GRANMA, Cuba.- Luego de nueve juicios de litigio, Vicente Zamora de la Paz fue declarado por el Tribunal Municipal de Bayamo, como ocupante ilegal en su propia vivienda y sentenciado a abandonarla antes de siete días.
Este bayamés de 52 años, vecino de Calle 1ra, número 877, del Reparto Latinoamericano, en desacuerdo con el fallo del tribunal, decidió hacer público su caso en CubaNet, “para que se conozcan las injusticias de la “justicia cubana”, según sus propias palabras.
“Yo pagué el terreno de la casa en 1991 a petición de mi padre y todos los papeles de propiedad están a mi nombre”, cuenta Vicente, mientras esgrime un alijo de documentos legales. “La resolución que lo avala cita textualmente: ‘El derecho de superficiario sobre el terreno es inseparable del dominio, uso y disfrute de la vivienda construida, por consiguiente no podrá efectuarse segregación, cesión o cualquier transmisión de derechos sobre el terreno, separadamente de la vivienda construida en el mismo’. Esto acaba de ser violado por el tribunal que me condena”.
“Al morir mi padre en 2012, quien nunca tuvo documentos de propiedad a su nombre, aparecieron dos testamentos, supuestamente hechos por mis padres en 2005 y redactados por una abogada que posteriormente abandonó el país, legando mi propiedad en favor de mi sobrino Grabiel Ramón Espinosa Zamora”.
Según Vicente, nadie sabía hasta ese momento de la existencia de esos testamentos, por lo que este suceso desencadenó una serie de nueve juicios de litigio.
“Para esa fecha, ninguno de mis padres tenía facultades mentales para emitir esos documentos, pues mi madre había sufrido de trombosis en varias ocasiones y sufría demencia senil y mi padre tenía problemas psiquiátricos agudos. La Dirección Municipal de Vivienda y el Tribunal Municipal están permitiendo que yo sea despojado de mi casa, aceptando unos documentos con firmas falsificadas, en los que personas sin autoridad legal y fuera de su sano juicio, testaron una propiedad que no le pertenecía, a mis espaldas”.
Ada Herrera Machado, una vecina citada como testigo del testamento, negó rotundamente ante el tribunal haber firmado el documento. También fue falsificada la firma de Vicente y, durante las investigaciones, dicha falsificación fue corroborada por peritos y jueces, “pero ese dato nunca fue considerado relevante”, según Vicente.
“Sin embargo el tribunal en el juicio de hoy falló a favor de los falsificadores y me ha dado siete días para que abandone la casa que ayudé a construir, que me pertenece por propiedad legal, y donde vivo desde que nací, hace 52 años. Yo confiaba en la justicia, pero me olvidé de sobornarla y ahora resulta que mi casa ya no es mía”, agregó Vicente, mientras citaba los lugares a los que había acudido haciendo reclamaciones.
Arelis Vilier Cintra, Abogada de un bufete colectivo bayamés y representante legal de Vicente, refirió: “En este caso, la Sala ha valorado de modo irracional los medios de pruebas, hay evidente falsedad en las investigaciones, incongruencias en las declaraciones, introducción de suposiciones como hechos firmes e irregularidades que por sí solas motivan la nulidad de lo actuado, no siendo del modo que lo valora la Sala, lo que deja a mi representado en estado de indefensión total”.
Confirma además la abogada que la Sala desestimó la prueba pericial caligráfica de ambos testamentos, que aparecen firmados por una persona (Ada Herrera) que lo niega y en los que las rúbricas no tienen similitudes entre sí, ni con la firma personal de esta.
“Me niegan la posibilidad de revisión de causa en el supremo (Tribunal Supremo de Justicia)”, refiere Vicente, “porque hay muchas personas involucradas en esta injusticia, se han cometido violaciones graves que nadie se atreve a enfrentar, los que no están involucrados le temen a las consecuencias, nadie quiere meterse en problemas, porque ni los abogados del Bufete Provincial han querido que los contrate en mi defensa”.
“La corrupción en Bayamo es tan grande que ni los que tienen autoridad para detenerla, se atreven a hacerlo”, afirma, dando muestras de impotencia. “¿A qué justicia podemos aspirar entonces los cubanos? ¿Dónde voy a vivir en lo adelante?”, terminó preguntando.