LA HABANA, Cuba. -El salón central de Expocuba, fue sede de la Expo de la provincia de Artemisa, que se extendió del 13 al 17 de mayo. En sus stands estuvieron presentes empresas agrícolas, industriales, de la construcción, las telecomunicaciones, el comercio, la gastronomía, además de centros de investigación, de la salud, la educación, la cultura, artesanos representados por el Fondo de Bienes Culturales y las casas de la cultura, el deporte y un pequeño empresario privado.
La provincia de Artemisa, junto con Mayabeque, fue creada en enero de 2011, resultado de la división de la antigua provincia de La Habana. Artemisa la integraron 8 municipios que eran de La Habana más tres que formaban parte de la provincia de Pinar del Rio. Tiene una extensión de 4 004 kilómetros cuadrados. La capital provincial es la ciudad de Artemisa, ubicada en el municipio homónimo que es el primero en población, con 82 917 habitantes, y el segundo en extensión, con 688 kilómetros cuadrados, solo superado por el municipio San Cristóbal, que tiene 934 kilómetros cuadrados.
La provincia Artemisa es eminentemente agrícola. Se destaca en el cultivo de la caña de azúcar, al que está dedicada la mayor parte de las tierras de las cooperativas y campesinos. La caña cortada es tributada a los centrales 30 de noviembre y Harlem, ubicados en los municipios de San Cristóbal y Bahía Honda, respectivamente.
Estos dos ingenios, por su mal desempeño en la finalizada zafra azucarera, igual que en las precedentes, fueron los responsable directos que la provincia de Artemisa no cumpliera su plan de azúcar, razón para que la dirección provincial del Partido Comunista, que es quien realmente manda -el gobierno provincial se limita cumplir lo que el Partido le ordena- decidieran que ninguno de los dos estuviera presente en la exposición.
La industria de materiales de la construcción tiene fuerte presencia en Artemisa. En su territorio funcionan dos fábricas de cemento, una en Mariel, la mayor, y la otra en Artemisa. La de Mariel, que opera como una empresa mixta y produce cemento de diferentes tipos para la exportación, con la marca Curazao, tenía un stand, pero la de Artemisa no estuvo representada en la Exposición.
En la Expo tampoco estuvieron representadas la planta termoeléctrica del Mariel, una de las de mayor capacidad generadora de electricidad del país, la fábrica de carburo y acetileno ubicada en Guanajay, la textilera de Ariguanabo, una de las más antiguas del país, la ensambladora y reconstructora de ómnibus de Guanajay, que hoy fabrica los ómnibus de mediano porte marca Diana, destinados a paliar la grave crisis del transporte urbano.
Los asistentes a la muestra no pudieron conocer que en el municipio Güira de Melena funciona una fábrica de implementos agrícolas. Tampoco hubo información del centro de desguace de buques que funciona en la rada de Bahía Honda, de la planta metal-mecánica de San Cristóbal o la productora de aluminio que radica en San Antonio de los Baños.
Pero el principal ausente de la Expo de Artemisa fue la Zona de Desarrollo Espacial de Mariel (ZED), donde funciona una moderna terminal de contenedores, y en la que se trabaja para que en la boca de la bahía haya un calado de 16 metros que permita la entrada y posterior atraque de buques post-panamax (megabuques) con capacidad de trasportar hasta 10 mil TEU (unidad de medida de capacidad de carga de un contenedor normalizado de 20 pies).
Se ha anunciado que en dicha zona, los inversores extranjeros que decidan establecer sus factorías, gozarán de un régimen especial tributario, que los estimule a permanecer y ampliar sus negocios. El gobierno cubano cifra sus mayores expectativas en lograr allí un pujante polo industrial dirigido a la sustitución de importaciones.
Todos aquellos que visitaron la muestra se fueron sabiendo tanto como cuando llegaron. A la entrada del pabellón central no hubo ningún stand en que se brindara información impresa o en soporte digital. Si el propósito de los organizadores de la exposición fue que los visitantes conocieran los avances y progresos de la provincia de Artemisa realmente no lo lograron.
No tiene sentido que se monte una exposición sin que a los visitantes se les proporcione las informaciones que indudablemente habrían sido de su interés.
La asistencia de público fue bastante pobre, pero los que si concurrían por decenas los días que duró la muestra fueron los revendedores, que luego de hacer largas colas adquirían en grandes cantidades los diferentes productos que se vendían en los stands de la industria alimenticia de la provincia para luego venderlos a cuatro veces y más el precio al que lo adquirieron.
Estos inescrupulosos personajes fueron los que mayor provecho sacaron de la exposición. Para ellos fue un negocio sumamente rentable.