MIAMI, Estados Unidos.- El médico cubano Alexander Raúl Pupo Casas denunció que está siendo amenazado en su centro de trabajo por las ideas que defiende, y por criticar en redes sociales temas básicos como los bajos salarios de los profesionales en la Isla.
Pupo Casas, residente en la oriental provincia de Holguín, publicó en su perfil de la red social de Facebook que recientemente fue llamado a una reunión privada por directivos de la institución donde labora, quienes le aseguraron que su posición solo le “traerá problemas” en su “vida personal y laboral”.
“No puedo negar que sentí un poco de miedo, no por mi vida, mi vida poco importa cuando lucho por lo que creo justo, lo hice más por mi carrera. Es la medicina el motivo por el cual me desvelo cada madrugada para estudiar, por el cual me dejo mi salario viajando de una provincia a otra, es la medicina y el hecho de salvar vidas lo que me hace sentir más humano cada día”, escribió.
El especialista cubano, que aseguró ningún paciente se ha quejado de su trato, dijo que era imposible negar “el dolor tan grande y la decepción que sentí en el momento en el que creí que amenazaron mi carrera, me tocaron en lo más profundo de mi ser. Les pregunté entonces si ser de una idea distinta me convertía en mala persona, o mal médico”.
“No puedo creer en un líder que se refugia en sugestionar para hacer valer una idea, no es mi concepto de justicia ni de Revolución justa. Repudio totalmente cualquier acto que atente contra la libertad de cada individuo, y para los que me siguen o simplemente leen esto les digo que no dejaré de defender mis creencias, porque las considero justas, porque creo que muy en el fondo en Cuba sufrimos la gran mayoría lo que una pequeña minoría, pero con más poder, defiende”, denunció.
Junto a la imagen del artículo 54 de la Constitución de la República de Cuba, Pupo Casas aseguró: “soy como soy, médico cubano pobre, pero digno y firme en mis ideales, y seguiré defendiendo a mis hermanos a cualquier precio. Y si por ello me despiden de mi trabajo, seguiré ejerciendo mi profesión en cualquier otro sitio donde pensar con libertad no te convierta en una amenaza para quienes defienden la mentira. Lo digo para todos los que como yo piensan sin cadenas”, sentenció.
El médico cubano, cuyo perfil de la red social especifica que es residente de Neurología en el Hospital Ernesto Guevara, en Holguín, es un recurrente crítico del sistema político cubano.
El pasado 12 de agosto, en su perfil de la red social, Pupo Casas denunció la situación de los profesionales de la salud en la Isla, que no reciben el salario que merecen, aún cuando trabajan “de sol a sol”.
“Que desgracia la del médico cubano trabajador, ese al que ellos dicen proteger y que hoy trabaja de sol a sol, sabiendo que ni matándose podrá adquirir el dinero suficiente para pasar el mes sin preocupaciones, que a diario pelea contra la muerte, y su salario no le da ni para comer decentemente”.
“Que desgracia para aquel que no puede pagar las cosas a sobreprecio, y que solo le resta inventar o vivir de las limosnas. Que desgracia ver cómo te elogian por la televisión y te llaman ‘héroe’, y cuando llegas a la casa ves que todo sigue mal, que te hacen falta tantas cosas, y que lo único que te sobra es la miseria y la pena”, escribió.
“Que dolor llegar al trabajo y ver que por mucho que te esfuerces y te superes seguirás en las mismas, que tanta gente diga mentiras por la televisión, pero que nadie se preocupe por analizar que a la hora que terminamos de trabajar ya en las tiendas no queda nada, saber que solo tuvimos transporte cuando éramos muy necesarios”.
Días antes Pupo Casas cuestionó que los culpables del rebrote de la COVID-19 fueran los cubanos o las indisciplinas sociales, como hace creer el gobierno. “Yo no lo veo así. Todos sabemos la escasez de productos que hay en el país, por lo menos en moneda nacional. También las enormes colas para adquirir un producto. Para mí esa es la principal vía de contagio. Más allá de toda duda razonable, esas aglomeraciones de personas, unas sobre las otras, aún con la policía controlando, son un foco transmisor potencial de dicha enfermedad. Serán evitables? Difícil”, escribió.
“Es imposible detener o aislar a un pueblo donde no haya comida, la gente aguanta de todo, pero cuando el hambre pica no hay cuarentena que frene el ansia de salir a buscar alimentos para usted y sus hijos. Es así, desgraciadamente no lo hemos entendido aún”.
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