LA HABANA, Cuba. – El activista Adrián Curuneaux Stivens, uno de los fundadores del Movimiento de Presos y Expresos Políticos 11J (M11J), organización creada para brindar ayuda humanitaria a los prisioneros políticos y a sus familiares, aseguró que la nueva organización buscará “hacer un poquito más por esos presos que han dado y están dando su aporte por la libertad de Cuba”.
Según manifestó a Diario de Cuba el disidente, miembro también del Movimiento Opositores por una Nueva República (MONR), es necesario brindarle una mano a aquellos prisioneros que se encuentran desamparados, así como pedir su amnistía y liberación.
“Creo que existe despreocupación con muchos presos políticos y luchadores de conciencia. Están mal atendidos, no reciben ayuda, no reciben nada. Por supuesto, no pasa con todos, pero sí con muchísimos”, señaló.
Curuneaux Stivens estuvo detenido en el penitenciario de régimen cerrado Valle Grande por un año y seis meses, desde mayo de 2021 hasta noviembre de 2022, cuando salió en libertad.
“Salí libre y hoy por hoy mi mayor preocupación son los hermanos que dejé en prisión, sufriendo falta de medicamentos, maltratos por la Seguridad del Estado y las autoridades carcelarias, sin recibir asistencia; por eso hoy hago énfasis en que se les ayude y que se vean los sufrimientos que están pasando”, solicitó el delegado del MONR.
Precisamente esa sería una de las razones por las que nace el M11J, “conformado por presos y expresos de las últimas olas del presidio político y sus familiares”; también para ser portavoz de aquellos reclusos que viven “las duras e inhumanas condiciones de las prisiones cubanas y todavía guardan injusta prisión por impulsar y defender sus derechos humanos”.
“La idea de este movimiento surge por mediación de Yuniel Herrera y mía, ya que ambos vivimos la amarga experiencia de las prisiones comunistas y sabemos el trabajo y el sufrimiento que pasan los prisioneros de conciencia en los centros penitenciarios del régimen”, explicó Adrián Curuneaux.
El opositor fue detenido por la policía política en mayo de 2021 cuando se dirigía al Hospital Universitario Calixto García, con el objetivo de visitar al artivista Luis Manuel Otero Alcántara, ingresado en ese momento en la institución sanitaria, después de llevar varios días en huelga de hambre.
“De camino a la unidad en el patrullero, me maltrataron, me golpearon, me estrangularon con la tonfa porque yo gritaba ‘¡Libertad, Patria y Vida!’, ‘¡Abajo Fidel!’. Me llevaron para la estación policial de Aguilera, luego para la unidad de Picota y finalmente para Valle Grande”, contó.
Según prosigue, en el penitenciario ubicado en el municipio habanero de La Lisa fue testigo de los abusos y maltratos de los guardias. “Pude ver a reclusos esposados por 24 horas en el comedor, a presos políticos recibir injustos castigos en celdas, sin comer y hasta sin tomar agua”, aseguró.
Asimismo, el opositor reveló que en esos calabozos se realizan torturas físicas y psicológicas, principalmente por parte de agentes de la policía política. “A mí me chantajeaban proponiéndome que trabajara para ellos, me visitaban sistemáticamente para hostigarme y también enviaban a presos a pelearse conmigo”.
El artista independiente, que se gana la vida como escultor de madera, describió las condiciones de vida para los reclusos en Valle Grande como pésimas e infrahumanas. La comida muy poca y mal elaborada y casi ningún medicamento para aquellos que están llenos de enfermedades o solo tienen un dolor de muelas.
De acuerdo con Curuneaux Stivens, la jaba o el saco mensual de los presos los restringen constantemente, prohibiendo que entren algunos alimentos como la barra de guayaba, el arroz y el azúcar; así como los fármacos que llevan los familiares, permitiendo la entrada de algunos pocos.
“Esta es una situación que se repite en todas las cárceles de Cuba y justamente por eso es que exhorto a las personas que puedan ayudar, a las organizaciones internacionales, a colaborar con el Movimiento de Presos y Expresos 11J, para auxiliar a los presos políticos, máxime aquellos que se encuentran desamparados”, acotó el activista.
El M11J pretende denunciar y dar a conocer tanto dentro como fuera de Cuba las difíciles condiciones en las que se encuentras las prisiones de la isla, las constantes violaciones del reglamento penitenciario, así como la violencia carcelaria que sufren los reclusos.
“No descansaremos hasta que el último preso político sea liberado”, señaló finalmente Adrián Curuneaux.