MIAMI, Estados Unidos. — Dentro del espectro que abarca la etapa republicana en Cuba, Federico Laredo Brú es uno de los presidente menos conocidos.
Nacido en San Juan de los Remedios, antigua región de Las Villas, el 23 de abril de 1875, Laredo Bru se graduó en Derecho en la Universidad de La Habana y poco después se incorpora al Ejército Libertador, donde alcanzó el grado de coronel.
Al finalizar la guerra, fue presidente de la audiencia de Santa Clara y más tarde fiscal de la audiencia de La Habana y del Tribunal Supremo de Justicia.
Como la mayoría de los presidentes de la República, Federico Laredo Bru ocupó numerosas responsabilidades previo a su mandato, que se extendió entre 1936 y 1940.
Durante la presidencia de José Miguel Gómez (1909-1913) fue nombrado secretario de Gobernación y, décadas después, durante el breve mandato de Carlos Manuel de Céspedes y Quesada (1933) ocupó el mismo cargo.
Laredo Brú fue vicepresidente en el gobierno de Miguel Mariano Gómez y cuando ocupó el poder tras la renuncia de este.
La historiografía recoge notas mayormente positivas del mandato de Laredo Bru, hecho que ha evitado habría evitado el excesivo ensañamiento del castrismo sobre su figura.
Durante su mandato, Laredo Brú firmó la ley de nueve centavos sobre el saco de azúcar que había costado la presidencia a su predecesor. Asimismo, fijó la zafra azucarera a casi tres millones de toneladas al año y con un precio por encima de los 1,7 centavos la libra.
Realizó importantes reformas como la Autonomía de la Universidad de La Habana, un viejo reclamo de la comunidad universitaria. También creó los institutos de segunda enseñanza así como el consejo corporativo de Educación, Sanidad y Beneficencia.
Federico Laredo Brú creo, además, las escuelas rurales y el Instituto Cívico-Militar, los hogares infantiles campesinos así como la Dirección Nacional de Deportes.
En el área de la salud, su gobierno creó el Servicio Técnico de Salud Pública y el Consejo Nacional de Tuberculosis.
Uno de los principales logros de Federico Laredo Brú fue promover la organización de una asamblea constituyente en 1939 para redactar una nueva Carta Magna. En aquella ocasión, todos los partidos fueron convocados a designar nuevos delegados a la constituyente.
A pesar de sus logros, Laredo Brú también pasará a la historia por ser el presidente que negó la entrada a Cuba a los pasajeros del San Luis, un crucero con más de 900 refugiados judíos que en 1939 habían obtenido visa de entrada en Cuba y tuvieron que regresar a Europa, donde 254 de ellos terminaron sus vidas en los campos de concentración nazis.