Juan Jesús Aznárez, Enviado Especial | La
Habana. El País, Madrid, 4 de
febrero de 2002.
El presidente mexicano, Vicente Fox, llegó ayer a Cuba para apaciguar
una relación bilateral hostil, durante la presidencia de Ernesto Zedillo
(1994-2000), y agitada, en el primer tramo de la gestión del empresario
vencedor del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en las generales de
julio del año 2000. El programa oficial no incluye una reunión con
los disidentes cubanos, pero podría efectuarse hoy, según fuentes
mexicanas.
Fox no fue recibido por Fidel Castro, con quien se entrevistó después
en el Palacio de la Revolución, sino por su canciller, Felipe Roque, y
esa ausencia en la terminal evidenció el distanciamiento. Las relaciones
han sido 'un poco frías', admitió Fox en una entrevista con
periodistas cubanos.
Las declaraciones de vísperas del portavoz de la cancillería
mexicana, Gustavo Iruegas, rechazando el término de 'disidentes' por el
de 'activistas' que disfrutan de libertad de movimientos, demuestran las
intenciones de México de evitar choques y nuevos frentes en política
exterior cuando acaba de ser elegido miembro del Consejo de Seguridad de la ONU.
La visita presidencial mexicana, primera desde 1994, es de apenas 24 horas, con
un séquito reducido, acometida con pies de plomo, y destinada a romper el
hielo. Las partes abordarán la posibilidad de colocar inversiones
mexicanas en el sector energético cubano. Durante el mandato de Zedillo,
quien acusó a la revolución de haberse constituido en dictadura, México
dejó de ser el primer socio comercial de Cuba en América Latina, y
las inversiones aztecas cayeron del primero al séptimo lugar.
La visita viene precedida por las reclamaciones de quienes, desde Miami,
Washington o México, acusan a Fox de incumplir la palabra dada después
de su investidura, esto es, la defensa de los derechos humanos y la entrevista
con los disidentes. También le apremian, fundamentalmente desde la
izquierda mexicana o la prensa, quienes desdeñan la representatividad de
la oposición interna y consideran que la reunión dañará
las relaciones políticas y comerciales con Cuba. Fox llegó acompañado
por el ministro de Relaciones Exteriores, Jorge Castañeda; el portavoz
del Gobierno, Rodolfo Elizondo; el general jefe del Estado Mayor presidencial y
el empresario Carlos Slim.
La mayoría de las preguntas efectuadas en México a Gustavo
Iruegas insistieron en conocer si se efectuará una reunión del
presidente con los grupos que piden una transición pacífica hacia
el pluralismo. 'Ni sí, ni no, es la respuesta'. En rueda de prensa, el
funcionario subrayó que su Gobierno no desea entrar en una polémica
sobre el asunto, que está en la prensa, dijo, pero no el programa
oficial. 'Se refiere usted a la disidencia. Nosotros no usamos esa palabra. En
todo caso, hablamos de activistas de diferente grupos', precisó a un
corresponsal, 'que son personas que están en libertad, que se mueven, que
viajan al extranjero, que yo no diría que tuvieran motivo especial de
dificultad'.
Las relaciones diplomáticas entre los dos países sufrieron un
revés coincidiendo con la votación de la Comisión de
Derechos Humanos de la ONU, en abril del pasado año en Ginebra, que
condenó a Cuba. México se abstuvo, y La Habana acusó a
Castañeda de haber maquinado para conseguir la condena, y de servir a
Washington. 'Están ardidos (escocidos)', reaccionó el ministro,
miembro del Partido Comunista de México en su juventud, y una de cuyas
prioridades es estrechar las relaciones con EE UU para, entre otras metas,
suscribir con su Administración un acuerdo migratorio que legalice la
situación de tres millones y medio de compatriotas ilegales. Para Felipe
Roque las relaciones 'están saliendo lentamente del letargo'.
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