LA HABANA, Cuba. -En la calle Cuarteles, entre Cuba y Aguiar, en la Habana Vieja, existe una pequeña galería de arte donde el pintor Juan Lázaro Gutierrez Momblá, expone su serie “Meditaciones”. La inseguridad para vender su obra y la falta de un representante, lo ha llevado hasta comerciar con sus objetos personales para poder sobrevivir.
Piensa que el artista no debe esperar, sino ser su propio promotor. No le permiten puede exponer en ninguna galería del estado porque le exigen un nivel académico, a pesar de tener una obra interesante. Para él, el arte es la emoción. Puede ganar la admiración o la indignación de las personas. No se puede explicar:
¿Por qué la serie se llama Meditaciones?
Porque es el modo de recordarle a la gente que cuando fuimos niños fuimos amorosos, respetuosos con los mayores de forma natural…
Me has dicho que no tienes formación académica.
No, soy autodidacta, pintaba desde niño para no aburrirme. En 1998 mientras estaba en el servicio militar un amigo que trabajaba en la feria me motivó y vendió una pintura mía. Aprendí observando a otros pintores, yendo a exposiciones, trabajando, leyendo, buscando material en la biblioteca, preguntando… Cada día descubro más cosas, y quiero cambiarlas…
¿De qué pintor tienes influencias?
De Picasso, me gustó mucho porque tuvo varios estilos, incluso hice algunas apropiaciones de sus obras, pero después encontré mi propio estilo. Hago abstracto, expresionismo. Trato de jugar con los colores, y que ninguno de mis trabajos se parezca. A veces le abro huecos al lienzo, lo quemo, le pego papeles, se me ocurre pegarles cualquier cosa, o uso cartones que recojo por la calle.
¿No has probado suerte en las ferias populares?
Sí, estuve un tiempo, pero lo que se vende no tiene valor artístico y la mercancía parece hecha en serie. Alquilé un espacio con un amigo por seis años, y luego nos dijeron que lo iban a convertir en una peluquería y tuvimos que irnos. Llevo aquí solo unos meses.
¿Vendes bastante? ¿Tu arte te da para vivir?
Pasan meses y no se vende nada, otras logro vender algo, y como el alquiler es bastante alto, he tenido que vender mi computadora y hasta mi celular para poder pagar el espacio y la licencia de trabajador por cuenta propia.
¿Cómo le pones los precios? ¿Acaso por la inversión que haces?
Depende del valor sentimental, aunque también invierto bastante, los precios son altos porque son materiales importados, aunque también se hacen algunos en Cuba. Un solo tubo de acrílico puede costar más de 3 dólares.
¿No tienes un marchante que te represente?
Conocí a dos marchantes, con el francés me fue bien y vendí algunos cuadros, aunque ellos siempre te regatean y pierdes dinero. Con el otro, que era angolano, me quiso estafar y estuve a punto de entregarle mis cuadros para que se los llevara, cuando me enteré que los iba a vender como si fueran suyos, no los mandé.
Veo que también pintas sobre la superficies de CDs, ¿cómo se te ocurrió utilizarlos?
A veces tenía unos cuantos CDs que se echaban a perder, y entonces empecé a usarlos, lo bueno es que después de pintados se pueden girar de la forma que se desee. Los vendo en 4 dólares. Aunque a veces les regalo algunos a los niños y ellos mismos se encargan de promoverlos por ahí…
¿Y los cubanos compran cuadros?
A los cubanos les gusta la pintura, pero su economía no le permite gastarse 200 o 300 dólares en cuadros.
¿Te gustaría tener tu propio estudio? ¿Cuánto costaría un estudio pequeño como éste?
Eso sería bueno, pero tendría que vender una serie completa. Los marchantes regatean por un cuadro y hay que bajar los precios. Para comprar este estudio tendría que tener más de 2000 dólares, y lo que gano se va en materiales, en pagar el espacio, la licencia y para comer.
¿Les has pedido ayuda a pintores reconocidos como Nelson Domínguez o Choco para poder exponer?
Los pintores no son unidos como los músicos, que se ayudan entre sí. En ocasiones entro en un estudio de uno de esos artistas, y noto que se sienten superiores y menosprecian mi trabajo, no puedo exponer en galerías del estado porque exigen un nivel de graduado. No debía ser así, porque Benny Moré no pasó escuela y fue un artista fabuloso. El pintor en cualquier época ha tenido una vida difícil, a veces han tenido que cambiar su obra hasta por comida.
¿Emigrarías para poder desarrollar tu obra?
Estaría un tiempo trabajando, no me gustaría regresar con los dedos fríos. Y así tener mi propio estudio y no tener que pagar al mes.