MIAMI, Estados Unidos. — El 5 de agosto de 1926 el ilusionista austrohúngaro, Harry Houdini, realizó su última y más grande hazaña al pasar 91 minutos dentro de un ataúd sumergido en una piscina.
Ese día, quien es considerado por muchos el mago más famoso de la historia moderna, convocó a la prensa al hotel Shelton, en Nueva York. Entró a un ataúd de metal que sus asistentes luego introdujeron a la piscina.
Días antes, en julio de 1926, un mago llamado Rahman Bey había entrado en una caja metálica que luego fue sumergida a una piscina. Luego de una hora, Bey consiguió salir vivo y no perdió la oportunidad para retar a Houdini.
El acto del hotel Shelton fue la réplica del gran ilusionista. Houdini practicó el acto durante semanas, consiguiendo desde el primer intento superar los 60 minutos de Bey, pero quería más.
El 5 de agosto de 1926, tras superar los 60 minutos conseguidos por Bey, el asistente de Houdini usó el teléfono que conectaba a la superficie con el interior del ataúd. El mago, pese a recibir el aviso, decidió permanecer ahí. En total, pasó 91 minutos encerrado y sumergido.
Harry Houdini moriría apenas tres meses después, tras una presentación en Montreal. El austrohúngaro aceptó el desafío de unos estudiantes universitarios que aseguraban que no él soportaría sus golpes. Uno de los jóvenes, que era además un boxeador amateur, le propinó tres puñetazos en el torso que le causaron un profundo dolor, sin embargo, Houdini consiguió disimular y superar el reto. Uno de esos golpes, sin embargo, impactó en su dañado apéndice que terminó por explotar, causándole una peritonitis por la que ingresó a urgencias el 25 de octubre.
Pese a ser sometido a una cirugía, Harry Houdini falleció al mediodía del 31 de octubre de ese año a causa de la infección. El ilusionista tenía 52 años al momento de su muerte.