LA HABANA, Cuba, Judith Muñiz Peraza.- Como parte del surrealismo ambiental, que se ve en Cuba a menudo, están las cabinas telefónicas mutiladas, abandonadas a su suerte. Lo más asombroso es comprobar que no pocas carecen del dispositivo para hablar.
Entonces uno se pregunta qué sentido tienen las sombrillas o techo que le han puesto. ¿Para proteger qué?
Sabemos que el vandalismo a cabinas telefónicas es común en muchos países, pero enseguida arreglan los desperfectos. Aquí la gestión de la telefonía está en manos del Estado, pero, como no tiene competencia, da igual como estén los terminales.
Da pena pasar por la calle Pepe Antonio, entre Martí y Lebredo, en Guanabacoa, y ver en qué han quedado los teléfonos públicos.