LA HABANA, Cuba.- Luego de una razzia hecha recientemente contra salvavidas en las playas al este de La Habana, los bañistas han quedado desprotegidos del sol y de cualquier accidente en el agua. La ofensiva de autoridades contra el alquiler de sombrillas y otros medios de playa acabó nada menos que con los salvavidas.
Esos miembros de la Cruz Roja Cubana se encargaban de alquilar medios para la comodidad de los que vienen a darse un baño en medio del insoportable calor, pero el inicio del verano marcó el fin de su negocio.
Yosvany Domínguez Reitor —alias “el Calvo”— y cuatro colegas suyos fueron detenidos recientemente y conducidos a la Estación de Guanabo. Todos ellos salvavidas, les impusieron multas de mil pesos, casi el doble de su salario mensual, despojándolos de sus costosos bienes recreativos, ahora confiscados.
Decomisaron hasta sus toldos, de confección casera, para protegerse un poco del sol, la lluvia, viento, porque las torres de observación y protección del salvavidas, obligación del gobierno para la seguridad de los bañistas, desaparecieron por falta de mantenimiento. El salvavidas de hoy, sentado sobre la arena, tiene la responsabilidad —incluso penal— de descubrir entre tantas lejanas cabezas en el mar a la persona en trance de ahogarse, para salvarla.
Pero quizá no deba sorprender que el propio salvavidas alquile de forma encubierta tumbonas, sillas, sombrillas, patas de rana, snorkel, tablas de surf, balsas, compradas muy caras en tiendas dolarizadas o traídas “de afuera”.
“Se sabe que arrendar esos medios no está entre las funciones del salvavidas, pero es un recurso casi obligado para la subsistencia familiar. El salario mensual de 630 pesos, incluyendo el pago por condiciones agresivas de trabajo. Eso apenas alcanza para comer, así como para necesidades del hogar. Y los turistas necesitan ese servicio que el Estado no da. Pagan satisfechos y hasta se convierten en cómplices. Si el policía pregunta por la procedencia de algún medio con toda naturalidad afirman que lo trajeron de sus casas”, comenta el salvavidas Daniel Sabatier, de 53 años, residente en Guanabo.
Justo Sánchez Izquierdo, de 37 años y también salvavidas de Guanabo, dice: “Son las mismas autoridades las que se empeñan en mantener la ilegalidad, perseguir, sancionar al salvavidas o cualquiera otro atrapado infraganti. El gobierno no da licencia a facilitadores del servicio al turista, tampoco está interesado en brindar ese servicio masivo, del que se ocupa la corporación estatal Marlins, pero solo en algunos hoteles de lujo y áreas de playa exclusivas frecuentadas por extranjeros”.