El presidente de México, Vicente Fox, puso ayer punto final a un
viaje de Estado a Cuba anunciando, a través de su canciller, Jorge G.
Castañeda, que México no apoyará ninguna moción
contra el régimen de Fidel Castro en la Comisión de Derechos
Humanos de las Naciones Unidas.
Felipe Jiménez - Ciudad de México.-
La Razón, martes 5 de febrero de
2002.
Soplan nuevos aires entre La Habana y la Ciudad de México. Al menos
así lo ha proclamado a los cuatro vientos el ministro de Asuntos
Exteriores mexicano, Jorge G. Castañeda, quien anunció ante la
Prensa que México no respaldará ninguna moción contra Cuba
en el seno de la Comisión de Derechos Humanos de la Organización
de las Naciones Unidas (ONU), que tiene previsto reunirse en abril próximo
en Ginebra (Suiza).
El responsable de la diplomacia mexicana rechazó presuntas
presiones del Gobierno de Estados Unidos en ese sentido y advirtió que México
«votará sobre los proyectos que presenten otros en función
del contenido de esos proyectos. Y si se parecen a los del año pasado,
pues probablemente el voto mexicano también se parezca al del año
pasado». Hay que recordar que el Gobierno de México decidió
abstenerse en la votación que condenó a la dictadura cubana en la
pasada sesión de la Comisión, celebrada en abril de 2001, por sus
sistemáticas violaciones a los derechos humanos.
A pesar de lo contundente y el alcance de lo anunciado por el canciller
Castañeda, Vicente Fox tuvo tiempo para recibir a un grupo de disidentes
cubanos antes de tomar el avión de regreso a México, un aparato
distinto, por cierto, al que lo llevó a La Habana, ya que se detectaron
fallos en el sistema eléctrico de ese primer avión.
En total, el presidente de México se reunió por espacio de
unos exiguos quince minutos con un reducido ¬pero representativo¬
grupo de representantes de la disidencia cubana. El esperado encuentro se celebró
en la propia sede de la legación mexicana en La Habana y Fox estuvo
acompañado por el subsecretario para América Latina de la
Cancillería mexicana, Gustavo Iruegas.
Martha Beatriz Roque, Elizardo Sánchez, Oswaldo Payá, Raúl
Rivero, Manuel Cuesta Morua y Héctor Palacios figuraron entre los
opositores al régimen castrista recibidos por Fox, quienes le expusieron
sus temores sobre el presente y el futuro de la situación política
en la isla.
Las declaraciones oficiales, sin embargo, fueron por otra dirección,
marcadamente favorable a Fidel Castro y a lo que representa: «Acabó
la relación con la revolución cubana y se inician las relaciones
con la República de Cuba», declaró el canciller Castañeda
al hacer un recuento del viaje. «La postura mexicana de hoy no es la
postura del pasado», aclaró Castañeda en una clara referencia
al enfriamiento que sufrieron los lazos entre La Habana y México durante
la gestión de Ernesto Zedillo al frente de la Presidencia de México
(1994-2000). «Es el fin de la relación epopéyica»,
sentenció el canciller.
En el transcurso de la visita, Fox sostuvo varios encuentros con Castro,
quien después del recibimiento en el Palacio de la Revolución la
mañana del domingo decidió acompañarlo en todas las
actividades que tuvo programadas.
Frío al inicio y después completamente arropado por Fidel,
Fox expresó durante las conversaciones su deseo de que se produzcan
avances en materia democrática y de derechos humanos en la isla. Al
respecto, Castro replicó que esos son asuntos internos de enorme
sensibilidad para su Gobierno y que Cuba no necesitaba lecciones de nadie.
Según señaló la delegación mexicana, la
visita estuvo articulada en torno a tres temas: diplomacia, comercio, la situación
de Venezuela, Colombia y Argentina, así como los derechos humanos. Castro
y Fox recorrieron juntos La Habana Vieja, donde grupos de cubanos lanzaron esporádicos
gritos de «¿Fidel, Vicente, el pueblo está presente!».
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