Trenes
bloqueados y trenes franceses
Caridad Cristina Alvarez, Grupo Decoro
LA HABANA, marzo (www.cubanet.org) - Para los cubanos que no pertenecen a la
clase gobernante y para los que no poseen amplios recursos económicos
(que es la inmensa mayoría) trasladarse de un lugar a otro se ha
convertido en una verdadera tragedia. Viajar dentro de la capital, hacia la
capital, hacia otras provincias o dentro de éstas, es sinónimo de
disgusto, agotamiento, fatiga e impotencia de los viajeros, así como el
convencimiento de que el oportunismo es hermano gemelo de la desorganización
creada por el sistema comunista, con sus esquemas de férrea intolerancia
en todas las esferas de la vida. El transporte por tren no está exento de
estos males.
Los trenes bloqueados no son producto del embargo económico de ningún
gobierno extranjero, sino que son aquéllos que la Dirección
Nacional de Ferrocarriles de Cuba determina separar para prestar servicio de
transportación a organismos e instituciones estatales que así lo
soliciten o para cumplir planes gubernamentales. Por supuesto, durante el tiempo
que dura el bloqueo del tren éste no presta servicio a la población,
y por ende, disminuyen las posibilidades de viajar.
Las provincias Camagüey y Villa Clara resultan perjudicadas seriamente
en lo que al tren número dos se refiere, cuya ruta es La Habana-Santiago
de Cuba y viceversa, pues los residentes en estas regiones del país no
tienen capacidades de asientos asignados en este importante medio de transporte,
ni pueden disponer de un coche adicional para solucionar el traslado de
pasajeros.
Por tanto, durante varios días los habitantes de Camagüey y
Villa Clara tienen que hacer fila en espera de algún asiento que no haya
sido ocupado en otra ciudad del país. Cuando en Santiago de Cuba venden
las capacidades del tren (tiene todos los asientos a su disposición)
reporta a Camagüey la cifra de vacantes para el recorrido de ese día,
si las hubiera.
El tren número dos es también llamado El Francés por su
procedencia. Cuando va de La Habana hacia Santiago de Cuba se convierte en el
tren número uno. Los asientos de El Francés son estrechos e incómodos,
lo que se agrava con la distancia tan larga que cubre. Tiene coches de primera
(la diferencia es que sus asientos son reclinables) y coches de segunda.
El precio de los pasajes es de 62 pesos por asiento en primera clase cuando
el tren va de La Habana a Santiago de Cuba, suma muy alta en relación con
el salario promedio mensual del trabajador cubano, que no rebasa los 240 pesos.
La merienda que se vende durante el viaje debe comprarse en moneda nacional
al momento de abonarse el precio del boletín, de lo contrario el viajero
no tendrá otra oferta para poder ingerir algún alimento durante el
trayecto.
Los servicios sanitarios carecen de agua y están deteriorados.
La velocidad del tren es tan lenta como la de los trenes regulares: tarda
ocho horas de La Habana a Camagüey; sin embargo, está considerado el
mejor de los trenes cubanos. Tiene diez minutos de parada en la estación
de Villa Clara e igual tiempo en Camagüey.
Los revendedores de puestos en las filas cobran 50 pesos por un pasaje para
ese mismo día.
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