BAYAMO, Cuba.- Luego de intensa búsqueda por vecinos y familiares, fue encontrado la tarde de ayer, el cuerpo de Duanis Meriño Sánchez, ahogado en una cueva de la comunidad pesquera de Cabo Cruz, Niquero. Dos horas después del descubrimiento, llegó el socorro de las autoridades y el servicio médico en un carro fúnebre, causando protestas entre los pobladores.
Según cuentan testigos del hallazgo, Duanis era nativo del lugar, pero residente en el poblado de La Gloria, del municipio de Campechuela. De 29 años, deja tras su muerte a su joven esposa Mailén, viuda y sus dos hijas de 2 y 7 años de edad.
Comentan los presentes que Duanis disfrutaba del verano y la playa junto a varios amigos, cuando decidieron recrearse en una cueva cercana.
La cueva del siniestro está ubicada en Cabo Cruz, en la ladera de un pequeño farallón a escasos metros de la orilla de la playa. En su interior existen varias ramificaciones y cuevas secundarias, antecedidas por una primera cavidad inundada, ubicada junto a la única entrada conocida y parcialmente iluminada por la luz exterior, donde acostumbran bañarse lugareños y visitantes, por la frescura del agua subterránea que la llena.
Roilán Hernández Viltres, uno de sus acompañantes y amigo de infancia cuenta: “Alrededor de la una de la tarde, él se ofreció a mostrarle a otro de los que estábamos allí un manantial que alimenta la cueva y que comunica al mar de forma subterránea y se zambulló, luego llegaron otros (a la cueva), estuvieron un ratico y se fueron y eso nos distrajo. Al rato nos dimos cuenta de que faltaba Duanis, primero pensamos que se había ido con el grupito que acababa de salir, lo comentamos entre nosotros y uno dijo que no lo había visto salir luego de zambullirse, ahí mismo comenzamos a buscarlo.”
La búsqueda ocupó toda la tarde, poco a poco se fueron enterando y sumando casi un centenar, entre vecinos, familiares y amistades; unos buscaban en los alrededores y cuevas cercanas, otros, más arriesgados se internaron en la cueva recorriendo sus intrincadas galerías, guiados con cuerdas y linternas, mientras otros buceaban, turnándose en búsqueda del cuerpo sumergido, palpando a ciegas en las oscuras aguas.
Mario Sánchez Viltres, uno de los buzos que buscaba el cuerpo, dijo: “La cueva es oscura y profunda, hay muchos recovecos y bucear a pulmón (sin equipo) cansa bastante, tuve que buscarlo tocando las paredes y el fondo, porque ahí no se ve absolutamente nada”.
“Tuvimos que meter una linterna en un condón, para alumbrar bajo el agua pero se rompió y se nos mojó la linterna”, dijo. “Probamos de nuevo y pasó lo mismo, lo último que vi fue un bulto en el fondo, pero casi sin aire, tuvimos que salir a respirar. Luego bajamos oscuro, pero no dimos con él”, agregó.
Alrededor de las siete de la tarde pudieron obtener una linterna sumergible y los hermanos Orlando y Wilfredo Días Hernández, conocedores de la cueva, reanudaron la búsqueda bajo el agua. Doce minutos más tarde, asomaron en la entrada anunciando el descubrimiento y rescate del cuerpo ahogado de Duanis, que colocaron al borde del agua a la espera de los familiares y autoridades competentes.
La noticia recorrió la multitud aglomerada en la entrada y los alrededores provocando un estallido de llanto y lamentaciones entre los presentes. Algunos manifestaron no regresar jamás al lugar.
A las nueve de la noche llegó el personal médico y las autoridades en el carro fúnebre. Uno de los buzos que ayudó en la búsqueda, les dijo enfadado, haciéndoles notar su demora. “Ahora es que aparecen, si hubiera sido un recalo de drogas enseguidita hubieran llegado. La verdad es que no tienen ningún respeto por la vida humana”.
Bien entrada la noche comenzó el traslado del cuerpo para el peritaje y la autopsia en Manzanillo, distante a 97 kilómetros del poblado.