LA HABANA, Cuba.- Richard L.Trumka, presidente de la Federación del Trabajo y Congreso de Organizaciones Industriales (AFL-CIO) de los Estados Unidos, con seis y medio millones de asociados, envió una carta a Raúl Castro con fecha 10 de enero de 2017 a través del Embajador de Cuba en Washington, denunciando violaciones de derechos humanos y sindicales en Cuba y expresando su enojo sobre el trato violento de la policía política contra el sindicalista independiente Iván Hernández Carrillo, secretario general de la recién refundada Asociación Sindical Independiente de Cuba, la mañana del 28 de diciembre en la terminal de ómnibus de La Habana en su retorno a la ciudad Colón, provincia Matanzas, donde reside, luego de una entrevista en la Embajada de Francia.
Iván Hernández Carrillo, ex preso de conciencia del Grupo de los 75 en libertad provisional, conversó con CubaNet.
¿Qué motivó su carta a Trumka?
Quise asegurarme que la más poderosa asociación gremial de los Estados Unidos y su presidente —con quienes estrechamos relaciones de trabajo en nuestra visita a los Estados Unidos en agosto pasado— conocieran de primera mano que la represión gubernamental en la isla se mantiene y aún aumenta contra sindicalistas no oficialistas y sus gremios.
También recalcar nuestra creencia de que la AFL-CIOL puede ejercer influencia moral en los Estados Unidos y otros países para que de alguna manera impacten en el gobierno de Cuba y ayude a revertir la situación represiva en la isla.
Dije a Trumka que el pasado 28 de diciembre, alrededor de las 8 y 30 de la mañana, Caridad Burunate Gómez, miembro de las Damas de Blanco y yo fuimos asaltados en la terminal de ómnibus de La Habana.
Me ocupaba en comprar los boletos a unos diez metros de Caridad cuando cuatro hombres vestidos de civil se le acercan y preguntan si la mochila era de ella. Respondió que sí. Le dicen: “Sabemos es de Iván, entrégala”. Caridad, con cartera y mochila muy apretadas contra su pecho, les responde: “Sí, es de él, pero la estoy cuidando y no la entrego”.
Como vulgares delincuentes intentan arrebatarle las pertenencias. Caridad cae en el forcejeo y es arrastrada. Grita, pide auxilio. Se origina gran alboroto. Considerándolos ladrones, personas que esperan viajar llaman a la policía, intervienen en defensa de Caridad. Frente a esa respuesta inesperada, los asaltantes optan por identificarse como agentes de la Seguridad del Estado.
Acudo de inmediato, también soy derribado y pateado, pero se frustra el intento de apoderarse de nuestras pertenencias. Quizás presumían que llevábamos documentos de la ASIC y no sé qué otras cosas buscaban. Fui detenido por algunas horas y liberado sin cargos.
También expongo a la AFL-CIO que hubo otros casos de intimidación y arrestos por poco tiempo de sindicalistas independientes el 27 y 30 de diciembre pasado contra los sindicalistas independientes, integrantes de la ASIC:
Felipe Carrera Hernández fue interceptado e injuriado en la vía pública por dos policías y en otra ocasión detenido y conducido a la estación policial de Habana Vieja, municipio de residencia, donde lo tuvieron por dos horas.
Mateo Moreno Ramón, también de la capital, fue detenido por la policía política y le hicieron preguntas sobre la ASIC, que se negó a responder.
Emilio Gottardi y Gottardi, residente en Centro Habana con su familia, fue interceptado en la vía pública por dos agentes de la policía secreta en moto que intentaron conocer interioridades organizativas de la asociación gremial, sin ser contestadas. Y Finalmente “aconsejaron” a Gottardi permanecer en su casa con su familia, que “no saliera a la calle en esos días de fin de año para que no se buscara problemas”.
Debo recordar que envié una primera carta-denuncia a Trumka en agosto pasado. Denunciábamos otros casos de persecución y detenciones por poco tiempo de sindicalistas no oficialistas. Hablábamos del aumento de la represión contra la oposición pacífica en general y gremialistas independientes y sacamos conclusión de que, lejos de mejorar la situación de los derechos políticos, humanos y sindicales, empeoraban con nueva metodología represiva como entorpecer e impedir las reuniones sindicales pacíficas para impedir el proceso de consolidación y unidad alcanzado por las tres confederaciones obreras independientes. El mismo método con el resto de las organizaciones de la sociedad civil, de cualquier matiz político que no se allanen al régimen.
Carta que Trumka también envió a Raúl Castro.
¿Expectativas de cambio?
No espero —a menos que ocurra un milagro— que la situación de los derechos humanos, civiles y políticos mejore a corto plazo en Cuba. Continuamos enfrentándonos a la dictadura y estamos a la expectativa del rumbo aún indeciso que tome el gobierno de Donald Trump en materia de derechos humanos y sindicales y las relaciones entre los Estados Unidos y Cuba y lo mismo que Trumka, esperamos acciones concretas en la labor de protección de los derechos humanos en el marco de las relaciones entre los Estados Unidos y Cuba.