En Cuba, la
culpa siempre la tiene el Totí
Adrián Leyva Pérez, Grupo Decoro
LA HABANA, marzo (www.cubanet.org) - Con la expresión popular "la
culpa siempre la tiene el Totí", un anciano calificó al
editorial que publicó Granma en su primera plana el primero de marzo. La
expresión la hizo el hombre en medio de una conversación sobre los
sucesos ocurridos recientemente en la embajada de México en Cuba que tuvo
lugar en una parada de ómnibus de ciudad La Habana.
Los hechos de la embajada mexicana sucedieron apenas 48 después que
Fidel Castro hablara en el programa televisivo Mesa Redonda del 25 de febrero,
donde el gobernante cubano suspendió la exhibición de un filme
alegando que la población deseaba dormir luego de su intervención,
lo que al otro día causó innumerables comentarios, siendo el que más
circuló el que calificaba la suspensión de la película como
un "toque de queda televisivo".
El editorial de Granma, que nadie firma, le dice a los lectores que lo
acontecido en la embajada de México fue obra de antisociales instigados
desde el exterior del país.
En la misma nota se expresa que trece de los cubanos que intentaron
conseguir refugio en esa sede diplomática tienen antecedentes penales,
incluso que uno de ellos está vinculado al tráfico de drogas, lo
que dio origen a la interrogante de cómo es posible que semejantes
criminales estuvieran en libertad. Este sencillo análisis llevó a
muchas personas a dudar de la credibilidad del escrito de Granma, que además
intenta nuevamente denigrar a todas las personas que se han ido de Cuba desde
1959 a la fecha.
En Cuba, antes de 1959, había trece cárceles y una población
de cinco millones y medio de habitantes. Hoy, después que el gobierno de
Castro lleva 43 años en el poder, la población creció el
doble (11 millones 200 mil personas) pero la cantidad de prisiones supera las
200 y la población penal se estima en decenas de veces mayor que la
existente en el 59, a pesar del sistema político imperante con el cual se
pretendió formar un hombre nuevo en la sociedad socialista que dispone de
instalaciones educacionales y aumentó el nivel de enseñanza en la
población.
Los medios de información, todos estatales, fueron silenciados. No
cubrieron los acontecimientos de la embajada de México. Se limitaron a
repetir la nota del periódico Granma.
La realidad es que Cuba nunca fue un país de emigrantes hasta después
que Castro arribó al poder en 1959. Ahora hay más de dos millones
de cubanos residentes en el exterior y se calcula que otra cifra similar,
incluyendo profesionales, técnicos, artistas, obreros, intelectuales, han
manifestado su intención de emigrar apuntándose en la lotería
de visas, popularmente llamada "El Bombo", para la cual el gobierno de
Estados Unidos de América concede hasta 20 mil visas anuales, así
como por salidas a través de otros países o por matrimonios con
extranjeros, sin contar con los que optan por arriesgar sus vidas lanzándose
al mar en embarcaciones rústicas para atravesar las 90 millas que separan
a Cuba de la Florida.
Durante años, personas de diversos países emigraron hacia
Cuba, entre ellos españoles, chinos, rusos y otros provenientes de Europa
Oriental que huían del comunismo. Emigraban buscando, y encontraban, un
clima de prosperidad económica y social donde asentarse. Algunos de ellos
aún habitan en el país. Otros se marcharon en nueva emigración
luego de 1959.
Lo que cada vez menos se atreven a negar es que cada vez, y en número
creciente, más cubanos apuestan por un futuro lejos de Cuba. Esta
realidad no la estimula nadie desde el exterior, sino que es el resultado de la
situación terrible que tienen que enfrentar diariamente los cubanos en su
tierra.
Pero, como expresó el anciano que citamos al principio de este
escrito, la culpa siempre la tiene el Totí.
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