trabajan en medios oficialistas que han perdido su empleo estatal por colaborar con páginas independientes, o publicar contenidos que no son del agrado de las autoridades. Asimsimo se han reforzado los ya habituales ataques contra publicaciones e incluso periodistas sobre el terreno.