MIAMI, Estados Unidos. – El Dr. Eduardo J. Padrón impregnó una huella imborrable en la educación de Estados Unidos durante su tiempo como presidente del Miami Dade College (MDC). Nacido en Santiago de Cuba, Padrón llegó a Estados Unidos como refugiado a la edad de 15 años, y desde 1995 hasta 2019, lideró la mayor institución de educación superior en el país, con más de 165.000 estudiantes.
Bajo su liderazgo, el MDC se convirtió en un faro de inclusión y oportunidad, especialmente para estudiantes hispanos, afroamericanos, inmigrantes y aquellos con barreras económicas o lingüísticas. En palabras de Padrón, el MDC “es una universidad que reconoce que el talento es universal, pero que la oportunidad no lo es”.
Economista de formación y galardonado con la Medalla Presidencial por la Libertad en 2016, Padrón ha sido reconocido internacionalmente como uno de los líderes educativos más importantes del mundo. A lo largo de su carrera, fue seleccionado por cinco presidentes estadounidenses para ocupar cargos de prominencia nacional, y participó activamente en foros de políticas educativas.
Su experiencia personal como inmigrante también lo llevó a ser una voz fuerte y compasiva en el debate sobre la política migratoria. Separado de sus padres en 1961 como parte de la Operación Peter Pan, Padrón ha expresado históricamente su preocupación por la política de separación de niños inmigrantes y la necesidad de una reforma migratoria justa y digna.
En 2019, al despedirse de la presidencia de MDC, el ilustre cubanoamericano miró atrás con orgullo y nostalgia a sus 25 años en el cargo. Su legado, sin embargo, continúa inspirando a generaciones de estudiantes y educadores que buscan un camino hacia una educación más accesible e inclusiva.
“Dormía dos o tres horas diarias, tenía de tres a cuatro trabajos y asistía a la escuela. Logré sentar la base para lo que hago hoy, y no lo digo como queja, al contrario, me ayudó a forjar el carácter”, dijo Padrón en entrevista con EFE.
Su historia personal es un testimonio poderoso de cómo la educación puede ser una fuerza transformadora. Es así que su visión y pasión por la inclusión y la oportunidad seguirán siendo una fuente de inspiración para quienes creen en el poder de la educación para cambiar vidas y abrir puertas.