La fuerza del arte
Leonel Alberto Pérez Belette
LA HABANA, Cuba, marzo (www.cubanet.org) - Una muestra fotográfica de alta definición y a tamaño natural, de las obras más famosas expuestas en El Museo del Louvre, quedó inaugurada el pasado sábado en el antiguo Castillo de la Real Fuerza y se extenderá hasta el próximo 18 de mayo. Lo realmente interesante ha sido el impacto de este evento, entre los habaneros.
Por primera vez miles de cubanos tienen la oportunidad de apreciar detalladamente, aunque sea en fotos y entre las rejas del castillo, una muestra de seis siglos de pintura europea que va desde el XIII hasta mediados del XIX, y que abarca movimientos artísticos tan disímiles como los primitivos de la Edad Media, el Renacimiento, Manierismo, Caravagismo, Clasicismo, Barroco, Rococó, Neoclasicismo, Romanticismo, Orientalismo, y finalmente la escuela de Barbizón.
Pero lo más curioso son los comentarios de los asistentes, algunos de los cuales no responden a falta de cultura, sino al humorismo en que se refugia el cubano para escapar de la realidad.
Varios jóvenes quedan impactados por la abundancia dentro de una cocina de Amberes en el año 1566, captada magistralmente por el pincel de Joachim Beuckelaer. Una pareja se asombra del erotismo en un lienzo anónimo de la escuela de Fontainebleau, fechado en 1594, denominado Gabrielle d'Estrées et une de ses soeurs (Gabrielle d'Estrées y una de sus hermanas) .
A escasos metros un niño hace notar a su abuelo que un mendigo, reflejado en un óleo de Bartolomé Esteban Murillo, yace en el piso… ¡rodeado de manzanas y camarones! Otros jóvenes se ríen ante un cuadro de Luis XIV, de Hyacinthe Rigaud, y en alta voz confiesan que el motivo es que ya no es un problema en Cuba mostrar reyes en posees amaneradas, pues la sexóloga Mariela Castro Espín decidió que debía echarse abajo el tabú.
En la esquina no son pocos los pillos que comparan al alicaído Pierrot de Jean Antoine Watteau con el recién purgado Ministro de Relaciones Exteriores. Y, claro, no falta un fulano que, bromista y orgulloso de ser camagüeyano, afirma que lo que más le impresiona Le bain de Diane (El baño de Diana), de François Boucher, es lo desnutrida que está la diosa.
Étude de main, que pintara en 1715 Nicolás de Largillièrre, recuerda a varios el despelote que se arma en Cuba cuando a alguien se le ocurre repartir algo gratis. La gente se impacta y queda muda, sin atreverse a comentar, ante La Liberté guidant le peuple (La libertad guiando al pueblo), de Eugène Delacroix.
La obra más festejada es el retrato de Lisa Gherardini, La Gioconda o Mona Lisa, por lo familiar que resulta la imagen esta icónica obra de Leonardo Da Vinci, por el enigma que esconde su identidad y por ser el mejor exponente del claro oscuro de su época.
La exposición, que forma parte del programa de actividades de la semana de la cultura francesa, ha sido posible gracias a la embajada de Francia. En la inauguración de la muestra estuvieron presentes el ministro de Cultura, Abel Prieto, el embajador de Francia Frédéric Doré, el historiador de la ciudad, Eusebio Leal, y la conservadora del Departamento de Pintura del Louvre Marie-Catherine Sahut. |