¿Insurrección
discapacitada?
Manuel David Orrio, CPI
LA HABANA, febrero (www.cubanet.org) - Parece difícil que la prensa
oficiosa informe a la población de lo ocurrido en la tarde del 11 en la
calle Galiano, una de las arterias comerciales de La Habana, cuando un grupo de
discapacitados tuvo un enfrentamiento con la policía que dejó el
saldo de una mujer gravemente lesionada, al pasar un carro patrullero por encima
de una de sus piernas.
Si bien la prensa oficiosa parece que callará, lo que ya es evidente
es que los periodistas independientes no hicieron silencio. Distintos reportes
informan sobre los hechos, en los cuales destaca la falta de profesionalismo de
la policía habanera para tratar con personas discapacitadas en
situaciones como la ocurrida.
No me asombra. En uno de mis artículos me referí a un asunto
aparentemente tan lejano como la mala ortografía que caracteriza a los
gendarmes, síntoma de la falta de profesionalidad apuntada. Pues bien, mírese
adonde conduce ausencia de preparación como ésa.
Quizás conozcan que en situaciones de tensión los
discapacitados pueden ser personas notoriamente agresivas. Su desventaja física
les lleva a responder de ese modo ante cualquier hecho por ellos interpretable
como ofensa, lo cual puede y ha conducido a situaciones como la habida en la
calle Galiano, donde prácticamente hubo un motín, aglomeración,
tránsito interrumpido y coroneles en corre corre.
Según Lucas Garve, de la Cooperativa de Periodistas Independientes,
el origen del suceso estuvo en que unos inspectores comerciales conminaron a un
grupo de revendedores de mercancías a desalojar los portales de la zona.
A partir de ahí se produjo una escalada donde la detención de un
limitado físico -por supuesto, revendedor- desencadenó lo que
condujo al accidente donde una mujer fue lesionada. Lo demás es típico:
la población se solidarizó y reaccionó.
¿Ocurre por primera vez? No. En 1995 se produjo un altercado similar en
la Estación de Trenes de La Habana, y a lo largo de estos años se
han reportado hechos parecidos. Por lo tanto, llueve sobre mojado y la pregunta
que se impone es si el gobierno capitalino ha sido capaz de dar soluciones de
fondo al terco hecho de que existen discapacitados operando en la economía
informal habanera.
Quien escribe es limitado físico. Muchos de mis hermanos de
adversidad han encontrado vías para integrarse a una vida social -incluso
con ayuda estatal- pero otros o son marginados o se están automarginando,
y sería muy bueno saber por qué.
Respuestas policiales no dan solución a este problema, más
cuando -como en toda comunidad humana- hay ciertos discapacitados cuyo único
oficio es el de medrar a costa de su limitación, lo cual quiere decir en
buen castellano de Cuba que son unos perfectos descarados.
Sólo si se indaga en esas profundidades podrá saberse qué
está pasando y qué hacer, para apuntarlo en términos de una
gobernabilidad obligada a transitar, al menos, por el respeto a la Constitución
vigente, por muy criticable que ésta sea. Asunto esencial en la integración
de un limitado, en las condiciones cubanas, es brindarle facilidades de
transporte. Pues bien, a resultas de disposiciones flagrantemente
anticonstitucionales, un discapacitado en capacidad de conducir una bicicleta
dotada de motor eléctrico ni siquiera puede adquirirla, para no mencionar
motocicletas o automóviles comprables al Estado. Y no por ser limitado físico,
sino porque es cubano. Si fuera extranjero, sí.
Entonces, como nunca, emerge una sabia frase que circula entre mis hermanos
de adversidad: "La limitación es física; la discapacidad, es
social". Sobre todo, cuando los policías son poco profesionales.
Esta información ha sido transmitida por teléfono,
ya que el gobierno de Cuba no permite al ciudadano cubano acceso privado a
Internet. CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores, y autoriza
la reproducción de este material, siempre que se le reconozca como
fuente.
|