LA HABANA, Cuba. -El alcoholismo, uno de los peores males arraigados en la sociedad cubana actual, cobró otra vida ayer, al encontrarse al amanecer muerto en la entrada del establecimiento estatal La Taberna de Jaimanitas, al indigente apodado “Harina”.
“Harina”, que no llegaba a los cuarenta años, había pasado dieciocho en prisión, cuando siendo casi un niño, le quitó la vida a un anciano en el barrio marginal La Cantera mientras intentaba robarle.
En los últimos tiempos se veía muy deteriorada su salud, con síntomas visibles de hinchazón generalizada en todo el cuerpo, y apenas se movía de su sitio en las afueras de La Taberna. Cuentan sus colegas de tragos que la noche anterior lo llevaron al Policlínico y estaba para ingreso, pero solo le recetaron un medicamento, que no alcanzó a comprar, y le indicaron que dejara de beber.
La Taberna, que expende bebidas alcohólicas las 24 horas, está situada en la céntrica esquina de Quinta avenida y 234, y es, junto a la playa La Conchita y el parque del pueblo, uno de los sitios preferidos por los alcohólicos para beber y pernoctar. La mala alimentación y la precariedad de sus vidas, sitúan al grupo de alcohólicos de Jaimanitas a la cabeza de los sectores más vulnerables.