El misterio
de los televisores Panda
Héctor Maseda, Grupo Decoro
LA HABANA, febrero (www.cubanet.org) - El gobierno de Fidel Castro, como de
costumbre, no pierde la ocasión de obtener beneficios de cualquier país,
principalmente si esas transacciones le permiten realizar alguna jugada de engaño
al pueblo cubano.
Una delegación china de alto nivel visitó Cuba a finales de
2001. Entre los resultados de este encuentro oficial estuvo la concesión
por parte de los asiáticos de un crédito de 100 millones de dólares
para que la parte cubana comprara un millón de televisores a color marca
Panda, así como un lote de piezas de repuesto que cubriría una
buena parte del período de garantía ofrecido por el proveedor.
La transacción se fijó en términos ventajosos para el
gobierno de Castro: amortización a largo plazo con período de
gracia y bajos intereses. Además, cada equipo costaría menos de
100 dólares, precio sumamente atractivo*.
Al cabo de algunos días, funcionarios cubanos especialistas en la
manipulación ideológica, limitando la verdad, anunciaron que 200
mil televisores chinos serían ofertados en la red comercial de Tiendas
Recaudadoras de Divisas (conocidas por las siglas TRD), 700 mil se le venderían
a la población en moneda nacional, o sea, en pesos, y 100 mil se destinarían
gratuitamente a programas sociales, principalmente a los relacionados con la
educación.
A los 200 mil televisores Panda ofertados en dólares en las TRD el
gobierno les fijó el precio de 430 dólares por aparato, por lo que
la utilidad es de 330 dólares, la recaudación general ascenderá
a 86 millones de dólares y la ganancia neta para el régimen de
Castro será de 66 millones de dólares.
A esto hay que añadir que, para garantizar la venta de los
televisores Panda, el gobierno retiró del mercado dolarizado los
televisores de otras marcas.
En cuanto a los 700 mil equipos puestos a la venta en pesos, éstos
tienen un precio de cuatro mil pesos por unidad, lo que al cambio vigente
equivale a la suma de 153.85 dólares cada uno. Por tanto, la recaudación
de estos aparatos ascenderá a 107,7 millones de dólares y la
utilidad neta será de 37,7 millones de dólares.
Estos televisores Panda no podrán ser adquiridos por cualquier
ciudadano, sino que se exige un informe integral del comprador ofrecido por el
Comité de Defensa de la Revolución (CDR) de la cuadra donde
resida, mediante el cual se confirmará la incondicionalidad del
solicitante al sistema comunista, además que éste deberá
demostrar que no recibe remesas de dinero del extranjero. Por último,
cada aspirante a comprar un Panda deberá enfrentar una asamblea de lobos
contra lobos en la cual se analizará su vida y milagros.
Una simple suma demuestra que el régimen castrista obtendrá
193,7 millones de dólares por la venta de los televisores chinos en las
TRD y los concedidos por las asambleas, cuando en realidad al estado le costaron
100 millones de dólares.
Lo cierto es que el gobierno de Castro no le concede gratuitamente al pueblo
cubano el disfrute de 100 mil televisores para que los destine a programas
sociales. No. Es ese mismo pueblo quien los está pagando, a la vez que el
régimen podrá guardar una ganancia de 93,7 millones de dólares,
casi la misma cantidad de capital invertido. Lo demás es pura ilusión
óptica, manipulación de la información.
Nada, que a los funcionarios cubanos no les gusta perder ni a las canicas.
*Las cifras fueron tomadas del periódico Granma, del semanario
Trabajadores y del boletín mensual editado por el Instituto Cubano de
Economistas Independientes (ICEI), número 11, año 1, de fecha 30
de septiembre de 2001.
Esta información ha sido transmitida por teléfono,
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