LA HABANA, Cuba.- La construcción de nuevas capacidades hoteleras en el Centro Histórico de la Habana Vieja comienza, al tiempo que aumenta el estado de deterioro de las viviendas sin que el Estado disponga materiales para revertir el colapso habitacional en la antigua Villa de San Cristóbal de la Habana.
Un aproximado de 15 lujosas instalaciones hoteleras quedarán dispuestas alrededor del Capitolio, sede de la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP). Entre ellas, el edificio que actualmente ocupa el Tribunal Provincial Popular de La Habana, que será reformado para convertirse en el Hotel de la ANPP.
Con la terminación de los pilotes de concreto y el vallado metálico que conformarán el perímetro de seguridad, comenzaron las labores constructivas del Gran Hotel entre las ruinas del edificio que tuvo el mismo nombre, abandonado durante décadas y ubicado en la calle Brasil –más conocida como Teniente Rey, entre Zulueta y Monserrate, Habana Vieja.
Una tupida vegetación pobló el andamiaje metálico que rodeó lo que quedaba de la estructura durante casi 20 años.
Jean Luce, coordinador general del proyecto y en representación de la compañía francesa Bouygues Batiment Inc., accedió a contestar algunas preguntas sobre la obra, que costará entre 70 y 100 millones de dólares. CubaNet supo que en tres años será un inmueble que contará con 200 habitaciones y trece pisos.
“Será un poco más alto que ese edificio”, dice Jean Luce señalando al actual Tribunal. “Es obligatorio subir varios niveles para poder asegurar la fachada original”, explica también.
En la construcción, según el especialista, interviene no solo la francesa Bouygues. Por la parte cubana están la AEI (Asociación Económica Internacional) y la UCM (Unidad de Construcciones Militares del MINFAR). “Las mismas compañías encargadas del Hotel Manzana”.
“Aquí mismo estamos involucrados en la construcción de otros tres hoteles, con este cuatro; además, hemos participado en la construcción de otros hoteles en Cayo Santa María, Varadero, Cayo Coco, Cayo Guillermo”, apunta el empleado de Bouygues.
Varios trabajadores entrevistados describieron, en condición de anonimato, las condiciones en que trabajan. “Apenas nos dejan almorzar en paz, no has cogido tu bandeja y enseguida viene el yanqui y te manda a trabajar, no podemos ni reposar el almuerzo”, dijeron. “Ahora mismo está lloviendo, usted mismo lo vio, y tenemos que terminar. Nuestra salud no importa”, se queja otro.
“Hoteles sí, casas no…”, comentó indignado un señor de unos 50 años, que dice llamarse Jesús y vivir al lado de “las ruinas que resurgen luego de más de 30 años”. Y sentenció: “Se te puede caer la casa encima que a ellos nada le importa, y con tal de lograr su objetivo, pactan con el mismísimo diablo”.