Un mal que
padecen muchos cubanos
Amarilis Cortina Rey, Cuba-Verdad
LA HABANA, marzo (www.cubanet.org) - La hemoglobina, esa sustancia que
requiere el cuerpo humano para dar vigor y color a su sangre, escasea entre
muchos de los cubanos que residen en la isla.
"Las causas de este mal pueden ser varias, pero la más común
es la falta de nutrientes que aportan este elemento a la sangre" -opinó
un especialista en clínica que labora en el hospital Julio Trigo, en la
capital.
Para mi sorpresa, el médico añadió: "No te extrañes,
hay muchas personas que andan caminando por nuestras calles con siete u ocho
gramos de hemoglobina y hasta con menos. Hay quienes ni siquiera saben lo que
padecen".
Las cifras normales de hemoglobina, de acuerdo al criterio de médicos
cubanos, oscilan entre 11 y 12 gramos para el sexo femenino, y entre 14 y 15 en
el masculino, aunque en Cuba quien posea diez puede considerarse una persona
saludable.
Los consejos sabios de quienes han vivido muchos años indican que la
hemoglobina se sube ingiriendo alimentos (efectivamente, hay que comer) como
carne de caballo, de res y de carnero, huevos y leche, entre otros, pero ¿qué
cubano que trata de subsistir con los salarios o pensiones que paga el Estado
puede mantener una dieta de ese tipo ni siquiera por una semana?
El valor de una pierna de carnero (que sería lo más asequible)
supera cualquier pensión de jubilado o le gastaría casi todo el
salario al trabajador promedio para alimentarse por tres o cuatro días,
porque la carne de carnero se vende en los mercados llamados "paralelos"
al precio de 23 a 25 pesos por libra.
"En Cuba, padecer de hemoglobina baja es una condición que sólo
se puede solucionar con recursos o relaciones" -afirmó una anciana
que hace años sufre las consecuencias de este mal.
La mujer añadió: "Yo no cojo lucha. Cuando me canso, me
siento". Y dicho esto, se sentó.
Otros con hemoglobina deficiente aseguraron que, "en confianza",
sus médicos le han recomendado que pudieran solucionar la enfermedad si
se consiguen una visa para Estados Unidos de América, aunque sea para un
viaje temporal.
El problema es serio. Para que se tenga una idea del mismo, es común
que en una misma cuadra de Ciudad La Habana hayan tres o cuatro personas
haciendo tratamiento a base de inyecciones para subir su hemoglobina. Pero se
torna más grave cuando se tiene en cuenta que por la libreta de
racionamiento la cuota de carne que se le vende a cada cubano es de media o tres
cuartos de libra de carne de res, según el caso, dos veces al año,
mientras que la de pollo se limita a una libra per cápita cada sesenta días,
aproximadamente.
Las demás carnes desaparecieron prácticamente de la dieta de
la generalidad de los residentes en la isla hace muchos años.
Si se añade al problema que los huevos entran en crisis periódicamente
y que la leche es un producto del pasado, ¿qué opciones le quedan a
los cubanos que no disponen de dólares o pesos en cantidades suficientes
para comprar alimentos adicionales, que son la inmensa mayoría?
La escasez de alimentos aumenta día a día en una sociedad que
ha escogido callar por miedo a la represión y robar por necesidad, por lo
que en el futuro crecerá el número de compatriotas con hemoglobina
en picada.
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