Un destino
mejor
Fara Armenteros, UPECI
LA HABANA, abril (www.cubanet.org) - Pedro Tápanes Gutiérrez,
un negro alto de 37 años, manifestó: "Siento acumulada dentro
de mí la tristeza y la rebeldía de mis antepasados porque como
ellos he sido marcado por la injusticia y la brutalidad. Ellos sufrieron el
maltrato de sus amos, y yo el de los que creí eran mis hermanos".
Matancero al fin, a Tápanes le gusta la rumba y disfruta el espectáculo
del grupo folklórico Los Muñequitos de Matanzas. "Pero no
tengo tiempo ni ánimo para la distracción" -apuntó.
Este hombre pudo ser atleta de alto rendimiento, pero cuando terminó
el nivel preuniversitario en una escuela de perfeccionamiento atlético
fue llamado al servicio militar obligatorio y entrenado como paracaidista. Después
se negó a participar en la guerra de Angola y lo condenaron a tres años
de cárcel.
Cumplió la condena en la prisión llamada Taco Taco, ubicada en
la provincia Pinar del Río, donde entre otros maltratos fue golpeado por
el capitán Manuel Cordero y tres funcionarios más del orden
interior. Tápanes fue agredido porque se negó a repetir consignas
revolucionarias (pro castristas).
"En esa ocasión -recuerda Tápanes- me causaron una
herida con una bayoneta que me dañó tres tendones. La mano derecha
me quedó limitada para siempre".
En 1993 Tápanes intentó huir de Cuba pero fue arrestado y
condenado nuevamente. Esta vez a cuatro años de encarcelamiento.
A finales de 1999 Tápanes fue detenido en su casa a las cuatro de la
madrugada. El hombre dice cómo fueron los hechos: "Fue una operación
conjunta de la Seguridad del Estado, el Departamento Técnico de
Investigaciones y de la Policía Nacional Revolucionaria. Me tuvieron
cuatro días encerrado. Me acusaron de prepararle un atentado a Yadira
García Vera, entonces primera secretaria del Partido Comunista en la
provincia Matanzas. Me golpearon salvajemente porque decían que yo era un
'potencial delictivo'".
Al cuarto día de estar encerrado, agentes de la policía política
se presentaron en la casa de la madre de Tápanes para decirle que su hijo
sería condenado a veinte años de prisión en esta ocasión.
"Mi madre era diabética. Los agentes lo sabían. Cuando le
comunicaron la noticia, ella cayó al suelo y se golpeó la cabeza.
Tuvo que ser trasladada de urgencia hacia el hospital. Me liberaron y me
llevaron al hospital donde ella permanecía. Durante el camino trataron de
explicarme que me habían encerrado cuatro días por motivos de
seguridad, pues se esperaba la visita de altos funcionarios del gobierno en la
provincia, razón por la que habían arrestado a 'todo el personal
delictivo'" -expresó Tápanes.
Horas después de ser liberado, la madre de Tápanes murió.
"Yo culpo de la muerte de mi madre a la policía política
y al gobierno de Fidel Castro" -denunció.
El 27 de enero de este año Tápanes fue arrestado mientras
cenaba en su domicilio. Lo condujeron a la cárcel Combinado del Sur de
Matanzas, lo encerraron en una celda esposado, tres funcionarios lo proyectaron
contra el piso, lo golpearon y le dejaron las esposas puestas hasta el día
29 de ese mes, cuando lo liberaron. Este trato cruel lesionó una de las
muñecas de Tápanes.
Ahora tiene una mano lisiada y en la otra el trauma óseo que le
provocó estar tantos días esposado.
Días después de su liberación Tápanes realizó
una reunión en el patio de su casa. Había 23 personas más.
Cuando el negro hablaba de sociedad civil y de derechos humanos, la policía
política allanó la vivienda, desalojó por la fuerza a los
presentes y se llevó detenido a Tápanes.
"Trataron de hacerme firmar un acta en la cual supuestamente yo decía
que renunciaba a las actividades a favor de los derechos humanos en Cuba. Como
no la firmé, me amenazaron con echar a mi esposa de su empleo"
-reveló Tápanes.
Activistas defensores de los derechos humanos consultados opinan que la
integridad física de Tápanes corre peligro y la de su familia
también.
"Las golpizas que he recibido de la policía me han dolido, pero
más me dolió la muerte de mi madre. Yo no sabía que existían
hombres crueles que disfrutan el dolor que le infligen a otros hombres. Ya sé
de ellos, pero no podrán impedir que la libertad se abra paso, que mis
hijos tengan un destino mejor" -concluyó el activista Tápanes.
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