MAYABEQUE, Cuba. — Elsa Fernández, madre y profesora de alumnos de una escuela secundaria en Mayabeque, asegura que los bajos salarios sumado a otros factores de diversa índole han dado al traste con la calidad de la educación en la provincia.
Cuestionada por CubaNet sobre los factores que inciden en la calidad del trabajo de los educadores, la maestra dejó claro que hay que sentir la profesión, un elemento que, según dice, parece no ser tenido demasiado en cuenta por las autoridades del sector.
Graduada de Español-Literatura en el Instituto Superior de Pedagogía Enrique José Varona, Fernández confiesa que siempre trabajó por cuenta propia y que no fue hasta que sus hijos comenzaron la escuela que comenzó a trabajar en centro de docencia.
“Siempre corregí a mis hijos las barbaridades que les enseñaban en la escuela, desde faltas de ortografía hasta errores de contenido. Reforzaba con profesores particulares y visitaba la escuela de mis hijos, pero cuando llegó la pandemia limitaron el acceso de los padres a los centros educativos y se incrementó el mal trabajo”.
Tras pasar un año impartiendo clases, Elsa abandonó el trabajo estatal y actualmente considera dar clases desde su casa, en plan maestra particular.
Educar “sin contrato”
Para trabajar en un centro educacional cubano se debe ser miembro del personal “fijo” o firmar “una contrata”. Los maestros contratados solo se encuentran en la escuela cuando tienen que impartir clases, mientras el “fijo” debe permanecer en el centro toda la jornada laboral, asistir a reuniones y asumir la responsabilidad de ser profesor guía de un grupo. La diferencia salarial entre las dos modalidades es de poco más de 1 000 pesos, por lo que muchos prefieren menos responsabilidad y “más tiempo libre para buscar dinero por otra parte.”
Otros profesores entrevistados por este diario alegan que el poder adquisitivo de los salarios disminuye cada vez más y que las opciones de sobrevivir son pocas. Los maestros admiten que los centros educativos cubanos buscan llenar plazas vacantes constantemente debido a que se trata de un trabajo de mucha responsabilidad, pero, a su vez, muy mal pagado.
El director de un centro preuniversitario en Mayabeque —entrevistado bajo condición de anonimato por temor a represalias — confesó a CubaNet que ha llegado a alterar la plantilla de trabajadores con el propósito de incrementar el salario para que estos se sientan más motivados y no busquen otras opciones en el sector cuentapropista.
“Hay personas que necesitan estar vinculados al sistema laboral por algún motivo. Yo los contrato, pero su salario se reparte entre los que estamos trabajando en la escuela”, explicó el directivo.
Más allá de los maestros
En el reciente informe sobre el Estado de los Derechos Sociales en Cuba, el Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH) aborda la temática de la Educación. Aunque la mayoría de los entrevistados para el reporte valoró como buena o muy buena la capacidad y desempeño de los profesores, predominaron las opiniones negativas sobre la calidad de las instalaciones y de la base material de estudio facilitada por el Estado. La investigación señala un alto grado de adoctrinamiento en el sistema educativo.
Yoandra González, una alumna de octavo grado de la misma provincia, contó a CubaNet que “los profesores muchas veces no entran a dar el turno de clase estando en la escuela y los dejan a su suerte dentro del aula”.
“Los muchachos se la pasan la mayoría del tiempo texteando en el teléfono o escuchando música”, agregó la joven.
La adolescente dice haber perdido interés en la escuela. Destaca, además, que la calidad de las clases es mala, excepto por algunos profesores. La situación se hace más crítica si se tienen en cuenta la falta de recursos como libros, televisores, computadoras y la pobre oferta del almuerzo escolar.
Menos inversión, menos calidad
A finales del mes de abril, el régimen de la Isla publicó una resolución que prohíbe a maestros en activo realizar cualquier labor educativa por cuenta propia. La restricción abarca el cuidado de niños, enseñanza de taquigrafía, mecanografía o idioma y repasos particulares. Esta nueva ley, sin dudas aprieta más la tuerca a quienes tienen por oficio el magisterio.
El informe oficial sobre inversiones en 2020, publicado por la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI), ubica al sector de la Educación en el penúltimo lugar entre 18 actividades económicas.
El sistema de enseñanza fue superado por el turismo, servicios empresariales, exploración de minas y canteras, entre otros.
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