Conversando
con una turista española
Tania Díaz Castro
LA HABANA, marzo (www.cubanet.org) - Coincidimos las dos en un banco roto de
un parque de la Habana Vieja, ubicado a un costado del Tribunal Provincial, en
las calles Teniente Rey y Zulueta. Ella guardó su cámara fotográfica
en un bolso y sonrió cansada. Momentos antes le había preguntado,
por pura curiosidad, qué la había motivado a visitar Cuba.
"Pues mire usted -me dijo- vine a ver si todo lo que se dice sobre Cuba
es verdad".
Contemplamos los bancos rotos, los canteros llenos de fango, sin césped
alguno, las baldosas del piso levantadas, los muchachos de la escuela aledaña
pobremente uniformados...
Sin pensarlo dos veces, de forma espontánea, entablamos una
conversación que me dio pie para esta crónica sabatina. Comenzó
diciéndome que Cuba siempre había sido un país exótico,
que llama la atención. Su abuelo, oriundo de Santiago de Compostela,
también hizo turismo en La Habana allá por los años veinte
del siglo pasado.
"Pero ahora Cuba es más exótica aún -expresa- con
su socialismo, a los trece años después de desaparecer la Unión
Soviética. Imagínese, un país con una libreta que
distribuye comida a la población y que según he podido escuchar
apenas distribuye nada. ¿Quiere cosa más curiosa? ¡Un gobierno
con 43 años en el poder! Claro, nosotros sabemos lo que significa eso,
con Franco. Pero aquí, tan cerca de la democracia más
perfeccionada del mundo..."
Luego, como para destacar las cosas agradables, me mencionó nuestras
lindas playas, con sus aguas transparentes como cristales, sus arenas suaves y
blancas, nuestras bellísimas edificaciones antiguas, muchas de ellas
restauradas gracias al Historiador de la Ciudad y muy parecidas a las de
Galicia, su provincia natal.
Pero me dijo que le extrañaba mucho que la gente no saliera a las
calles a protestar con las cazuelas vacías como ocurre en Argentina, que
no tengamos acceso libremente a Internet, que tengamos una capital sin luces,
con las aceras y las calles rotas, los balcones cayéndose a pedazos, y
algunos edificios de viviendas coloreados como si fueran tortas de cumpleaños.
Me dice que muchos españoles vienen por las muchachas bonitas, las
que en muchos casos buscan casarse para salir del país. Otros vienen por
otras cosas, hasta por ver cocodrilos disecados.
"Pero en general -continúa diciéndome mi nueva amiga-
muchos vienen a comprobar que no existe tal paraíso socialista, que el
socialismo no es el mejor sistema para vivir. La gente tiene miedo a expresarse,
a dar sus opiniones. No es la primera vez que vengo a Cuba, pero siempre he
sentido una gran tristeza cuando veo a los cubanos caminando en cámara
lenta, sin dinamismo ni acción. Los extranjeros se dan cuenta enseguida,
porque vivimos en países donde el tiempo es dinero y el dinero nos
proporciona confort, un mejor medio de vida. Aquí no sé lo que
significa el tiempo para ustedes. ¿Usted lo sabe?"
Sí, le hablé de la mala pasada que nos ha jugado el tiempo, de
ese misterioso compás de espera que todos llevamos en la mente, del ritmo
que hemos adquirido a través de los años, propio de un sistema que
no avanza. Por último, de la esperanza que poseemos, porque más
temprano que tarde también nosotros tenemos derecho a la libertad.
Esta información ha sido transmitida por teléfono,
ya que el gobierno de Cuba no permite al ciudadano cubano acceso privado a
Internet. CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores, y autoriza
la reproducción de este material, siempre que se le reconozca como
fuente.
|