¿Radio
Martí en la encrucijada?
Manuel David Orrio, CPI
LA HABANA, febrero (www.cubanet.org) - Por estos días la nostalgia me
anda cerca. Gracias a la ayuda de unos amigos he podido acceder al magnifico
archivo de CubaNet y rescatar para mi papelería todo lo que publiqué
en esa página web durante 1996 y 1997, perdido cuando en este último
año fui víctima de un registro de la policía política
cubana.
Entre esos escritos hoy rescatados de la censura del gobierno de Fidel
Castro se encuentra uno de 1996, el cual me ha llamado la atención por su
dolorosa actualidad, a juzgar por comentarios y opiniones de colegas del
periodismo independiente. Su título es "Concilio Cubano: la censura
en Radio Martí".
En este escrito critiqué a la emisora por no informar sobre hechos
acaecidos en el seno del que fuera foro de la oposición a Fidel Castro, y
condené el negativo rol jugado entonces por la que aún es hoy una
de las pocas fuentes de información alternativa al modelo de prensa
oficiosa de Cuba, dirigida al isleño de a pie. Sencillamente, Radio Martí
ocultó a sus oyentes lo que estaba ocurriendo en Concilio Cubano, para así
contribuir a la muerte sin glorias del que fue un momento crucial en las luchas
pacíficas por hacer de la isla un Estado regido por normas democráticas
internacionalmente aceptadas.
Doloroso apuntarlo, duro admitirlo: si dentro de Cuba, particularmente entre
los periodistas independientes, existe consenso en favor de que Radio Martí
debe ser una emisora consagrada a reflejar todas las tendencias políticas,
brindar un espacio a todas las voces y devenir ágora de la diversidad
censurada dentro de Cuba, lo cierto es que nunca como ahora se está más
lejos de esa aspiración.
Cada día, más acusadamente, Radio Martí está
tomando un giro hacia las posiciones de la extrema derecha del exilio cubano. Y
conste, por lo menos en tres ocasiones periodistas independientes
representativos han expresado preocupación por semejante escora a
estribor, y lo han hecho donde se debe, como se debe y cuando se debe.
No sólo han sido marginados por la emisora disidentes políticos
de renombrada trayectoria y establecido crédito, así como
periodistas independientes cuyo rigor profesional ni siquiera discute Fidel
Castro en persona (recordar el primero de noviembre de 1999) sino que Radio Martí
ha convertido en "estrellas" de su programación a algún
que otro individuo que dentro de Cuba goza de pésima reputación en
el movimiento por los derechos humanos. Si se quieren pruebas, algunas de ellas
pueden ser aportadas por personal de plantilla de la emisora con motivos
sobrados hasta para resistirse a grabar sus reportes.
Pregunta lógica es por qué tales individuos disponen de tantas
oportunidades. Muy sencillo: conocida es su abierta adhesión al sector más
duro de la derecha cubana exiliada, por lo que vale interrogar si para la actual
dirección de Radio Martí es más importante la opinión
política que la credibilidad. Por lo menos en uno de esos casos, no será
la primera vez que una de esas "estrellas" crea graves problemas al
periodismo independiente cubano, públicamente desmentidas por los
supuestos entrevistados y sin que tal personaje haya presentado descargos mínimamente
creíbles.
Radio Martí es propiedad del gobierno de los Estados Unidos; este
hecho le crea por definición un conflicto de interés que la obliga
a una política informativa y editorial de exquisito equilibrio entre
todas las tendencias políticas presentes en la realidad cubana. Desde
1996, por lo menos, Cuba espera que se eleve hasta esas alturas.
¿Tendrá alas para hacerlo?
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